Jeffren Suárez
Entrevista realizada el 8 de diciembre de 2020.
- ¿Cómo se crea a un extremo en La Masia?
Cuando era joven yo era más un mediapunta. Era el jugador libre y me dejaban moverme por todas partes. Al llegar al Barça primero empecé a jugar como interior, pero el entrenador al ver la velocidad que tenía me puso de extremo y ya me quedé ahí desde mi primer año en el Barça. En la selección española alguna vez había jugado en banda, pero fue en el Barça donde me establecí definitivamente como extremo.
Con mi velocidad, a esa edad la verdad es que volaba, pero en el Barça lo importante es que un extremo no solo sea rápido. En el Barça lo primordial para el extremo también es meterse hacia dentro, saber combinar con los compañeros a uno o dos toques, y saber jugar entre líneas. El entrenador vio que como extremo le podía dar ambas cosas. Tenía la velocidad para desbordar por banda, pero también sabía jugar por dentro porque hasta entonces había venido jugando como mediapunta.
- ¿Cuál es la importancia de los extremos en un modelo de juego como el del Barça?
El extremo ayuda mucho a los interiores. Si quieres que tu interior reciba muchos balones entre líneas, tu delantero centro y los dos extremos tienen que fijar la línea defensiva del rival. Vas a hacer que los interiores reciban más balones, y ellos son los que crean el juego del equipo. Si quieres jugar bien al fútbol tienes que jugar con los interiores, ellos te crean el juego.
Te puedo hablar de cómo era Pedro. En los partidos del Barça veías que Pedro empezaba por fuera, pero cuando subía Alves o el lateral que fuera, él se iba por dentro. Y si no se la daban picaba en profundidad. Era todo muy dinámico. Ahora Dembélé es un extremo más de profundidad que de asociación, eso le cuesta más. Pedro se asociaba y tiraba desmarques en profundidad. Todos los que jugábamos en esa posición lo aprendimos de Guardiola. Henry también vino y sabía asociarse.
A veces te encuentras en sitios que esa cultura no llega. Por ejemplo donde estoy yo ahora (en el momento de la entrevista, el NK Slaven Koprivnica de la liga croata) juegan más por instinto, no es como lo que aprendí en el Barça. Uno siempre se fijaba en el movimiento que hacía el compañero, y la idea siempre era no estar en la misma línea que estaba el interior o el lateral.
- Tu primer contacto con Guardiola fue en el Barça B, ¿cómo recuerdas aquella temporada?
Fue una temporada muy buena. Era un momento en que yo tenía la opción de salir, pero Pep me convenció para que me quedara. Me pedía que controlase la velocidad, porque en ese momento yo era muy rápido y a veces corría con la pelota e iba más rápido que el balón. Aprendí a frenarme un poco, a ver que si quería recibir al pie primero tenía que hacer un movimiento al espacio, y al contrario, que si quería el balón al espacio primero tenir que hacer como si quisiera recibir al pie. Ese año con Guardiola aprendí mucho.
Yo había sido mediapunta y había jugado mucho por dentro, pero como extremo llegó un momento que me enfoqué tanto en utilizar el uno contra uno que perdí el juego a uno o dos toques. Cuando Guardiola me cogió me volvió a meter eso en la mente. Que no jugara siempre el uno contra uno. Me dijo “tú sabes correr, pero seguro que también juegas a uno o dos toques”.
Antes de que llegara Pep el Barça ya trabajaba en la línea que empezó Cruyff, pero con Pep se evolucionó ese fútbol. Te enseñaba cómo tenias que jugar, por dónde tenías que sacar la pelota… lo mejoró todo. Fue una evolución para nosotros.
- Jugando en los campos de Tercera División, una de las cosas más complicadas imagino que sería encontrar los espacios para jugar.
En Tercera es más complicado porque te encuentras campos pequeños, de césped artificial, en los que la pelota en lugar de rodar va saltando. Es importante fijar jugadores y abrir espacios para poder pensar. Si encuentras espacios tienes tiempo para pensar en lo que vas a hacer y en cómo puedes ayudar al equipo. Es muy importante el trabajo del extremo, y de todo el equipo, para encontrar dónde están los huecos.
- Quizá lo complicado, a veces, es tener la paciencia de esperar abierto sabiendo que aunque no recibas el balón estás ayudando al equipo.
Al principio, cuando llegas al Barça, es algo muy difícil de asimilar. Vienes de jugar y tocar mucho la pelota, y tienes que hacer movimientos para ayudar al equipo. Con el tiempo ves que estás ayudando, que ese movimiento hace que el equipo juegue mejor y que tú también jugues mejor, pero al principio era muy difícil.
Si yo fijaba al lateral y Dani Alves no había subido, el que recibía la pelota entre el lateral y el extremo era el interior. Así el Barça salía muchas veces jugando. Desde ahí se formaban los triángulos, y el jugador que tenía la pelota no tenía solo una opción de pase sino dos o hasta tres, y era todo muy fluido.
- Grandes jugadores como Thierry henry también tuvieron que pasar por ese proceso.
Cuando yo llegué al primer equipo, para mí Henry era el mejor extremo del mundo. Que me cogiera una vez y me explicara cómo tenía que hacer los movimientos al espacio fue una bendición. Aprendí mucho de él. Cuando no jugaba me fijaba en lo que él hacía durante el partido. Se me ha quedado grabado. Aun hoy, aunque no juego tanto de extremo, cuando me ponen en banda tengo movimientos que aprendí con él.
