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Òscar García

Entrevista | La evolución de los delanteros

Òscar García

Entrevista realizada el 14 de enero de 2021.

  • Aunque hace más de quince años que colgó las botas, Òscar García sigue siendo uno de los últimos canteranos del Barça que han logrado afianzarse en el primer equipo después de una cesión.

Es verdad que el porcentaje no es muy alto. Tampoco lo era en mi época. Estaba El Chapi Ferrer, que fue uno de los primeros en salir cedido y poder volver, mi caso después de ir al Albacete, y poco más. No es fácil. Influyen mucho las circunstancias de cada uno, estar en el lugar adecuado en el momento oportuno, que tu posición no esté muy ocupada… y lo más importante de todo: que el entrenador del primer equipo confíe en ti.

Yo llegué al Barça después de estar tres años en el Mercantil de Sabadell, un equipo que sólo tiene fútbol base. Quedamos campeones de Cataluña, y como en aquella época el Barça no tenía equipo benjamín nos invitó a tres jugadores del Mercantil a hacer una prueba para completar al alevín B. De los tres que fuimos yo tuve la suerte de que me seleccionaran. A partir de ahí, fui subiendo todas las categorías hasta llegar al Barça B, donde estuve un par de años, hasta que pude tener la oportunidad con el primer equipo. Luego llegó mi cesión al Albacete antes de volver y afianzarme en el primer equipo del Barça.

  • Ahí te encuentras a Cruyff y a la demarcación del 6, una función entre el mediocampo y la delantera, muchas veces jugando de espaldas a portería. Normalmente quien jugaba ahí era Jose Mari Bakero, pero también fue una de las zonas donde más jugaste con Johan. ¿Por qué era una pieza tan importante en aquel sistema?

Era el mediocampista más ofensivo, el más próximo al área. Se podría decir que era el mediapunta, porque jugaba detrás del delantero centro, aunque su juego era bastante diferente. Tanto en el Mercantil como al comienzo en el Barça yo había jugado como mediocentro organizador, pero como tenía buena llegada al área y facilidad para marcar goles fui adelantando la posición hasta esa posición de 6. Se me adaptaba muy bien, porque yo era un jugador con llegada, pero como en mis inicios había jugado más atrás, tenía mentalidad de centrocampista.

Jugando de una forma tan posicional, intentando romper siempre las primeras líneas de presión del rival, era una pieza clave. O recibías el balón de cara porque el delantero centro descargaba de espaldas, o descargabas tú de espalda para que el 4 jugara de cara, pudiendo recibir el balón habiendo superado ya las primeras presiones, y con una visión más amplia del campo.

Con el tiempo, la posición del 6 se cambió por un defensa más cuando se pasó del 1-3-4-3 al 1-4-3-3. Es una lástima, porque era una posición que te permitía aprovechar mucho las llegadas desde la segunda línea, y que servía para descargar el juego hacia los centrocampistas que venían de cara a la portería. La opción del falso nueve viene a hacer un poco eso. Aprovechar el espacio que hay a la espalda de los mediocentros rivales para recibir el balón ahí.

  • ¿Las funciones del 6 las han recogido los delanteros centros?

Yo creo que lo que era el 6 se ha ido adaptando más a la zona de los interiores. Pero es verdad que con el perfil que teníamos, éramos jugadores que podíamos jugar tanto como 6 con un 9 por delante como de delantero centro. También éramos rematadores, pero diferentes a delanteros como en aquel momento podían ser Romário o Ronaldo. No teníamos tantos recursos como ellos para la jugada individual, pero quizá sí éramos más asociativos y podíamos combinar fuera del área. Es lo que hacía Laudrup cuando jugaba de falso nueve con Cruyff, o Messi cuando Guardiola lo situó ahí. Eran jugadores con mucha habilidad, con buen uno contra uno, facilidad para encontrar la mejor posición a la hora de recibir, capacidad de hacer jugar al equipo y de encarar a los centrales.

