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Guardiola, el City y la Premier League

MANCHESTER, ENGLAND - FEBRUARY 14: A Pep Guardiola scarf is carried outside the ground prior to the Barclays Premier League match between Manchester City and Tottenham Hotspur at Etihad Stadium on February 14, 2016 in Manchester, England. (Photo by Clive Brunskill/Getty Images)

Guardiola, el City y la Premier League

A lo largo del último cuarto de siglo, dos títulos de campeón de Europa tuvieron como punto de partida una derrota contra el F.C.Barcelona. El más reciente de los dos, el Bayern Múnich, se convenció en 2009 de la necesidad de un renacer tras claudicar sin opción a réplica ante un Pep Team entonces todavía no testado, con la misma rotundidad que, en Liga, caían Málaga, Deportivo o Almería cuando visitaban el feudo catalán. Con Pep Guardiola en un banquillo y Jürgen Klinsmann en el otro, los azulgranas coronaron su primera gran noche europea del proyecto con un incontestable 4 a 0 para el que no necesitaron más de 45 minutos, con un doblete de Messi y tantos de Samuel Eto’o y Thierry Henry. Aquella primaveral noche en Barcelona, ante Leo Messi y sus secuaces, el Bayern decidió evolucionar, actualizarse a los nuevos tiempos y emprender un camino que, Louis Van Gaal mediante, le llevaría cuatro años más tarde a conseguir con Heynckes el primer triplete de su historia, y a pretender cerrar el círculo con la llegada del propio Guardiola al banquillo muniqués.

Cuatro años es también el tiempo que tardaría el Manchester United en levantar la Copa de Europa después de otro 4 a 0 en el Camp Nou que asumió como lección. En su caso ante el Dream Team de Cruyff, un Barça que en 1994 en lugar de germinar languidecía, y en la última gran noche de un equipo que al año siguiente emprendería su interrumpida reinvención. Pese al buen momento de juego y resultados que atravesaban en Inglaterra, los de Alex Ferguson no encontraron respuesta al ritmo culé, a la inspirada pareja formada por Romário y Hristo Stoichkov, ni a la sorpresa de Jordi Cruyff en banda izquierda. Era otro fútbol. El impacto de la derrota, la más cruel en las ocho temporadas que llevaba el escocés en el banquillo de Old Trafford según sus propias palabras, no sólo golpeó al United sino que por extensión, y como su representante en la máxima competición continental, también al conjunto del fútbol inglés. «Nuestra humillación«, titularía su crónica el rotativo Daily Express, asegurando en ella que «el búlgaro del Barcelona demolió la reputación mundial del United y del estatus del fútbol inglés«; The Guardian, por su parte, señalaría que «el Manchester se encontró la pasada noche en una Champions League diferente; por momentos parecía un mundo distinto. El estilo y la calidad de la victoria del Barcelona coloca a los campeones ingleses en una deprimente perspectiva«; y no fueron pocos los medios ingleses que poniendo de relieve el contraste entre ambos conjuntos, se referirían al azulgrana, tras aquella noche de 1994, como «un equipo del siglo veintiuno«.

Aquel mismo verano, Paul Ince, Mark Hughes y Andréi Kanchelskis abandonaron Old Trafford, mientras que Gary Neville, Nicky Butt y David Beckham se asentarían en el once red devil. Al siguiente les llegó el turno a Phil Neville y Paul Scholes. Ferguson, incluso, terminaría haciéndose con los servicios de Jordi Cruyff, uno de sus verdugos -el más emblemático-, antes de completar su particular círculo levantando su primera Copa de Europa en el banquillo mancuniano venciendo al Bayern Múnich sobre el césped del mismo Camp Nou que le convenció del cambio.

