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Semáforo Gündogan

Semáforo Gündogan

El día que Romário debutó como jugador del Barça anotando un hattrick en el Camp Nou, Pep Guardiola fue quien le dio los tres pases de gol al astro brasileño. Decía el de Santpedor, que aquel año repetiría asistiendo al carioca más de una y de dos veces, que Romário era como un semáforo. Que dependiendo de su forma de colocar el cuerpo le estaba diciendo al pasador si quería el balón o no. Si se ponía de lado, recordaba Guardiola, era la señal de que había imaginado un camino hacia el gol. Desde otra perspectiva, Ilkay Gündogan es el semáforo del Manchester City. Dependiendo de su posición en el campo se puede adivinar la de los demás, e incluso, las intenciones de su equipo a propósito del partido. Si juega cerca de Rodri, como un interior bajo con rasgos de segundo pivote, el lateral izquierdo irá por fuera, y el City priorizará la seguridad de los primeros pases y el refuerzo defensivo sobre la zona del pivote. Si juega cerca del área rival, Cancelo irá por dentro, y el juego skyblue adoptará un carácter más agresivo y vertical. Gündogan no es el motivo, pero sí la señal.

Contra el PSG arrancó el partido abajo, cerca del círculo central. Acompañando a Rodri de tal modo que, por dentro, la estructura ofensiva del City adoptó forma de cuadrado con ellos dos en la base y Bernardo Silva y De Bruyne arriba (Imagen abajo a la izquierda). El primero desde el teórico interior derecho y el segundo haciendo las veces de falso nueve. La medida tenía un propósito doble. En primer lugar, la contención de Gündogan debía servirle a los visitantes para controlar de manera más eficaz la espalda del mediocentro, esa que buscaría Neymar abandonando una y otra vez la banda izquierda (Imagen abajo a la derecha). En segundo lugar, su implicación gestionando la posesión, en el sector del campo que también juntaba a Cancelo, Foden y De Bruyne, sería el punto de inicio del plan de ataque diseñado por Guardiola. Asumiendo que con un Ilkay más comedido el despliegue ofensivo de su equipo iba a ser menos exuberante, Pep optó por seleccionar el punto de la estructura parisina potencialmente más vulnerable: Mitchel Bakker. Contra el neerlandés mandó a su regateador más puro, Riyad Mahrez, y trató de construir un contexto de aclarado para que el francoargelino enfrentara el duelo con todas las de ganar. Juntando las atenciones del PSG en la otra orilla del campo, ubicando a Walker por dentro para alejar las posibles ayudas del lateral local, y activando a Mahrez en la esquina a través de cambios de orientación y servicios largos.

El gol de Marquinhos, sin embargo, hizo cambiar el color del semáforo. Por detrás en el marcador, el City necesitaba ser más agresivo con balón y ganar presencia en el remate, circunstancia que se tradujo en un Gündogan mucho más adelantado. Su relación dejó de ser con el círculo central y se trasladó a la frontal del área (Imagen abajo a la izquierda). Como consecuencia, Joao Cancelo pasó de atacar por fuera a interiorizar su posición, de modo que fueran ambos laterales los que protegieran la zona de Rodri en caso de pérdida. Durante el primer tiempo, no obstante, el riesgo asumido por el Manchester City tras el uno a cero chocó con las actuaciones de Marquinhos, Verratti o Gana Gueye, al tiempo que abrió las puertas para que Neymar, Mbappé y Di María atacaran con espacios. El brasileño recibiendo a la espalda de los centrocampistas citizen para comandar el ataque, el francés amenazando a los centrales y el argentino ofreciendo una alternativa progresando por banda, dibujaron un City expuesto que despidió el primer tiempo con alivio a pesar del marcador. La segunda parte sería otra historia.

Lo sería porque al descanso Guardiola modificó el plan. Primero cambiando la presión de su equipo, mucho más pasiva durante los primeros 45 minutos, probablemente para que Neymar no encontrara espacios detrás de Rodri y Gündogan. En la reanudación, pues, el City dejó de dar libertad con la pelota a los centrales del Paris Saint Germain, encimó con Bernardo Silva y De Bruyne los primeros pases, y adelantó la altura defensiva de su mediocampo. Para no comprometer su espalda, tanto Stones como Rúben Dias se enfocarían en contener los apoyos entre lineas de los delanteros locales desde la anticipación, compaginando la tarea con la corrección sobre las carreras de Mbappé. El concurso de Rúben Dias, una de las mejoras competitivas más determinantes en la temporada del City, en este tramo del duelo resultó fundamental. También la entrada de Zinchenko, más cerebral que Cancelo siguiendo los movimientos de Di María y, por lo tanto, más cuidadoso a la hora de abrir la banda para las caídas del punta francés.

Los cambios del Manchester City en el segundo tiempo también intervinieron sobre su plan de ataque. El semáforo Gündogan volvió a rebajar su altura, el lateral regresó a la cal y, en este caso, Foden desde el extremo ganó presencia en el carril central (Imagen arriba a la derecha). Fue una tercera referencia interior con la que hundir al mediocampo parisino y abrir espacios para la circulación del cuero y para que De Bruyne ganara presencia en tres cuartos de campo. En la otra orilla del campo, Bernardo Silva esquinó su posición, en ocasiones como un segundo extremo derecho, aprovechándose del repliegue en 1-4-4-2 del PSG para sujetar a Verratti en banda y debilitar así el carril central de los de Pochettino. De este modo el City pudo instalar su bloque más arriba, Paredes y Gana Gueye empezaron a llegar tarde a los balones y los ataques skyblue abrieron los pasillos entre los centrales y los laterales parisinos para agredir el área de Keylor Navas. Atacaron con el semáforo en verde.

– Foto: Julien Poupert

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