Bojan Krkic
Entrevista realizada el 3 de diciembre de 2020.
- ¿Se ha vuelto más difícil ser delatero?
Yo creo que si hablas con los delanteros de hace años te dirán que antes no era nada fácil ser delantero por el tipo de defensas que había. Antes los defensas eran más agresivos. Ahora el fútbol es muy físico, pero tengo la impresión de que antes los defensas eran defensas con mas experiencia y más duros. Ahora esa dureza no la veo tanto. Los defensas destacan mas por la calidad que por ser el típico defensa de pegar. Saben defender bien, son contundentes, pero son más finos. El fútbol evoluciona mucho. Antes no era fácil ser delantero, y tampoco lo es ahora. Hacer goles no es fácil, si no todo el mundo jugaría de delantero.
- ¿El delantero centro nace o se hace?
Cuando empiezas a correr detrás de un balón tu propio instinto te lleva a jugar en un sitio o en otro. Te lleva a posiciones más ofensivas o más defensivas. Yo cuando empecé a jugar a fútbol en el colegio o en la escuela de fútbol del Bellpuig me encontraba más cómodo cerca de la portería, y comencé a jugar en posiciones de ataque en fútbol 7. Es verdad que durante un tiempo quise probar como portero, porque tenía admiración por ese puesto, pero fue cuando era muy pequeño. A mí me gustaba marcar goles, y cuando llegué al Barça ya lo hice como delantero.
Luego, ahí te lo pulen todo. En el Barça entré con nueve años, cuando se formó el Benjamín, y me enseñaron sobre el control, el pase, el remate de cabeza, la interpretación del juego o a entender qué movimiento debía hacer si el compañero se movía de cierta forma.
- Además de la preparación general, en el fútbol base del Barça también se realizaban algunas sesiones más específicas con los jugadores de una determinada posición. A los delanteros os tocó trabajar con Stoichkov.
Sí, con Hristo fue una forma de trabajar más especifica para los delanteros del fútbol base. No era algo habitual porque lo más frecuente era trabajar con el resto del equipo, aunque en las sesiones de entrenamiento hubiera ejercicios más específicos para mejorar aspectos como el remate a portería.
Es algo que también viví en el Ajax. Ahí trabajaban mucho a nivel específico, con varios jugadores históricos que forman parte de su staff. Por ejemplo, en mi primer año el entrenador era Frank de Boer, y él y Jaap Stam hacían entrenamientos específicos con los defensas. El director deportivo era Van der Saar, y algunos días trabajaba con los porteros. Para trabajar con los delanteros estaba Dennis Bergkamp, y el propio Frank de Boer se encargaba de los centrocampistas. A mí es una forma de trabajar que me gusta mucho. Si algún día llevara un club, sería algo que intentaría hacer.
- Stoichkov, Bergkamp… y en medio Eto’o y Thierry Henry. No como entrenadores pero sí como dos compañeros de los que aprender cuando subiste al primer equipo con apenas 16 años.
Eto’o es uno de los mejores delanteros que ha tenido el Barça y fue una suerte poder compartir vestuario con él. Aprendí mucho de él tanto en los entrenamientos como en los partidos. La interpretación que tenía de los movimientos, de los espacios, de los momentos, de la asociación con los compañeros… Es un claro ejemplo de lo que tiene que ser un delantero centro y, más concretamente, de lo que tiene que ser un delantero centro del Barça. Por eso ha sido uno de los mejores delanteros de la historia del club.
Sobre Titi siempre he dicho que fue una de las personas mas importantes y más influyentes desde que empecé a jugar. Siempre le he tenido una gran admiración. Llegó al Barça en mi primera temporada con el primer equipo, cuando él ya era un referente Mundial y había sido la estrella del Arsenal. Su mera presencia física imponía. Venía de ser la referencia en el Arsenal, pero en el Barça todos los jugadores eran muy buenos. Él era uno de esos jugadores muy buenos, pero ya no era el único. Tuvo que adaptarse a una posición que no era la suya, la de extremo, y buscaba siempre los mejores movimientos, que era algo en lo que siempre ha destacado. Los movimientos en profundidad, la ruptura al espacio. También tuvo que adaptarse al estilo de juego del Barça, que era más posicional y de espacios reducidos. Supo encontrar su momento y tuvo un rendimiento espectacular. Me fijaba mucho en él y recuerdo muchas cosas que me llamaban la atención. Le sorprendía el entorno del Barça, el público, la prensa que siempre estaba presente en los entrenamientos… Para él no era algo normal porque no estaba acostumbrado a eso en Inglaterra.