TOPSHOT - Spanish football manager Pep Guardiola speaks to Manchester City fans as he is officially unveiled as the club's new manager at the City Football Academy in Manchester, north west England on July 3, 2016. / AFP / OLI SCARFF (Photo credit should read OLI SCARFF/AFP/Getty Images)

Foto: OLI SCARFF/AFP/Getty Images

Si hay en Europa un equipo que, en los últimos años, ha podido vivir un episodio equivalente tras enfrentarse al F.C.Barcelona, éste es el Manchester City. En su caso, más que de un sólo golpe, hablamos de una reiteración, de dos cruces para un total de cuatro enfrentamientos que dibujaron una brecha entre ambos conjuntos que iba más allá del acierto o la calidad que pudiera atesorar cada uno. Se trató de episodios que trascendieron la posibilidad siempre asumida de la derrota, y es que los de Pellegrini no sólo perdieron ambas eliminatorias porque el Barça fuera mejor que ellos, sino también porque el City no las podía ganar. El relato de la primera tuvo que ver con la confrontación de dos grandezas competitivas casi contrapuestas. El Barça del Tata Martino, herido en lo individual y dubitativo en lo colectivo, se impuso a un City dominador en su liga con la jerarquía del campeón que recientemente había vencido más que nadie y que lo había ganado todo. Ni el escudo ni la camiseta eran lo mismo. No asustaban igual. No fue una disputa entre ganadores igual de grandes. Por su parte, la eliminatoria que los enfrentó un año más tarde, esta con un Barça que nada tenía que ver con aquel Barça perdido de un año atrás, se ensañó con la distancia táctica que existía entre unos y otros. La Liga española aprendió jugando contra Leo Messi, Guardiola por haberlo tenido, y franceses, italianos o alemanes de ver qué hacían los demás para enfrentarlo. Pero la cultura Premier, encarnada en un conjunto citizen estratégicamente naif, frente al argentino ni dio respuesta ni pareció poder darla. Ni reducción de espacios, ni ayudas defensivas, ni sujeción a la hora de meter el pie… el patio de recreo de La Pulga.

Con la llegada de Pep Guardiola a su banquillo, el Manchester City pretende actuar, ahora, directamente sobre las decisivas desventajas que pusieron de relieve aquellas dos eliminatorias contra los catalanes, y que son las que hoy más alejan a los skyblue del objetivo que como club se marcaron hace ya siete años. El de Santpedor, como aquel Barça que en 2014 le asestó el primer golpe al City, es un técnico aferrado y construido a partir de la victoria, que para buscarla no cuenta con un estilo más eficaz que otros pero sí con uno que, en nuestra época, otorga a sus equipos un halo del que sin él carecen. Sean mejores o peores que su rival, siempre parecen el equipo grande. Siempre, pero siempre, tienen el esférico más tiempo que su oponente, siempre asumen la iniciativa, siempre usan sus armas como escudo y siempre se guardan algún as en la manga con el que redoblar la presión ofensiva sobre alguna de las debilidades de su adversario. Son ellos los que fijan el marco del encuentro. Durante el mismo podrán ser peores y/o caer derrotados, pero son los que mueven primero. Se jugaba a lo que decía el Barça, se jugaba a lo que decía el Bayern y, esperan en Manchester, se jugará a lo que diga el City.

«Yo intentaré convencer a los jugadores, a toda la gente del vestuario, del estilo que siento. No puedo ganar sin transmitir aquello que siento, y siento lo que siento». Josep Guardiola, junio de 2008. 

Con sus matices y adecuaciones, que las tiene, Guardiola es un técnico insobornable respecto a su idea de juego y a las formas de llegar a ella. No vaciló poniendo ambas en práctica tanto en una Barcelona donde su plan era idioma común como en un Múnich culturalmente muy distinto a la escuela en que se formó. Cabe suponer, atendiendo al personaje y a su historia, que ni Manchester ni la Premier vayan a ser una excepción. El campeonato inglés afronta un año con los focos puestos en los banquillos, después de que el histórico título del Leicester City no camuflara con su inequívoco carácter de gesta lo que fue, también, el punto más bajo alcanzado en mucho tiempo por el torneo inglés en cuanto a laxitud táctica. La Premier League es el cruce de dos fuerzas que tiran de una misma idea. Por un lado un potencial económico inigualable para el resto que le confiere una ventaja estratégica ya palpable y que se fundamenta en el atractivo de una competición en la que un candidato al descenso puede salir campeón, y por el otro la necesidad de que, para que esto ocurra, el campeonato favorezca que tener a Rooney, Silva, Özil, Hazard, Alexis Sánchez, Agüero o Diego Costa no sea más que tener a Vardy, Ighalo, Payet, Ayew o Wes Morgan. El espíritu del Boxing Day.

