
Jordi Alba a falta de Arthur
Cuando se habla de que la plantilla del FC Barcelona es imperfecta, no se alude tanto a una cuestión de nivel sino a su coherencia interna. A la idoneidad de la suma de sus piezas para integrarse en un todo de sentido compartido. Para componer un plan de techo relativo pero de adaptación completa. Para dar forma a un equipo redondo. Si hay una zona del campo donde más luminosa se muestre esta particularidad ésta es la correspondiente a los interiores, donde tres titulares -Rakitic, Arthur y Vidal- compiten por dos puestos que necesitan virtudes que solo permite la suma de los tres. Cada pareja elegida subraya la ausencia del interior que no está. Arthur es el orden a través del balón, la estructura asociativa del conjunto, la agilidad y la fluidez con el esférico una vez el equipo se asienta en campo contrario; Vidal el escalonamiento de alturas que, abriendo líneas de pase por delante, simplifica las rutas de la posesión en pos de avivar el ritmo y reducir la exigencia tanto técnica como interpretativa al poseedor del cuero; y Rakitic representa el contrafuerte por detrás del balón que en este Barça viene necesitando Sergio Busquets para tener las espaldas cubiertas cuando se lanza a la presión. Si falta el chileno el mediocampo azulgrana corre el riesgo de ser demasiado plano, si falta el croata el de ser demasiado frágil, y si falta el brasileño el de ser demasiado romo a la hora de administrar la pelota.
Así sucedió el sábado ante el Celta, en un duelo notablemente dominado por los culés hasta el 2-0 pero en el que, en ausencia de una circulación dinámica, sus ventajas ofensivas llegaron de una forma mucho más localizada. La estrategia barcelonista tuvo bastante que ver con la que le permitió mandar durante el primer tiempo ante el Tottenham, y como entonces tuvo la intención de abrirle el carril al lateral izquierdo, pero si frente a los de Pochettino las ventajas fueron a parar a los pies del canterano Juan Miranda, en esta ocasión le fueron entregadas a uno de los futbolistas más productivos del continente cerca del área rival: Jordi Alba. El segundo máximo asistente de La Liga fue el origen de los dos tantos locales, sirviéndose del escenario que le regalaron ambos conjuntos para llegar con viento a favor a los metros finales. Por parte celtista, su estructura 1-4-4-2, en la que tanto Aspas como Maxi Gómez defendían el avance azulgrana emparejados con la pareja de centrales del Barça, deparó una línea medular compuesta por cuatro futbolistas obligada a estrecharse cuando los laterales culés se incorporaban al siguiente escalón de la jugada. Así, recibiendo en banda, Semedo atrajo hacia fuera al medio más externo del Celta, convirtiendo a su réplica de la orilla contraria en una suerte de interior momentáneo con tal de que Busquets, Rakitic y Vidal no gozaran de superioridad numérica. De este modo, a través del pase largo -Rakitic- y del cambio de orientación -Piqué y Busquets- el Barça lanzó a Jordi Alba sin una marca cercana.
*Muévete sobre la imagen con el deslizador.
Para que, además, el lateral también tuviera el carril despejado, Dembélé se encargó de llevarse a cuestas a Hugo Mallo lanzando el anzuelo con un apoyo o un desmarque hacia dentro. El galo, en franco crecimiento, reprodujo de esta manera aspectos estructurales del juego que hasta hace unas semanas había ofrecido Coutinho desde la banda, y los acompañó de una lectura mucho más detallista del juego que se tradujo en un control casi total de las pérdidas de balón en zonas comprometidas. Un Dembélé cuya participación no hace desdibujarse al conjunto. La situación generada a partir del arrastre de Ousmane sobre Hugo Mallo y las llegadas de Jordi Alba, además contó con el escaso entendimiento entre el lateral del Celta y Néstor Araujo para recomponer el desajuste. Varias veces ambos salieron sobre la posición del mismo rival, acudieron a cubrir la misma zona o liberaron la misma parcela de la línea defensiva. En demasiadas ocasiones coincidieron los dos en la banda o en el centro. Finalmente, la tercera variable en la que se apoyó el Barça para potenciar el impacto de Alba en el partido fue la capacidad que encontró el equipo para activar el perfil derecho del ataque con el recorrido de Arturo Vidal, conquista que permitió que el permanente acercamiento de Messi al centro para lanzar sobre Jordi no repercutiera en una ocupación forzada del ancho del campo. La propuesta ofensiva del Barça, en lo que a gestión de la posesión se refiere, no resultó especialmente rica, pero supo localizar la herida por la que vencer a su adversario.
