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Tres historias en el José Alvalade

BARCELONA, SPAIN - SEPTEMBER 11: Marc-Andre Ter Stegen of FC Barcelona faces the media during a press conference, on the eve of their UEFA Champions League Group D match against Juventus, on September 11, 2017 in Barcelona, Spain. (Photo by Alex Caparros/Getty Images)

Tres historias en el José Alvalade

¿Presionar o no presionar a Ter Stegen?

Extremo y en formación, con un sustancial margen de mejora en distintos ámbitos, siendo el posicionamiento en el área grande y la colocación en la pequeña los más notorios, no por ello Marc-André ter Stegen deja de ser un guardameta llamado a redefinir la demarcación que ocupa. Un punto de inicio al que volver en el futuro. Una circunstancia inédita como aviso de los que le seguirán. Su singularidad más evidente, aquella que lo significa como el adjetivo de una nueva era, es un juego de pies que se ha visto en muy pocos. Por concepción, precisión e incluso apariencia, un jugador con guantes que en base a ello tiene reservadas al juego y a sus contrincantes preguntas que los demás no le formulan. En la época de las salidas desde atrás como primera y decisiva ventaja en la jugada, y en el tiempo de una respuesta en forma de presión cuidada y feroz, ¿qué hacer cuando tiene el balón Ter Stegen? Los últimos partidos del Barça han encontrado réplicas encontradas a la cuestión, y ninguna de ellas ha logrado ser del todo concluyente.

La Juventus en el Camp Nou pagó el atrevimiento de Higuaín con el tanto que abrió la lata, pues resulta difícil que, liberado un compañero, la técnica del guardameta alemán no dé con el camino para hacerle llegar la pelota. Cabría asumir, entonces, que la mejor solución para reducir el impacto del juego de pies de Ter Stegen en el juego consistiría en permitirle acunar el cuero mientras se controlan los distintos destinos donde lo podría servir. Permitirle respirar pero no dejarle aire. Sucede, sin embargo, que en primer lugar la medida exige vigilancias hombre a hombre por todo el campo, y en segunda instancia que la habilidad y sentido del portero en el envío largo puede resultar, si cabe, más peligrosa todavía. Flotado, Marc-André es capaz de poner el esférico donde quiera, habilitar con ello el uno contra uno más decantado que depare el reparto de marcas, y desencadenar con ello la jugada de ataque con todo a favor. Girona y Espanyol, por ejemplo, lo sufrieron, traduciéndose en el caso de los periquitos, incluso, directamente sobre el marcador. El portero del Barça es una pregunta nueva lanzada a cada entrenador que se enfrenta con él.

Un apoyo contra Gelson Martins

Una de las muchas diferencias del Barça de Valverde respecto a lo que fue el conjunto culé bajo la dirección de Luis Enrique, tiene que ver con la composición de la banda izquierda y con su relación de oposición respecto a la orilla contraria. Si en el equipo del asturiano el derecho era el carril singular, aquel que por hospedar a Leo Messi guardaba una mayor especificidad posicional, a partir de la cual, tanto en ataque como en defensa, el resto de piezas que lo ocupaban tenían un comportamiento menos homologable al del resto de los equipos, en el de Valverde esa condición la tiene el perfil zurdo. Sin extremo al uso y con Luis Suárez ejerciendo más de punta que de hombre de banda, el reparto de espacios entre el uruguayo, Jordi Alba y Andrés Iniesta es sustancialmente más enrevesado que el que de forma mucho más lineal desarrollan el lateral, el interior y el extremo en la banda derecha.

De ocupación móvil en ataque, mezclando las caídas de Suárez, las apariciones de Alba y los acercamientos del capitán, a nivel defensivo, cuando en la delantera el 9 ha acompañado a Messi, la fórmula para equilibrar la estructura y dar forma a una línea de cuatro que al mismo tiempo arrope por dentro y llegue fuera, ha consistido en ubicar por delante del lateral el retorno de Iniesta. Por contra, cuando donde Luis Suárez ha jugado un futbolista más específico de banda, Andrés ha sido el futbolista lanzado al centro y hacia adelante dejando el contrafuerte exterior para el mencionado extremo. Esta noche, en Lisboa, el Barça se enfrentará a un conjunto cuya historia reciente reúne a sus nombres más memorables en la zona del 7, y que fiel a su propia tradición hoy presenta en la figura de Gelson Martins a su amenaza más constante. Futbolista de actividad, profundidad, desborde y conducción, si su equipo se ve forzado a iniciar los ataques desde abajo, será la principal arma de Jorge Jesus para tirar del Sporting hacia la línea lateral del área azulgrana en una batalla para la cual Jordi Alba quizá necesite un apoyo.

La duda de Jorge Jesus

Jorge Jesus no es un entrenador especialmente dado a la sorpresa. De ideas simples pero eficaces y apariencia inamovible, sus equipos son consistencia de bloque y ventajas concretas. También su Sporting de Lisboa. Para lo primero ha construido un armazón identificable casi de memoria compuesto por un once muy reconocible. Un 1-4-2-3-1 donde, si están disponibles, por delante de Rui Patrício forman Piccini, Coates, Mathieu y Coentrao, en el que William Carvalho es el ancla, Battaglia parece haberle ganado el puesto a Adrian Silva como acompañante del portugués, y Gelson, Bruno Fernandes y el argentino Acuña se reparten la línea de mediapuntas. En punta su hombre es el gigante Bas Dost, holandés de casi dos metros y referente ofensivo de su equipo en liga que, sin embargo puede esconder uno de los principales ajustes de Jorge Jesus de cara a su duelo contra el Barça. Una de las dificultades que suelen hallar los rivales ante el habitual sometimiento posicional de los culés es la necesidad de contar con delanteros rápidos que estiren dando salida el equipo.

Sin ir más lejos, la Juventus extrañó no tenerlos cuando las ventajas que Pjanic le brindó a su contraataque se toparon con la falta de velocidad diferencial de hombres como Higuaín o Dybala. Bas Dost, salta a la vista, es más lento que los dos argentinos, por lo que difícilmente será una amenaza a la espalda de Piqué y Umtiti como en determinadas situaciones de juego sí podría ser su habitual suplente Seydou Doumbia. El marfileño, a sus treinta años, no amenaza al espacio como hace algunas temporadas, pero mismamente contra Olympiakos protagonizó no pocos pinchazos en carrera hacia la retaguardia de la zaga helena. En contra de sus opciones juega la trayectoria de Dost en el arranque de temporada y la irregularidad con la que Gerard Piqué viene vistiendo sus últimas actuaciones. Jorge Molina, un nueve del estilo del holandés, le causó muchos problemas en Getafe, y Dost puede proponerle un duelo parecido. El Piqué habitual, sin embargo, aquel al que más conoce la Champions League, encontraría en el ex del Wolfsburgo un aliado perfecto para alejar de Ter Stegen el horizonte que sea capaz de divisar el Sporting.

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– Foto: Alex Caparros/Getty Images

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