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El Barça de gala

Barcelona's Argentinian forward Lionel Messi celebrates after scoring during the UEFA Champions League round of 16, second leg football match between FC Barcelona and Olympique Lyonnais at the Camp Nou stadium in Barcelona on March 13, 2019. (Photo by PAU BARRENA / AFP) (Photo credit should read PAU BARRENA/AFP/Getty Images)

El Barça de gala

Aunque el estandarte que enraizó la influencia de Johan Cruyff en los cimientos del FC Barcelona fuera la Copa de Europa conseguida en Wembley, probablemente sea en el día a día de la competición doméstica donde de forma más clara haya quedado establecido la frontera entre el antes y el después que supuso el despliegue del ideario del holandés en el Camp Nou. A lomos de una ruta marcada que interpretar de forma automática y a la que recurrir en aquellos momentos que la inspiración individual no pudiera gobernar, el Barça estableció una suerte de plan de vuelo, un sostén global, colectivo y de índole eminentemente táctico, que le redujera el desgaste anímico y futbolístico que supone tener que dar respuestas, sin pistas previas, a todas las preguntas de todos los partidos. Un descanso en vuelo. Un piloto automático por el que dejarse llevar durante parte del recorrido, sin que eso le desviara ni del camino ni del objetivo. A diferencia de la temporada pasada, donde, a pesar de que el vehículo y el combustible fueran de una naturaleza distinta a los empleados en otras etapas, el desarrollo barcelonista volvió a lucir un componente táctico y colectivo muy acentuado a modo de sostén, estabilizador y refugio, el presente curso culé ha venido distinguiéndose por las dificultades de dar nuevamente con la tecla que lo ponga todo en orden. Como si esta vez las piezas a disposición de Valverde no permitieran la unidad total, el mecanismo del equipo suele demandar un esfuerzo extra para ponerse en funcionamiento. Quizá por esto, porque a nivel de activación ese plus no pueda aportarse siempre y todo el tiempo, el segundo Barça del Txingurri se ha mostrado más irregular que el primero, alternando picos y valles de un partido a otro y en el interior de los propios encuentros. Quizá por esto, también, sus mejores y más convincentes actuaciones hayan llegado en las fechas marcadas. En aquellas donde más difícil resulta desviar el foco de atención. Wembley, el doble duelo ante el Inter de Milán, el derbi en Cornellà – El Prat, la remontada al Sevilla en Copa o los cuatro clásicos del curso habían visto la mejor cara del Barça 2018-19. Desde el miércoles por la noche, cabe sumar a la lista cuarenta y cinco minutos más.

La primera mitad del partido de vuelta entre el Barça y el Olympique de Lyon la padecieron los de Génésio, sin que las medidas introducidas por su entrenador con respecto a duelo de la ida pudieran surtir efecto. Después de salir imbatidos de su estadio pero de haber presentado ante su afición una versión demasiado frágil y expuesta al acierto en el gesto final de los delanteros blaugranas, en esta ocasión los galos saltaron al Camp Nou con algunas modificaciones muy relevantes enfocadas a corregir sus problemas. Optó Génésio, por ejemplo, por recuperar la defensa de cinco que desechó pocas semanas antes del partido de ida, y que en Ligue 1 le había permitido reforzar su defensa en el área, impulsar el impacto ofensivo de sus carrileros, protegerse de sus dificultades cubriendo la espalda del doble pivote y acercar en el campo a sus tres piezas más adelantadas. Al respecto, el entrenador francés volvía a contar con Nabil Fekir, su atacante más clarividente en los últimos metros, y un futbolista que con dos compañeros por delante y atacando la espalda del mediocentro del Barça podía hacer daño a la estructura de contención azulgrana. Ahora que Rakitic suele alejarse más de Busquets tanto en ataque como en defensa, pues su peso en banda es mayor debido a la ausencia de un extremo de corte más natural que Leo Messi, normalmente son los centrales los jugadores encargados de corregir a la espalda del pivote culé, siendo ésta una ayuda que no llega con la misma eficacia cuando Piqué y Lenglet se enfrentan a una doble referencia rival por el centro. Si en Francia el Lyon intervino sobre esta cuestión con los movimientos fuera-dentro de Terrier, esta vez optó directamente por trabajar sobre las torres gemelas de la defensa del Barça con una doble punta. La enseñanza más clara que le dejó a Génésio el primer partido, no obstante, la sacó cerca de su área, y fue el peligro potencial -y por lo general inasumible- de Messi atacando la espalda de un doble pivote tan desparramado como el que acostumbran a formar Ndombéle y Aouar en campo propio, motivo por el cual optó por saltar al Camp Nou con un mediocentro de corte más referencial como Lucas Tousart.