A mi la posición que más me gusta es la del antiguo 6 del Barça, aunque es cierto que quizá el falso nueve sea más difícil de defender para los contrarios. Al final, tanto el 6 como el 9 eran posiciones más claras, y en cambio el falso nueve puede estar haciendo de 9, bajar a la zona del 6, caer a una banda… Es mucho más difícil de marcar, porque los rivales no saben si salir o quedarse. Si el central sale deja libre el espacio entre el lateral y el otro central, y el extremo puede aprovecharlo. Pero si se queda en su sitio, el falso nueve puede recibir, y normalmente son jugadores muy hábiles con el balón y con facilidad para encarar.

  • Con todos los aspectos positivos que tiene el falso nueve, ¿por qué no se utiliza más? ¿Cuesta encontrar al jugador indicado para cumplir ese papel?

Es una posición muy compleja. El falso nueve puede generar superioridades en el mediocampo, pero si al final este jugador no consigue marcar goles o crear peligro en la portería rival, terminas optando por colocar a un delantero centro más puro e intentar encontrar las superioridades con jugadores de otras demarcaciones. No es una posición nada fácil. Eso sí, si tienes a los jugadores correctos para hacerla funcionar puede darte muchos beneficios.

El falso nueve tiene que ser un jugador especial. Debe tener una buena postura corporal cuando recibe el balón, debe saber girarse, controlar el espacio y el tiempo, ser bueno en el uno contra uno y además marcar goles. ¿Cuántos jugadores así puedes encontrar? Muy pocos.

  • Cuando entrenabas al juvenil del Barça encontraste uno: Rafinha Alcántara.

Sí, aquel año tuvimos problemas en la posición de delantero centro porque se fue Mauro Icardi, y no podíamos jugar con un 9 más típico. Entonces creímos que Rafinha era un jugador que podía hacer perfectamente la función de falso nueve. Siempre estaba bien perfilado para recibir la pelota, tenía mucha habilidad y esa temporada, además, estuvo especialmente fino de cara a portería. Hizo un año magnífico.

Pero si no tienes jugadores de banda que te puedan dar la profundidad puede ser que domines el partido pero que no tengas llegada. En aquella época en el juvenil teníamos a Ernesto, a Armand Ella o a Deulofeu, extremos que podían atacar muy bien los espacios que dejaba Rafinha. Eran jugadores muy rápidos en el desmarque y buenos en el uno contra uno.

  • Falso o no, la impresión es que al delantero centro ya no le vale sólo con ser un gran rematador. Se les pide más participación y capacidad de hacer muchas cosas más allá de la definición.

Es la evolución que ha seguido el fútbol. Ahora el delantero centro rematador de área prácticamente se utiliza solo en las segundas partes cuando vas perdiendo. También es difícil ver un extremo a pierna natural. Se utilizan más a pierna cambiada porque se juega más por dentro que por fuera, y al desaparecer estos extremos a pierna natural hay menos centros al área y el nueve rematador va desapareciendo. Se busca otro perfil de delantero. Cuantas más cosas puedan hacer tus jugadores, mejor equipo vas a ser. No sólo en la posición de delantero, sino en todas. Si el central es rápido, bueno defensivamente, agresivo, con salida de balón… cuantas más cosas haga, mejor.

También influye que últimamente los equipos intentan presionar más arriba, y por eso los equipos optan por tener delanteros más rápidos, con buen desmarque, para que tengan opción de atacar los espacios cuando su equipo logre superar la presión del rival. Muchas veces el delantero más rematador es un tipo de jugador fuerte, grande y no muy rápido. Por eso les perjudica que el rival vaya a presionar arriba y adelante la línea defensiva, porque no son atacantes rápidos para ir al espacio. Les resulta más difícil explotar su mayor virtud, que está dentro del área.

Si te fijas en jugadores como Lukaku, como Haaland… Haaland es un delantero que también necesita espacio. Es muy corpulento y muy rápido. Sus goles no suelen ser rematando un centro, sino yéndose por potencia al espacio. Incluso los delanteros más rematadores, como Lewandowski, tienen incorporada la velocidad y la potencia.