No fue casual que los dos triunfadores de la temporada pasada, el Leicester de Ranieri y el Tottenham de Pochettino, fueran también los dos equipos que más ejercieron como tal. Los dos con más concepción y estructura de conjunto. En un torneo entre salvajes, fueron la ilustración. De formas muy distintas los dos, dieron relevancia a un orden táctico que nadie más tenía y que sólo por el hecho de poseerlo les confirió ventaja frente a los demás. En esta competición es que ha aterrizado Guardiola, con un lienzo en blanco que es el City y un marco, que es la Premier, que jugará un doble papel. La personalidad arraigada al campeonato empujará y tratará de absorber al catalán como antes ha hecho con otros: mientras que en el Bayern le tocó nadar contra la corriente de un club histórico, ahora lo hará contra la cultura de una liga entera, además de la más apegada a sus tradiciones. Si aún así logra remontar el curso e impone su discurso, si su City es un City de Pep, o el resto cambia con él o Guardiola puede escaparse. Por eso junto a él en la Premier han aterrizado José Mourinho y Antonio Conte sumándose a Jürgen Klopp. Porque Pep, donde Ranieri y Pochettino, tendrá mejores piezas a las que, si el equipo es permeable a su impronta táctica, dotará del respaldo colectivo que necesitan para pesar más que las de los demás. Guardiola o el espíritu del Boxing Day, ¿quién podrá más?

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– Foto: Clive Brunskill/Getty Images

Comments:4
  • Iniesta10 16 agosto, 2016

    Promete estar emocionante la Premier con Pep y Mou. Dogmatismo pragmático y Pragmatísmo dogmático frente a frente otra vez.

    Parece que Pep va a fichar a Claudio Bravo, quizás es una buena opción para todos, me sabe mal, pero quizás es lo mejor. … Aunque reforzaremos a un rival, pero bien, es una buena salida para los dos porteros del Barça, y también para los dos clubs.

    Este año creo que seguiré un poco la Premier, al menos al City, al que le deseo lo mejor, pero siempre, claro está, por detrás del Barça

    Reply
  • Luis Glez. 16 agosto, 2016

    Promete mucho esta edición de Premier League, ahora más que nunca parece que en la globalidad se va a dar un salto táctico, (al menos por medio, a priori, de Mourinho, Guardiola, Klopp, Pochettino, Ranieri (si mantiene a su bloque al menos para competir de mitad de tabla hacia arriba), Conte, etc., así como una consiguiente respuesta en clubs más pequeños que unidos a la calidad que atesoran arriba siempre pueden dar un susto.

    También mencionar que por primera vez Guardiola se enfrenta a una liga en que un partido que se te atasque te pueden meter en un lío porque cada equipo tiene un elemento, mayor o menor, de desiquilibrio arriba.

    A sentarse y a disfrutar.

    Reply
  • Roque 16 agosto, 2016

    Stones, Sane, Gabriel Jesus… son jugadores muy jovenes parece q han fichado para medio largo plazo, creeis que Pep vaya a alargar mas su estancia en Manchester que en el Bayern o el Barça?

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  • oscar 18 agosto, 2016

    @Roque
    pues no lo descartes pero no por fichar jovenes, que pienso que eso es politica de club, sino porque la sintonia con Txiki imagino debe ser total. Veo muy dificl que destituyan a Pep si en los dos proximos años no gana nada (Ahi tenemos el precedente de Mancini, y ademas con un juego muy plano) y veo tambien dificl que en los proximos tres años Pep no gane Champions o Premier.

    Los equipos ingleses estan fichando muy buenos entrenadores, la situacion actual me recuerda a la de hace unos 10 años cuando se juntaron Wenger, Mou, Fergusson y Benitez en la Premier y eso se noto en Champions con varios titulos y algun año con tres semifinalistas. Apasionante lo que se nos viene encima.

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