lateralesSe apuntaba antes, sin embargo, que ninguna de las maniobras previas del Lyon para inclinar de su lado el segundo partido consiguió el éxito durante el primer tiempo, pues en frente se encontró a un Barça que lució con orden, intención y acierto, y que desactivó cada uno de los ajustes de su adversario. Empezando por los tramos que se localizaron en el mitad que defendieron los locales, que fueron los menos frecuentes debido a que su potente puesta en escena encerró el encuentro más allá de la divisoria durante largas fases del mismo, lo más reseñable fue la solución que encontró Valverde para no exponerse a un tres contra tres que igualara numéricamente a Piqué, Lenglet y Busquets ante Depay, Moussa Dembélé y Fekir, y que pudiera liberar a una de las tres amenazas francesas en caso de desajuste. Uno de los principales retos que lanzan a sus rivales los esquemas con tres centrales y dos carrileros va dirigido a los laterales contrarios, y tiene que ver con el hecho de que si son éstos quienes atienden a la defensa por fuera de los carrileros, los delanteros, acudiendo al centro, suelen igualar -cuando no superar- la batalla numérica contra los centrales. Para que esto no ocurriera, pues, y ganar siempre a un defensor libre por dentro que compensara atrás o sobre la espalda de Busquets, el plan del Txingurri consistió en emplear al lateral más alejado de la acción prácticamente como un tercer central, fiando el éxito de la alternativa a la falta de cambio de orientación en el juego del Lyon, y permitiendo así el cuatro contra tres en el carril central. Sergi Roberto o Jordi Alba, dependiendo del sentido del juego, se emparejaron con Fekir, Depay o Dembélé para que uno de los centrales se soltara (Imagen a la derecha). Una medida que reforzaron los puntas galos con su reparto de espacios y con las dificultades de los dos más adelantados (Depay y Dembélé) a la hora de recortar las desventajas a través de la técnica.

Si buena parte del éxito del Barça en campo propio tuvo que ver con la acertada lectura del hecho de que las bandas del Lyon presentaran un sólo ocupante, algo muy similar sucedió cerca del área francesa, especialmente en el sector izquierdo del ataque local. Ante la única presencia de Dubois en el costado, los azulgranas siempre buscaron ensanchar con dos efectivos. Concretamente, la acción que más desestabilizó a la zaga gala fueron las constantes caídas a la espalda del carrilero. Normalmente Coutinho, por momentos el culé más adelantado e insistente moviéndose al espacio, pisó zonas propias del extremo ante un rival que sólo esperaba enfrentar a Jordi Alba en banda. El ajuste, que en su fase más inicial contó con el importante papel de Lenglet conduciendo con el balón para atraer la marca de Dembélé de modo que el delantero tuviera que cerrar su posición defensiva y fuera Dubois quien saliera a por Alba, sacó constantemente a Denayer de zona y abrió incontables espacios por dentro que Suárez de espaldas o Messi de cara pudieran aprovechar. No resultó extraño, incluso, que con Coutinho en la orilla, fuera Jordi Alba quien cortara por dentro aprovechando el agujero abierto entre los centrales del Lyon. Sobre el papel, el futbolista local más próximo tanto para corregir el desajuste como para cubrir el espacio habilitado en la frontal del área debía ser Tousart, pero Arthur se encargó de arrastrarlo. Recibiendo con un enfoque lateral o más cerca de Busquets que de Coutinho, el metrónomo culé participó en este ejercicio de tensar la cuerda que puso en práctica del Barça en el lado zurdo de su ataque, y es difícil separar la participación tan adelantada de Philippe de la influencia y autosuficiencia con balón que dio el ex de Gremio al interior izquierdo. El plan ofensivo local lució como una sucesión de extracciones de jugadores del Lyon de la defensa de su frontal del área. De liberar la zona favorita y de mayor impacto de Leo Messi.