  • De todos modos, aunque ahora tenga que saber hacer más cosas, jugar lejos del área… los delanteros siguen marcando muchos goles.

Cuando presionas arriba, en primer lugar está claro que puedes robar más cerca del área rival. Tienes mucha ventaja en este sentido. Pero además, el equipo que presiona arriba y adelanta líneas, asume riesgos dejando muchos metros a su espalda para defender. Antes, cuando jugaba en el Barça sabía que atacaría en espacios cortos, pero el fútbol está cambiando porque los rivales ahora aprietan más arriba. Cuando aprietas arriba, si no recuperas en la primera o la segunda presión y el rival puede superarte, lógicamente sufrirás a nivel defensivo. No es como estar los once defendiendo en tu campo.

  • ¿Qué ha pasado para que en la última década tantos equipos de la élite hayan optado por jugar con un 1-4-3-3?

Si analizas los equipos de Primera División en España verás que cada vez hay más equipos que juegan con dos puntas, pero sí que la mayoría de grandes juegan con un 1-4-3-3, un 1-4-2-3-1… dibujos con un único delantero. A mí me parece que el 1-4-3-3 es un dibujo que permite ocupar muy racionalmente el espacio. Te facilita crear triángulos para jugar con el tercer hombre, ayuda a que los jugadores estén cerca el uno del otro a la hora de recuperar rápido el balón… Pero cuando juegas con un falso nueve también puede ser que a veces termines jugando con un 1-4-4-2 en rombo.

Mira el ejemplo del Liverpool. Juegan con Firmino, que se podría decir que juega como falso nueve aunque tenga apariencia de nueve clásico. Es un jugador muy bien dotado, que baja para atraer a los centrales y entonces los dos extremos, Salah y Mané, aprovechan muy bien esos espacios. No son extremos clásicos. En el Barça de Guardiola, cuando Messi jugaba como falso nueve los extremos eran jugadores como Eto’o, Henry, Pedro o Villa, futbolistas que atacaban muy bien el espacio para darte esa profundidad que el falso nueve no daba. Salvo Pedro, no eran extremos demasiado típicos.

  • ¿Se está perdiendo a los extremos regateadores?

Jugadores buenos en el uno contra uno siempre hay, aunque ahora quizá hay menos porque antes cuando jugabas en al calle nadie te daba órdenes. Podías hacer lo que quisieras y te salía más la creatividad. Ahora todos los niños juegan en academias o están en un club, y por desgracia hay muchos entrenadores en categorías inferiores que piensan más en ganar y en su propia carrera que en mejorar a los futbolistas. Cuando los niños pierden la pelota el entrenador los critica o los cambia. No puede fluir la creatividad. Estamos viendo que salen más jugadores de fútbol control, que pasan bien el balón, que controlan bien, que juegan bien, pero pocos que tengan la habilidad de superar rivales en el uno contra uno.

  • ¿Y los extremos a pierna natural?

La función que antes hacían los extremos ahora la hacen los laterales. Los que sacan más centros al área son ellos. Muchas veces lo que se intenta es que los extremos estén por dentro y que sean los laterales los que vayan por fuera. El lateral es el que da la amplitud. Al final, la portería está en el centro, y si un extremo juega por dentro a pierna cambiada siempre tendrá más fácil disparar con su pierna buena y desde su mejor perfil. En cambio, para centrar siempre es mejor jugar a pierna natural.

Es verdad que actualmente un extremo clásico quizá lo tendría más fácil para recibir por fuera ya que las defensas se cierran más por dentro, pero tendría mucho trabajo defendiendo a su par, porque los laterales suben mucho. Además, creo que les sería más difícil irse en el uno contra uno, porque todo el mundo es muy fuerte físicamente, muy rápido. Si te das cuenta, hoy cuesta mucho encontrar jugadores top que sean extremos puros. Incluso el Manchester City juega normalmente con los extremos a pierna cambiada.

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