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La continuidad del 3-4-3

BARCELONA, SPAIN - MARCH 01: Ivan Rakitic (L) of FC Barcelona celebrates after scoring his team's sixth goal during the La Liga match between FC Barcelona and Real Sporting de Gijon at Camp Nou stadium on March 1, 2017 in Barcelona, Spain. (Photo by David Ramos/Getty Images)

La continuidad del 3-4-3

El Barça no mejoró ostensiblemente su juego en el Vicente Calderón de la mano del 1-3-4-3, pero sí que gracias al nuevo dibujo dio pie a una serie de variaciones posicionales que suavizaron algunos de los problemas que venía sufriendo. La utilización de los tres centrales, combinada con la presencia de dos hombres abiertos a las bandas, por ejemplo, le permitió encontrar una formación en salida de balón más efectiva ante la presión de su adversario. Una en la que disfrutar de superioridad numérica en el primer pase con respecto a la pareja de delanteros rival, y que edificara a partir de la conexión entre los dos centrales lateralizados y la pieza más exterior de cada uno de los perfiles, una manera cómoda y más o menos sostenida de avanzar con la pelota. Pocas ventajas más halló el Barça en su novedoso esquema, pero le valieron para alcanzar una serenidad con la pelota que alejara del equipo sufrimientos recientes. Ayer, contra el Sporting en el Camp Nou, un rival y un escenario de los que se podía desprender un escenario menos exigente a la hora de superar presiones, el planteamiento de Luis Enrique buscó activar de una forma más eficaz el siguiente escalón. La continuidad a la salida.

Pese a la oportunidad que da el 1-3-4-3 de poder poblar con un futbolista extra el mediocampo, dada la ausencia de Andrés Iniesta y el perfil de los medios que acompañaron a Sergio Busquets -esto es, Rakitic y Danis Suárez-, el técnico dirigió los focos de la zona ancha hacia un Leo Messi móvil, liberado y más presente en la sala de máquinas. Para habilitarle el espacio de una recepción que últimamente no le llega en muy buenas situaciones, pues, además de la fijación en banda de Rafinha y Neymar para ensanchar la estructura de vigilancias sportinguista, Luis Enrique dio a sus interiores un recorrido en el plano vertical que les permitiera intercambiar con Leo su altura en el campo una y otra vez. Rakitic y Denis subían, al tiempo que Messi bajaba. Incluso Luis Suárez, en más de una ocasión, aprovechó el espacio que entre estos cuatro futbolistas le generaban al apoyo de Messi para intervenir, también él, en zonas más alejadas del área, de espaldas y a detrás de la línea de medios visitante. El movimiento de descenso de los delanteros, compaginado con el que en dirección contraria dibujaban los interiores, provocó un efecto acordeón en las filas sportinguistas que en más de una ocasión dejó con espacio tanto al pasador como al receptor, ventaja que exprimió el Barça para, buscando en profundidad la espalda de la zaga, impactar sobre el marcador desde muy pronto.

El segundo efecto novedoso con respecto a la actuación del equipo en el Calderón llegó desde el carril derecho, donde Rafinha no varió en exceso su cometido pero donde, por jugar el Barça más arriba, su sola presencia logró dar cuerpo a un carril diestro del ataque azulgrana habitualmente poco poblado. El Sporting tuvo que defender todo el ancho del campo, orientando su ejercicio de contención a los tres carriles en lugar de los dos en los que pudieron concentrarse otros, estirando un centro del campo que tensionado hacia los costados facilitó libertades por dentro. Para el 1-3-4-3, en cuanto a aplicación, quedará pendiente la cuestión de la transición defensiva, sobre todo cuando el rival la dirige hacia el extremo. Como Sergi Roberto ante Yannick Carrasco, Mascherano sufrió ayer contra un inspirado Burgui la falta de un ajuste definitivo para este tipo de escenario. Un amenaza que lejos del interior y a la espalda del hombre de banda, pueda separar de la manada al central derecho para retarlo de forma individual. Antes de que el PSG llegue con Draxler, lo hará el Celta con Bongonda o Pione Sisto. Una oportunidad para seguir testando el plan y poder darle otra vuelta de tuerca.

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– Foto: David Ramos/Getty Images

Comments:1
  • Riera 2 marzo, 2017

    Estoy de acuerdo contigo en que el nuevo sistema mejoró la salida de balón. Ya en campo contrario, se pudieron apreciar algunos detalles que me gustaría comentar: Un interior (Denis) cayó a banda para compensar el juego interior de Neymar, mientras que el otro mantuvo más su posición en el eje horizontal (Iván). En este sentido, ¿qué pros y contras encontráis en que ambos interiores no recibieran el balón orientados con su pierna buena hacia la portería contraria? Es decir, Iván, cuando recibía de Rafa, no podía girar el juego a través de un control orientado con su pierna buena, siendo el mismo caso de Denis, quien, recibiendo de Neymar, para controlar el balón con su pierna buena, tenía que orientar el juego hacia fuera.

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