Coutinho

– Una acción que el Barça repitió muy insistentemente durante la primera mitad: el desmarque de Philippe Coutinho a la espalda de Dubois. –

MendyCuando sí pudo constar la mano de Génésio fue en la reanudación, como consecuencia de una reordenación de sus piezas de ataque que no le permitió contener mucho mejor a las amenazas del rival pero que sí abocó el partido a un escenario más abierto y de mayor ida y vuelta. Coincidiendo con una salida de vestuarios del Barça más precipitada a la hora de atacar, que le impidió encontrar el tiempo necesario en las jugadas para juntarse arriba y desde ahí controlar las transiciones, el Lyon acercó a Depay a la banda izquierda, una solución que logró sujetar a Sergi Roberto sobre el neerlandés y dar aire a Ferland Mendy en el costado de Messi (Imagen a la izquierda). Liberando a su lateral izquierdo e involucrándolo más en la parcela ofensiva, encontraron los visitantes una fórmula de progresar e introducir el esférico entre líneas después de haber trasladado la atención defensiva del Barça hacia la orilla. Le tocó mover entonces a Valverde, que entregó de nuevo la iniciativa y el control a su equipo, primero con la entrada de Ousmane Dembélé y posteriormente con la de Arturo Vidal. En esta ocasión, no obstante, la participación del chileno no repercutió sobre el control a través del escalonamiento del mediocampo como otras veces, sino que cambiando el perfil de Rakitic en la medular introdujo una doble mejoría sin balón que estabilizó de nuevo las constantes del Barça. Por un lado, su trabajo en el retorno se enfocó directamente sobre la banda en la que se estaba apoyando el Lyon para girar momentáneamente el partido, y por el otro el paso de Rakitic al interior izquierdo acercó al croata a Busquets, ya que mientras en la derecha es el interior quien cierra por delante del lateral, en la izquierda ese papel lo ejecuta el extremo de modo que el interior quede en el centro del tablero. Cerrada la fuga y agraciado con la salida del campo de Depay -sustituido- y Mendy -lesionado-, el Barça terminó el partido sano. Con la confianza que adquiere y transmite este temporada en las fiestas de gala.

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– Foto: Pau Barrena/AFP/Getty Images)

Comments:1
  • Iniesta10 16 marzo, 2019

    Varias cosas a comentar:

    1 – Que enorme futbolista es Arthur, Primera temporada en Europa y ya tan dominante. Menudo fichaje se marcó el Barça este verano pasado..
    2 -Muy preocupante la lesión de Dembelé, Lo necesitamos, el Barça lo necesita, Da muchísima profundidad y aporta gol.
    3 – Quizás teniamos demasiado sobrevalorado a Coutinho, que para mi es un buen segundo delantero desde el lado “malo”, pero que jamás será un Iniesta. Hizo un buen partido, pero parece que es un jugador de 45 minutos.
    4 – Enorme partidazo de Messi, que, aunque sea fácil decirlo, es así. Marcó el tercer gol cuando más lo necesitaba el equipo, asistió en el cuarto y quinto, dió el pase a Suárez en la jugada del penalty, que lanzó con mucha tranquilidad a lo panenka, y si llega a estar un poco más fino, mete al menos un par más de ocasiones.

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