
El lateral más valioso de Europa
Por su enorme evolución a lo largo de los últimos años, su estado de forma y su importancia en los mecanismos de su equipo, no ha habido esta temporada en Europa un lateral con mayor peso específico que Jordi Alba. Lejos de aquel futbolista con claroscuros, provisto de buena técnica y un físico diferencial pero con amplio margen de mejora en la interpretación del juego, Jordi es hoy el receptáculo perfecto de un comportamiento cerebral que explotó en el segundo curso del proyecto de Luis Enrique y que ha ido puliendo, día a día, siendo la nueva media naranja de Messi que ha ocupado el vacío dejado por Neymar. El jugador del Barça que da más pases por partido en Champions, y el único zaguero entre los máximos asistentes de la Liga, se ha convertido en un elemento decisivo en los últimos metros gracias a su habilidad para medir los tiempos de llegada, a su lectura y ejecución en las inmediaciones del área y a la relación directa que ha forjado con Leo. Un futbolista capaz de decantar partidos, de condicionar los planteamientos de sus adversarios -como atestiguan las numerosas líneas de cinco que vienen enfrentando recientemente los culés- y también de invitar a su propio técnico a aventurarse por caminos que le permitan potenciarlo. Anoche, junto a Messi, el hombre que condicionó una noche vestida de gala fue el lateral izquierdo.
Su aportación resultó capital, por ejemplo, para darle la vuelta a un arranque de partido de claro color visitante y de sobrevenido sufrimiento azulgrana, desequilibrado en su sector derecho por la estrategia del Manchester United. De vuelta a la defensa de cuatro y con la presencia de Lingard en el once en detrimento de Lukaku, la ventaja inicial de Los Diablos Rojos se cimentó en la superioridad que obtuvo de la posición abierta a banda de Pogba. Con Young y Martial ocupando las alturas de lateral y extremo en el carril izquierdo, los acercamientos del francés a la cal llevaron a un tercer atacante donde el Barça únicamente disponía dos defensores. Contra el 1-4-4-2 que levantan sin balón los barcelonistas, Solskjaer dibujó un tres contra dos que, motivado por la necesidad de remontada, aprovechara la presumible falta de retorno de Leo Messi. La banda, no obstante, más que el botín del conjunto inglés debía ser el origen de su victoria. Desnivelando la estructura blaugrana hacia el costado extrajo del interior a piezas como Busquets o Gerard Piqué, permitiendo espacios dentro para la recepción de Lingard entre líneas y, a continuación, una segunda oleada atacando al espacio por la orilla contraria, valiéndose de los movimientos de compensación hacia el centro que habían tenido que realizar Lenglet o Jordi Alba. El esquema que perseguía el United no estaba muy lejos del siguiente: 1. Pogba recibía cerca de la cal originando la superioridad numérica, 2. Busquets y Piqué acudían a la compensación liberando su zona, 3. Martial o Rashford atacaban la teórica parcela del central derecho, 4. si Lenglet no corregía encaraban portería, y si el francés acudía a tiempo cedían de cara a Lingard para que llevara el balón al lado contrario, 5. por último, un cuarto protagonista rompía por la derecha desde la segunda línea, hacia dentro si Alba no se hacía con la posición de Clément o hacia fuera si el lateral culé se centraba. Así empezó llevando peligro y desorden el United al área del Barça, y así logró, a su vez, un escenario profundo gracias al que poder iniciar su presión desde el fondo.
-En las 3 imágenes de la izquierda, la superioridad del United por la banda de Pogba. En la de la derecha, la participación de Messi para igualar efectivos.-
En esta fase del juego repitió Busquets entre centrales para dar salida al ataque con un primer escalón compuesto por tres jugadores, y respondió Solskjaer con una primera barrera en igualdad que situaba a Lingard a la misma altura de Rashford o Martial. Mientras Fred libraba y McTominay ajustaban sobre la recepción de Arthur, la clave del planteamiento defensivo del United residía en la colocación de Pogba y Rashford en una ubicación que le permitiera a su equipo controlar a dos jugadores locales con un único futbolista (Imagen de la derecha). Entre Sergi Roberto y Rakitic en el caso del galo, y entre Lenglet y Jordi Alba el inglés, el objetivo visitante consistía en no dejar a ningún hombre del Barça libre pese a utilizar para ello menos efectivos que su rival en la salida. Lo que desactivó la idea de Solskjaer y permitió a los azulgranas cambiar el guión inicial fue que mientras en la ida Lenglet y Jordi Alba tendieron a situarse demasiado cerca el uno del otro, en esta ocasión la maniobra diseñada por Valverde buscaba todo lo contrario. Una de las singularidades del Barça actual es que, con Dembélé en el banquillo, sus activos más profundos e insistentes al espacio son sus laterales, dos piezas que para activarse arriba necesitan que previamente el balón haya alcanzado cierta altura. Normalmente son ellos los que corren por detrás para llegar a la pelota, y no ésta la que viaja hacia ellos.
