
Solución Dembélé
A propósito de la conferencia de prensa de Marcelo Bielsa la semana pasada, Pep Guardiola, después de deshacerse en elogios hacia el técnico argentino, concluyó con lo siguiente: “Pienso que lo más importante a aprender de lo que dijo, es que el fútbol pertenece a los jugadores. Más allá de lo que hagamos nosotros [los entrenadores], ellos [los futbolistas] son los que hacen la diferencia“. También el Barça – Getafe habló sobre ello, el día en que sin Messi de inicio el Camp Nou disfrutó a Dembélé, a raíz de varios pulsos que en el conjunto barcelonista se establecieron entre la táctica y el juego. Entre la pizarra y los futbolistas. De entrada, con los once protagonistas elegidos sobre el tapete y atendiendo a las últimas pruebas de Ernesto Valverde, la alineación culé se adivinaba vinculada a la reciente modificación que viene experimentando el mediocampo del Barça: desde que ha empezado el nuevo año, el Txingurri ha roto la línea recta que durante semanas dibujó su medular. En la encrucijada a la hora de decantarse por dos de las tres virtudes que encarnan sus interiores “titulares“, esto es circulación (Arthur), escalonamiento (Vidal) y cobertura (Rakitic), Valverde, también contra el Leganés, optó por sacrificar la tercera. Así, como antes Ivan o Arturo, Carles Aleñá no se dispuso sobre el mismo plano que sus dos acompañantes de línea, sino que adelantó su posición para acampar a la espalda del mediocampo rival dando forma a un dos más uno de alturas claramente diferenciadas.
– A la izquierda, la posición de Aleñá en el reparto de alturas del mediocampo ante el Leganés; y a la derecha la posición de Rakitic contra el Eibar. –
Aunque aparentemente el mecanismo no resultó muy diferente al que habían ejecutado el croata o el chileno en el perfil de Leo Messi, lo cierto es que el entendimiento posicional entre Aleñá y Dembélé arrancó farragoso. Ambos futbolistas querían lo mismo y en el mismo espacio. Uno adelantándose desde la demarcación de interior derecho y el otro centrándose desde el extremo, desembocaban en la misma zona del campo. El francés, inconmensurable en el desborde, transmitiendo peligro en cada gesto y con un acierto en la finta que redimensionó el juego del Barça tanto cuando le ofrecía espacios a la espalda de la presión rival como cuando se veía empujado a abanderar la tarea de zarandear al repliegue pepinero, gozaba de la libertad que otorga semejante grado de inspiración, y la utilizó para adquirir un enorme protagonismo por dentro. Durante muchos minutos, en la banda derecha del Barça hubo una dificultad de la que Ousmane alejó todos los focos. Decía Johan Cruyff que para ayudar a un compañero con gran uno contra uno no había que acercársele, sino dejarlo solo. Que ir hacia él era aproximarle, también, a un segundo defensor. Y algo de eso tuvo el matiz posicional que mediada la primera parte realizó el Barça sobre la demarcación de Aleñá. Si hasta entonces el canterano había tenido algún problema para alternarse con Dembélé a la derecha del mediocampo, en adelante el juego del de Mataró se ancló mucho más en el carril central, justo por detrás de Luis Suárez, habilitando todo el perfil derecho para la danza de Ousmane con sus pares.