- Tú eras muy joven cuando subiste al primer equipo, pero enseguida empezaste a tener protagonismo. ¿Haberte formado en las categorías inferiores te lo puso más fácil para entrar en la dinámica de juego del equipo?
En el fútbol base aprendes la mentalidad y la filosofía del club. Llegas al primer equipo hablando el mismo lenguaje. Es verdad que no tienes experiencia y que la responsabilidad de lo que representas es más grande, pero el lenguaje futbolístico es el que has aprendido en el fútbol base.
En el Barça siempre se procura que haya jugadores en la línea de los valores y la identidad que tiene el club. Eso te marca la identidad de juego, ser un equipo que quiere tener la posesión de la pelota. Con Rijkaard el equipo venía de jugar un gran fútbol e iniciar un poco esta época de éxitos, y cuando llegó Guardiola aportó conceptos diferentes sobre la utilización de los laterales o sobre las llegadas de los interiores desde segunda línea con jugadores como Seydou Keita. También sobre los movimientos de los extremos, que no eran extremos clásicos, sino casi segundas puntas que buscaban mucho los movimientos de profundidad. Todos los entrenadores te aportan estrategias diferentes, pero la base es la misma.
- Como delantero coincidiste compartiendo ataque con Leo Messi, ¿es fácil jugar a su lado?
Todo el mundo dice que jugar en el Barça es fácil. Que jugar con Messi es fácil. Yo creo que es todo lo contrario: no es nada fácil. Estás jugando con futbolistas que marcan una exigencia de juego, de visualización, de interpretación o de calidad máxima. Cuando ellos te hacen el pase es porque buscan una segunda opción y le tienes que dar continuidad con la misma calidad y con la misma interpretación. Jugadores como Leo, como Eto’o… Cuando le quieres pasar la pelota a Eto’o tienes que saber lo que a Samu le gusta, qué movimientos busca y dónde quiere la pelota. Y el pase tiene que ser preciso, tiene que ser perfecto. Es la exigencia que hay jugando con grandes futbolistas y en grandes clubs.
- En tus últimas temporadas en el Barça el equipo muchas veces jugó con Messi como falso nueve, y te tuviste que adaptar a una posición más de banda. Después de una vida como delantero centro, ¿fue sencillo?
Es una posición distinta, pero en un sistema como el del Barça sigue siendo una posición ofensiva y en la que participas mucho del juego. Siempre me he sentido a gusto cuando he tenido que jugar ahí. No es lo mismo jugar de extremo izquierdo en un equipo com ese Barça, con los jugadores que tenía y la idea del entrenador que había, que hacerlo en un equipo que tenga a un delantero como por ejemplo Kanouté y en el que el extremo tiene que ir a línea de fondo para centrar. Hay muchos tipos de extremo. Esa posición que yo ocupé no me pedía ir a línea de fondo y centrar con la zurda, sino que me daba libertad de movimientos, con participación y con un carácter muy ofensivo.
Lo bueno de jugar con este perfil de delantero es que no estáis tú todo el partido en posición de extremo y Leo como falso nueve. A mí me gusta cuando hay intercambio de posiciones y que el defensa no tenga siempre la referencia del mismo delantero. Eso hace que el equipo tenga mucha dinámica y que le genere dudas al rival, porque a veces tiene delante a un jugador que puede ir en profundidad, otras a uno que pide más el balón al pie o que puede combinar.
- A pesar del éxito que tuvo Messi aquellos años jugando como falso nueve, es un rol que no se ha terminado de asentar. ¿A qué crees que se debe?