Ante un adversario que en Old Trafford vivió sus mejores minutos cuando adelantó líneas, con Ousmane todavía en el banco y la particularidad de un ataque sin demasiada ruptura, El Txingurri preparó a su equipo para que el lateral izquierdo empezara a jugar más arriba que nunca. Quizá recordando aquellos minutos finales en Wembley, con Vermaelen situado en banda por detrás de Alba, la consigna pareció claramente orientada a que, con el balón en poder de los culés, Jordi y Lenglet vivieran muy lejos el uno del otro. No sólo se trataba de que el catalán alcanzara zona de extremo, sino que, además, empezara la acción de ataque más cerca de ella que otras veces. De este modo, sostenido por un primer escalón ancho compuesto por tres futbolistas, y conectado a través de sus envíos largos, su posición hizo imposible que Rashford pudiera presionar a Lenglet y, al mismo tiempo, perseguir al lateral izquierdo del Barça. Fue la puerta que le permitió a los suyos esquivar la presión del United, adentrarse en campo contrario y desarrollar su ataque cerca del área de De Gea. Además, como no llevaban incorporadas la defensa de un Rashford demasiado alejado, sus apariciones normalmente provocaron que los visitantes desequilibraran su reparto sin balón, decantando a Lindelöf o a McTominay, y así liberando las positivas actuaciones de Coutinho y Arthur Melo. A partir de la dejada en la frontal para el primero o en la media para el segundo, de los apoyos de Suárez y Busquets, y del exceso que es Messi contra un fútbol inglés que a menudo no logra entenderle, el Barça asentó el partido más cerca de la portería del United que de la propia, y permitió un desarrollo de la presión, en este caso local, también muy determinante.
– Jordi Alba, en ataque, jugó muy lejos de Lenglet. Cerca de la espalda de Lindelöf y lejos de la posición de Rashford, para activar su profundidad. –
Aunque el factor más determinante para que los de Valverde dejaran atrás el primer tramo del encuentro se localizó más allá de la divisoria, cabe apuntar dos ajustes que controlaron las opciones de que éste volviera a darse. El primero tuvo que ver con el trabajo defensivo directo tanto de Messi como de Luis Suárez sobre la banda izquierda del Manchester, con el objetivo de sumar un tercer efectivo en el costado de Sergi Roberto y Rakitic y así suavizar la necesidad de que Busquets y Piqué tuvieran que acudir fuera. El segundo, por su parte, se dio tras la reanudación, cuando Solskjaer intercambió los perfiles de Pogba y McTominay para, cerrado el camino en la izquierda, probar a replicar la táctica con el francés en la derecha. No le funcionó el plan al noruego, pues en ese lado del campo el retorno defensivo del delantero del Barça -en este caso Coutinho- es superior al que tiene Messi en la derecha, pero también porque Valverde acompañó la decisión de su colega con una equivalente que llevó a Rakitic al interior izquierdo y a Arthur al derecho (Imagen de la derecha). Acercando al croata a la posición de Pogba y manteniéndolo centrado al lado de Busquets reforzó el Txingurri la zona del mediocentro, hasta el punto de que, incluso después que Pogba regresara a su costado original, los interiores del Barça se mantuvieron invertidos. Una variante, mucho más habitual cuando es Vidal quien comparte mediocampo con Sergio e Ivan, que vuelve a juntar al mediocentro con su contrafuerte del curso anterior, y que puede servirle al Barça para reforzar esta zona del campo en momentos de necesidad.
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– Foto: David Ramos/Getty Images