
Neymar y Sergi Roberto tuvieron espacios
Youri Djorkaeff fue un delantero destacado de los noventa que con los años, de forma progresiva, fue encaminándose hacia la mediapunta. En sus épocas más próximas al arco rival no fue un rematador abrumadoramente copioso, pero sí un definidor de gesto muy veloz. Su perfecto nivel técnico ante el portero necesitaba poco espacio y menos tiempo. Lo único que precisaba eran referencias. Por eso, el lionés tenía por costumbre saltar al campo antes de jugarse los partido y acercarse a los paneles publicitarios de detrás de las porterías: “Hoy el gol es rojo”, “primer palo azul y segundo amarillo”, se diría para sí semana tras semana por los estadios de Francia e Italia para no perder tiempo en encañonar una vez el encuentro ya estuviera en marcha. La anécdota de Djorkaeff y sus referencias en el remate quizá pueda servir a propósito de una de las cuestiones que están marcando el inicio de temporada del Barça: su poca puntería.
No puede haber duda que aspectos como el azar y la lógica puesta a punto que es la que al final permite llegar al lugar y en el momento justo pesan más que ninguno, pero también que la forma como llega este año el Barça a sus situaciones de remate, en cierta medida, es distinta. El sábado, además, por partida doble. Por un lado faltaba Messi como antes faltaron Neymar y Jordi Alba, las tres piezas que intervienen en la jugada madre del ataque culé, y por el otro visitaba el Camp Nou el Rayo de Paco Jémez y eso siempre depara un escenario de partido digamos que singular, pues como suele suceder siempre que se mide a F.C.Barcelona, Real Madrid o Atlético de Madrid, el conjunto vallecano modificó su propuesta habitual. La extremó sacando del once a su pieza de contención en mediocampo -Baena-, arriesgando como no arriesga en los planteamientos de diario a la hora de sacar el balón jugado y, en definitiva, abriendo en canal el encuentro lo que, a un lado y a otro del campo, deparó situaciones de juego, hasta cierto punto, irreales. Con la relación entre causa y efecto suspendida, se alternaron las llegadas y los espacios se regalaron en ambas direcciones, siendo los visitantes los primeros en aprovecharlo merced a un desajuste a la salida de un córner provocado, en parte, por la ausencia de Iniesta. Andrés es el hombre que por regla general cubre el lanzamiento en corto cuando el rival sirve un saque de esquina, y sin él alguien no estuvo atento a su nuevo cometido permitiendo que el balón regresara a Bebé sin oposición alguna.
Pese al gol y a la ventaja, sin embargo, como acostumbra a suceder en estos casos, era prácticamente imposible que el peso de las piezas azulgranas en ataque no terminara imponiéndose en un contexto con tantos espacios, situaciones de uno contra uno y en las que batir una línea implicaba desarmar a la propuesta rayista. Si la pasada temporada este encargo recayó en los pies más finos del mediocampo, con Xavi en Qatar e Iniesta en la enfermería Sergi Roberto les substituiría, pero no como arquero sino como repartidor. El de Reus, que en sus tramos de más angustia como integrante de la primera plantilla sufrió en un mediocampo al que se le negaba el espacio, el sábado disfrutó de cuantos quiso para recoger el esférico en la base, conducirlo con el aplomo que viene exhibiendo en el lateral y que le llevó desde el filial al primer equipo, y entregarlo superada la línea de medios del Rayo a alguno de sus compañeros de ataque. A poder ser a Neymar, que sin Lionel Messi y desde el segundo tiempo ante el Bayer Leverkusen ha asumido el mandado como heredero del rey erigiéndose en la nueva pieza principal de los ataques del Barça. A la manera de las noches con la canarinha y las madrugadas en el Santos, aprovechó los espacios que le brindaba el Rayo y las situaciones de mano a mano para tocar mucho balón, buscarlo entre líneas, combinar y desbordar a su par inventando un nuevo recurso en cada ocasión. Llorente, Nacho y compañía no acertaron a aprenderse la respuesta porque en todas las acciones la pregunta fue distinta.
La amenaza constante de los locales más allá de la divisoria, no obstante, no implicó, como suele ocurrir, una respuesta de su rival que la tuviera en cuenta. El Rayo la manta la agitó ante la zaga del Barça, y como ésta en un partido abierto en el que tenga que ejercer en campo propio sufre, ofreció la posibilidad a su adversario de llevar peligro sobre el arco de Claudio Bravo. Otra vez, la evidente diferencia de nivel se hizo valer, pues aunque Alba y Busquets prefieran defender lejos del área, Mathieu se mostrara irregular en su función de reforzar el área y tanto Alves como Piqué no estuvieran a su mejor nivel, el guardameta chileno brilló antes los intentos franjirrojos.