– A la izquierda, las dificultades de Aleñá y Dembélé para repartirse el espacio; y a la derecha el matiz posicional del canterano, centrando su posición. –
Con la decisión acerca de la función de sus interiores, es probable que Valverde, más que detectar el aporte que no hace falta, esté apostando por unos pros en favor de unos contras. Priorizando determinadas virtudes a costa de una debilidad asumida. En este sentido, cabe esperar a citas de mayor exigencia para comprobar lo firmes que son las intenciones del cacereño, y más teniendo en cuenta que los beneficios cosechados no han logrado invisibilizar la necesidad que no se ataja. Prescindir del interior derecho cerca de Busquets es dejar a Arthur como principal escudero del mediocentro y, por lo tanto, adelgazar la fuerza del contrafuerte que sostiene al ancla del equipo. En el Barça de Valverde, Sergio siempre ha contado con el refuerzo cercano de un compañero, bien para abrigar su zona defendiendo en campo propio o para guardarle la espalda cuando la abandona yendo a presionar. Sin aproximarse a los niveles que alcanzó el Tottenham en el Camp Nou (y es que Braithwaite no es Harry Kane), la transición defensa-ataque de los de Pellegrino hizo sufrir al triángulo del mediocampo azulgrana cuando éste tuvo que correr hacia atrás. Especialmente en los tramos en que En-Nesyri abandonó la banda izquierda y formó tándem con su socio escandinavo, de tal manera que Piqué y Vermaelen quedaran emparejados con dos amenazas y no pudieran salir a corregir sobre la zona del pivote. Pocas cosas allanarían más el camino al técnico que una recuperación de Busquets que devolviera al catalán uno de sus mejores estados de forma.
– La defensa del Leganés sobre el carril izquierdo del Barça, con Tarín siguiendo los movimientos interiores de Coutinho y Nyom en la banda de Alba. –
Junto a la del mediocentro y la de Sergi Roberto, la otra gran carpeta que aguarda sobre el escritorio de Valverde, después de haber archivado ya las de Vidal, Arthur, Piqué, Luis Suárez o Dembélé, es la de Philippe Coutinho. Contra el Leganés, además, el brasileño se topó con un escenario que le impidió sumar desde el plano táctico, aquel que incluso en las tardes de poca inspiración le había permitido sumar al engranaje colectivo. En su caso, el movimiento con el que contribuye al sistema es el apoyo centrado a la espalda del pivote derecho del adversario -o del interior derecho según sea su dibujo-, puesto que con la amenaza de su recepción arrastra la vigilancia del lateral derecho y deja completamente libre el carril por delante de Jordi Alba para que el lateral más determinante de la Liga llegue en ventaja. El conjunto de Mauricio Pellegrino, no obstante, en esta ocasión optó por plantear en el Camp Nou una defensa compuesta por cinco efectivos, de manera que contra los recorridos fuera-dentro de Coutinho fue más frecuente la cobertura de Rodrigo Tarín que la persecución de Nyom. Quedando otros dos centrales para librar la batalla ante Luis Suárez, la zaga del Lega mantenía su forma sin que la mera presencia de Philippe la transformara. Desactivado como señuelo, el brasileño se mostró lento y desatinado como cazador, todo lo contrario que un Jordi Alba que, pese a encontrar obstáculos a su paso, se las arregló para servir dos de los tres pases de gol.
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– Foto: David Ramos/Getty Images
Michel 21 enero, 2019
Se echó en falta una mayor asociación entre los interiores, por no decir que fue prácticamente nula. Y la preocupación que inspira la poca capacidad de Coutinho para darle continuidad al juego comienza a ser grave. Si es que hasta Dembele entiende mejor ese aspecto a día de hoy cuando era una de sus principales carencias.
En lineas generales el sistema me satisfizo, sobre todo en una primera parte de dominio absoluto, pero Albert, no crees que Dembele va formando una interesante asociación con Semedo y ayer echó de menos sus desdoblamientos para como dices tener más espacio también por dentro y esa falta propicio en cierta medida lo que comentas con Aleña, quien por otra parte, dejando a un lado ese matiz táctico estuvo bastante acertado.
Riera 21 enero, 2019
Y no perdamos de vista que, la posición adelantada de Aleña como interior acompañando a Dembélé, Suárez, Coutinho, fue substituida por Messi acompañando a Malcom, Suárez y al propio Coutinho, en una especie de escalonamiento que, en años anteriores con Valverde, correspondió a Iniesta.