Henry siempre jugaba en la línea y se retrasaba un poco para poder picar al espacio. También me enseñó a saber leer el lenguaje de los compañeros para decidir el tipo de desmarque. Me decía: “Jeff, tú tienes que fijarte en el lenguaje corporal de quien tiene la pelota, para ver si te la va a poner al espacio o al pie. Y si te la va a poner al pie, primero tienes que ir al espacio y luego volver, así recibes con espacios y no tienes al defensor encima”. De esta forma encontraba espacio y tiempo para pensar.
- De tu paso por el Barça se recuerda especialmente tu gol en el 5-0 contra el Madrid de Mourinho, pero quizá tu partido más decisivo fue en el final del Mundial de Clubs contra Estudiantes de la Plata.
Ese partido lo recuerdo como si fuera ayer. El partido estaba bastante difícil porque teníamos en el campo a jugadores que intentaban entrar entre líneas a uno o dos toques, que es lo que intentábamos hacer normalmente, pero ese día Estudiantes nos cerraba los pasillos interiores y hacían bien las coberturas. Entonces a Guardiola y a Vilanova se les encendió la bombilla y decidieron meterme a mí a pierna natural. Si pones a un extremo a pierna cambiada suele irse también hacia dentro, y en ese momento necesitábamos a un extremo que fuera por la banda, que abriera el campo. Eso fue el punto que le faltaba al partido porque estábamos muy cerrados.
- Aquella temporada el equipo jugó con un nueve más claro como Ibrahimovic, pero otras veces te tocó hacerlo al lado de un falso 9 como Messi. ¿Cómo cambia la labor del extremo en esas situaciones?
En realidad es similar. Lo que pasa es que si tienes un nueve-nueve quizá tendrás que correr en profundidad si peina el balón de cabeza. En cambio si tienes a un falso nueve, lo que va a hacer es darte la superioridad en mediocampo. Tendrás más posesión de balón y vas a entrar a hacer goles tocando la pelota, moviéndola de un lado a otro, entrando entre líneas… Pero tampoco cambia mucho el trabajo del extremo.
Muchas veces estábamos en línea, pero otras veces Guardiola me hacía ir por detrás del lateral, meterme en fuera de juego y luego aparecer justo entre central y lateral. Si no la recibía, caía al espacio. Para mí no cambia mucho tener un nueve-nueve o un nueve falso, salvo que tienes que fijar la línea defensiva.
- ¿Se está perdiendo la figura del extremo encarador?
Hace poco un amigo me pasó un recorte donde salía yo y el titular decía “los extremos están en peligro de extinción”. Era un recorte de hace nueve o diez años, pero creo que tenía razón, porque ahora los que son más verticales o mas profundos son los laterales. Claro que hay extremos, pero no tantos como antes.
- Hay quien dice que esto se debe a que en la formación se está poniendo mucho el foco en no perder la pelota y dejando menos libertad a los niños para que se arriesguen a perderla con un regate.
Cuando a mí me dijeron que iba a jugar como extremo, amaba el uno contra uno. Amaba sentirme superior contra el lateral, y si la perdía lo volvía intentar. ¿Por qué no puedes perder pelotas? A mí siempre me han dicho que lo intentara, que aprovechara que tenía las virtudes necesarias para ser extremo. Tenía velocidad, regate, salida por los dos lados, podía jugar al pie… lo tenía todo. Ahora a los niños les meten en la cabeza que no pueden perder la pelota. ¿Cómo que no pierdas la pelota? ¿Por qué no puedes perder la pelota? Ni que esto fuera la Play Station.
Tampoco te vas poner a regatear en tu área, claro. Y si la pierdes arriba, yo le doy mucha importancia a los dos o tres segundos de después. Son primordiales para recuperar el balón. Y si no puedes recuperarlo ya repliegas.
- De hecho, en muchos equipos el jugador que ataca por banda ya no es tanto el extremo sino el lateral. ¿Al extremo le están quitando su espacio?
En el Barça no tenia ese problema. En otros sitios, donde la circulación quizá era más lenta, sí me encontraba ese problema porque el lateral de mi lado subía y yo no podía hacer el uno contra uno porque ya tenía también al extremo del otro equipo. Se convertía en un dos contra dos o en un dos contra uno. Echaba de menos a un lateral que entendiera que yo quería hacer el uno contra uno. En el Barça esto no pasaba. Muchas veces estaba como extremo y el lateral no subía para que pudiera encarar a mi marcador.
- Jugando en el Barça B también te entrenó Luis Enrique. ¿Notaste el cambio?
También fue una de mis mejores temporadas en el Barcelona. Tenía una filosofía similar a Guardiola. Le gustaba que fueras agresivo, que no bajaras los brazos, que estuvieras todo el rato conectado… si fallabas tenias que cambiar inmediatamente el chip. Yo adoré a Luis Enrique porque aprendí mucho con él. No te dejaba bajar los brazos y tuvo mucha confianza en mí.
No me pedía cosas diferentes a las que me pedía Pep. Yo había trabajado varios años en Barcelona y ya sabia lo que más o menos quería. Me tenía mucha confianza y me dejaba mucha libertad.