Personalmente no soy muy fan de la idea del falso nueve. A mí me gusta jugar teniendo un delantero de referencia. Pero la clave es de qué manera el entrenador interpreta a ese falso nueve. Por ejemplo, Guardiola a veces lo sigue utilizando en el Manchester City con Foden. Cuando el falso nueve juega más solo, con dos extremos muy abiertos, es un sistema que necesita estar muy bien trabajado para que los interiores puedan llegar, o para que los extremos te den la profundidad, porque si no pierde fuerza y es difícil hacer daño a rivales que cierran mucho por dentro como hacen los equipos italianos. Pero si el falso nueve está acompañado de dos delanteros situados entre el central y el lateral puede enganchar con el mediocampo teniendo dos referencias por delante.
- De todos modos, aunque el falso nueve no se haya asentado, seguramente hay aspectos de su juego que sí se han contagiado a los delanteros centro. Hoy es difícil encontrar puntas que sólo jueguen para el remate.
La de delantero centro es una demarcación que ha evolucionado mucho. A mí el delantero centro que me gusta es un delantero que tiene buena presencia, como Eto’o o Luis Suárez, que sabe jugar y combinar, y que tiene la agilidad de mezclar ambas cosas, que pueda combinar, ir al espacio, aguantar el balón cuando el rival presiona…
Considero importante una referencia de este tipo, pero en cambio perfiles como el que antes representaban jugadores como Urzaiz, delanteros tan de referencia, seguramente hoy sean más específicos para determinado tipo de equipo. Delanteros como Eto’o o Luis Suárez son un perfil de delantero muy completo para muchos equipos.
- En esta evolución de los delanteros, ¿qué importancia tiene hoy en día el juego de espaldas?
Es muy importante. Si hablas con los defensas te dirán que a la hora de sacar el balón agradecen mucho que su equipo tenga un delantero que pueda aguantar la pelota y darle pausa. Por eso te decía que no me gusta mucho el falso nueve, porque muchas veces el falso nueve no es un jugador que tenga esa virtud. Hay falsos nueves que sí la tienen, como Messi, que aguanta el balón muy bien.
Más que un tema de altura yo diría que tiene que ver con la corpulencia física. O con el tipo de juego, porque si uno ya esta acostumbrado a eso creces con esa cualidad. Me acuerdo de Giuseppe Rossi, que jugaba en el Villarreal y seguramente era más bajo que yo, pero que era una bestia aguantando el balón de espaldas. Tenia una gran calidad protegiéndolo del defensa y orientando el balón. Hay otros jugadores que lo evitan más porque no les gusta tanto el contacto. Pero no depende tanto de la altura, porque también hay jugadores altos que no te aguantan bien el balón.
Pero también es importante la profundidad. Por ejemplo, los equipos que le crean peligro al Barça son equipos que tienen delanteros rápidos y que van en profundidad. El Barça es un equipo que tiene el dominio de la pelota y tiene la defensa muy arriba, y delanteros rápidos y que vayan al espacio son una amenaza cuando pierdes la pelota. Y es parecido contra otro tipo de equipos. Ya sea para jugar al contraataque o para hacer un juego de más posesión, el delantero debe aportarle esa alternativa al equipo. Hacer al campo largo, llevar al contrario hacia atrás y hundirlo en su área.
- Tú creciste en un estilo de juego en el que el delantero centro suele jugar solo en el centro con dos extremos en banda. Cuando has jugado con otro delantero centro, en dibujos como el 1-4-4-2, ¿te has sentido cómodo? ¿Cambia mucho el juego del delantero cuando juegas al lado de otro nueve?
A mí no me gusta. El 1-4-4-2, cuando el mediocampo es en línea y no en rombo, es un sistema que nunca me ha gustado porque tanto los delanteros como los pivotes tienen que compartir posición. Considero que el pivote está acostumbrado a jugar solo, a tener dos compañeros delante y a que su trabajo sea más solitario. Lo mismo para el delantero centro. Cuando juego como delantero me gusta jugar solo. Si tengo que compartir la posición con otro delantero me condiciona. Otra cosa es si juegas con un delantero y un mediapunta por detrás, porque entonces ya son dos posiciones diferentes, pero jugar de delantero centro con otro delantero centro al lado, en un 1-4-4-2, no me ha gustado nunca.