
El jinete azul
En la celeste noche de Vigo, el Celta de Eduardo Berizzo necesitó poco más de media hora para vestir de tinieblas un partido que el Barça no descubrió por sorpresa. Los locales, fieles a la cita con la intensidad en la prisión y el riesgo en la vigilancia, repitieron la receta de anteriores victorias suculentas, a sabiendas que ante la latosa dificultad mostrada en el arranque de Liga a la hora de generarse sus propias ocasiones de gol, la posibilidad de un robo alto que se produjera con el rival expuesto y sus delanteros cerca del festín, le solucionaba buena parte del problema. Y fue tal cual, pues aunque la elección de las piezas, con Arda y André Gomes en el lugar de Iniesta y Rakitic, llevara a imaginarse a un Barça sorteador que virase hacia una respuesta menos ortodoxa en la que salir jugando desde atrás no fuera un imperativo inquebrantable, los de Luis Enrique ahondaron en la escalada paciente y controlada pero con cuerdas que la montaña celtista fácilmente podía erosionar.
La presión de los gallegos, ya demostrada como exitosa en los precedentes, exigía perfección, y el inicio de la jugada culé no sólo no lo fue sino que quedó empapado de dificultad. La presencia de dos interiores poco expertos en las rutas de inicio barcelonistas y cuya técnica y comportamiento táctico todavía no se adecúan a lo que requiere la salida del Barça, la pérdida -como el miércoles- de referencias adelantadas en banda a las que abastecer fácilmente a pocos metros del área contraria, y con ello la imposibilidad tanto para cruzar como comodidad la divisoria como para juntarse tras ella una vez superada, dieron con un Barça partido y castigado en lo individual y lo colectivo. Sólo cuando Jérémy Mathieu podía alcanzar un peldaño superior en salida y situarse en mediocampo a la altura de Busquets, ganó estabilidad el juego visitante. Cuando no, el encuentro se sucedía entre pérdidas sin amparo y un escenario táctico que hacía muy difícil la corrección. Jordi Alba, extremo en ausencia de uno, eliminó uno de los cojines que debían amortiguar la caída, y Sergio Busquets, inmisericordemente abandonado, sin que el juego le hubiese permitido el espacio donde es fuerte, se estremecía como el último árbol del bosque.
Iago Aspas talló en él un corazón y se dispuso a talarlo, mientras en las alas Pione Sisto aprovechaba la espalda de Alba y Theo Bongonda hacía recular a la de Sergi Roberto. Se jugaba en la mitad que defendía el Barça, custodiada cuando pudo por dos líneas de cuatro que vieron a André Gomes en el centro, y a Luis Suárez y Neymar -de nuevo centrado- como un anhelado destino con el puente serrado. En once minutos del primer tiempo se terminó el partido. Pero como el efecto del azul, decía Wassily Kandinsky, se potencia al oscurecerlo, cuando más manchaba la atmósfera de Balaídos el ánimo visitante, junto a Andrés Iniesta, entre tanto celeste, emergió el jinete azul, azul oscuro, para convencer a propios y extraños de las opciones de lo imposible. Para Piqué, cuanto peor, mejor. Él cree antes que nadie, y cuando lo hace contagia. A quienes quieren creer como él y a quienes temen en lo que Gerard puede creer. Anotó dos goles, invocó a un tercero y quizá sólo un último error culé lo apartó de su meta. Una meta que finalmente sí fue azul, pero un azul demasiado celeste. Un azul tan claro como el fútbol de Iago Aspas.
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– Miguel Riopa/AFP/Getty Images
Jolaus 3 octubre, 2016
Que partido más desafortunado ayer. Pero nos queda claro hoy una cosa, (que hasta pienso que es bueno que se descubra a esta altura) Lo del Alavés no fue casualidad: El problema no son los laterales (ayer estaban los titulares), el problema es la soledad de Sergio Busquets sin Rakitic (y quizás sin Iniesta). No quiero culpar a Gomes y Rafinha, pero su modesta aportación defensiva condenó a sufrir por las bandas.
Ojalá Luis Enrique tome nota de esto, porque en Champions nos agarran extremos aún más experimentados….Y hasta ahí llegará la temporada.
Roque 3 octubre, 2016
Mas que defensivo el problema es ofensivo creo yo, no se ataca bien, ayer los interiores no facilitaban la salida de balon, lo cual pone en duda el acierto de ponerlos en el once, mas a Arda que ya se sabia que no rendia bien en la media, y que los cracks de arriba llevan varios partidos bastante espesos.
Morén 3 octubre, 2016
Coincido con @Roque. El gran problema defensivo del Barça me pareció el cómo y dónde perdió el balón. Mucho antes de lo que normalmente quiere y obligándose con ello a defender en zonas donde está menos preparado y con un escenario dado muy poco favorable para ello. Al final, cuando el Barça no perdió el balón en salida y bien pudo presionar arriba o bien replegar ordenado, me pareció que esa línea de 4 que de derecha a izquierda dibujaban Rafinha, André, Busquets y Arda respondió bastante bien. El problema estuvo en perder el balón cuando el equipo no estaba organizado para defender sino para atacar, en no encontrar altura para el ataque, tiempo para juntarse o apoyos para los centrales y Busquets. En la segunda parte, no es que Iniesta ayude más a Jordi Alba que Arda, sino que con Andrés dejó de perderse el balón atrás.
Luis Glez. 3 octubre, 2016
El partido de Piqué, sobre todo en esa segunda parte, resulto cuanto menos, emocionante, épico. Se podría llegar a decir por actuaciones como la de ayer, y en otros muchos encuentros, que ahora mismo es el segundo jugador en importancia (por detrás de Messi) de este Barça, por todo lo que aporta en el juego en cada una de sus fases y también en su apartado anímico y en lo que tiene que ver menos con el juego. Jugadorazo, bueno, qué voy a decir.
Julio VLC 12 octubre, 2016
Hola a todos, llevo un tiempo leyendo el blog pero es la primera vez que comento, a ver si he aprendido algo.
¿No creeis que con los dos interiores que eligió Luis Enrique de inicio, y previendo una mayor facilidad para perder la pelota, hubiera sido Mascherano el medio centro más idóneo para el partido por su capacidad defensiva y su mayor aptitud para correr hacia atrás que Busquets?
Por otra parte, es muy destacable cómo la entrada de Iniesta mejoró a todos sus compañeros más allá de su aportación individual.
Saludos.
Morén 12 octubre, 2016
Hola, Julio. Encantado de que te animes a comentar 🙂
Aparentemente sí. Pudo ser algo parecido a lo que sucedió en cierto modo durante la primera temporada de Luis Enrique en el Barça. Un escenario de correcciones, de más defensa en campo propio… lo que ocurre es que mi sensación es que aún con todo la idea del Barça era evitar eso. Es decir, más que parecerme un Barça que de entrada asumiera perder más el balón, mi impresión es que intentó jugar “como siempre” sólo que no le salió. Mismamente, permanentemente insistió en sacar el balón jugado desde atrás y en jugarlo en corto. Entonces, claro, si Luis Enrique más que esperarse lo que finalmente sucedió esperaba que el equipo fuera capaz de seguir proponiendo lo que habitualmente propone, entiendo que para eso viera con no muy buenos ojos la posibilidad de alinear en mediocampo a Mascherano ya que lo dificultaría un poco más.
Lo de Iniesta fue brutal y, como comentas, automático.