La presencia de Vidal en el interior derecho, a su vez, trajo de nuevo el acercamiento entre Rakitic y Busquets, ya que como el retorno defensivo culé toma forma a través de un 1-4-4-2 que deja arriba a Messi y Luis Suárez, la cobertura de las bandas corresponde al extremo izquierdo -Dembélé- y al interior derecho -en este caso Arturo Vidal-. De este modo, con el chileno y Semedo cerrando el perfil derecho, e Ivan reforzando la zona del mediocentro, Gerard Piqué pudo enfocarse en la defensa sobre Maxi Gómez al tiempo que Lenglet batallaba a campo abierto contra Iago Aspas (Imagen de la izquierda). A la espalda de Jordi Alba, el escenario para el central francés se presentaba espinoso, pero su actuación volvió a ser muy contundente. Mientras el curso pasado la lesión de Umtiti ante el Mago de Moaña pareció la representación simbólica del castigo al que fue expuesto el central izquierdo del Barça, esta vez el infortunio de Aspas lució como la otra cara de la moneda: la victoria de Clément Lenglet.
Si bien hasta el descanso el conjunto de Valverde fue dueño de las constantes del encuentro, en virtud de su determinación cerca del área rival y de la seguridad de su zaga, la segunda mitad arrancó con cambio de guión. La entrada de Lobotka y el cambio forzado de Fran Beltrán por Iago Aspas dieron más peso al centro del campo celeste, entregando a los visitantes el control del balón. A lo largo de los primeros veinte minutos del segundo acto, el porcentaje de posesión del Barça bajó hasta en veintidós puntos. Fue el tramo en el que más presentes se hicieron los efectos de no contar con Arthur sobre el campo apuntados al inicio de este texto, y que como consecuencia provocaron la entrada del brasileño al partido. Sumando, seguidamente, a Coutinho junto a su compatriota, buscó Valverde el control que el tándem carioca le supo brindar semanas atrás desde el once, consiguiendo que de su mano la posesión azulgrana lograra escalar catorce puntos. Hasta la entrada de Arthur y Philippe, en la segunda mitad el Barça había tenido un 37% de cuota de balón, y a partir de entonces tuvo un 51%. No obstante, como ocurriera anteriormente con la ausencia de Melo, la salida del campo de Vidal puso de relieve los aportes que el chileno se llevó con él hacia el banquillo, esto es, el escalonamiento de alturas en la medular y la cobertura central de Rakitic sobre la posición de Busquets, ya que sin Arturo fue el croata el encargado de caer a banda derecha para tapar el carril por delante de Semedo (Imagen abajo a la derecha).
Tan cierto es que a partir de la entrada de Arthur y Coutinho el Barça incrementó su control sobre la pelota, como que en el cuarto de hora que siguió a la salida de Vidal el Celta firmó cinco de sus once disparos. Actuó sobre ello el Txingurri con su última sustitución, recurriendo a Carles Aleñá para incorporar al partido a un interior con querencia por la zona de la mediapunta, y dando un respiro a Sergio Busquets con tal de que ninguno de los dos interiores sobre el campo tuvieran que estar pendientes de cubrir la espalda del mediocentro. La maldición de Valverde en la posición es que, elija a quien elija para el puesto, el mediocampo del Barça parece que siempre va a extrañar a quien no esté.
Artículos relacionados:
– Foto: Alex Caparros/Getty Images
Javier 24 diciembre, 2018
Excelente análisis. No creo que Rakitic entre en el debate de los dos puestos restantes del centro del campo, para Valverde es titular. Sin embargo para el puesto restante yo añadiría a Carles Aleñá como posible alternativa. Es inteligente en la presión, brillante en la conducción y claramente tiene mejor llegada a posiciones de definición que Vidal y Arthur. Quizá, desde mi punto de vista, es el mejor complemento para Busquets y Rakitic, puede participar en el juego asociativo y desequilibrar en el plano ofensivo.