Aunque pueda parecer lo contrario, es coherente que los sistemas con defensa de cinco hayan ganado popularidad en una época que prioriza la presión adelantada sobre repliegue en campo propio. Más allá del refuerzo numérico que representa la presencia de un tercer central custodiando el área, la mayoría de equipos que optan por esta solución obtienen soluciones en el fútbol de salidas desde atrás y presiones adelantadas que singulariza el momento actual. Suman de inicio a un tercer jugador para construir la acción desde atrás generando la superioridad numérica sin necesidad de anclar a un lateral o de retrasar la posición de un centrocampista, y consiguen una mejor cobertura a la espalda de los carrileros para que éstos puedan emparejarse en la presión con los laterales rivales, más cerca de la portería rival que de la propia. Así lo explica Jordi Guerrero, que como técnico asistente de Pablo Machín trabajó la aplicación de este tipo de esquema en el Girona, el Sevilla y el Espanyol:
En el Etihad, a pesar de formar de partida con una línea de cinco atrás, la presión que realizó el Arsenal sobre la salida de balón del Manchester City fue distinta. Cédric y Tierney actuaron en planos diferentes, el portugués más adelantado y próximo a su compatriota Joao Cancelo, y el escocés prácticamente en línea con sus centrales, a la manera de un lateral izquierdo en defensa de cuatro. Cuando apretaran arriba, pues, los de Arteta no lo harían en igualdad numérica y con emparejamientos hombre a hombre, sino que intentarían ser igual de efectivos con menos jugadores implicados en la acción ubicados para tal efecto en los espacios situados entre dos jugadores rivales. Aubameyang, Saka, Odegaard y Smith Rowe, los cuatro, para evitar que el City avanzara a través de Ederson, Rodri y los zagueros locales (Imagen abajo a la izquierda). El planteamiento gunner saltó por los aires rápidamente, tan pronto como Bernardo Silva, interior derecho skyblue, empezó a descolgarse sin que nadie lo siguiera (Imagen abajo a la derecha). Apareciendo en medio de la telaraña que pretendía tejer el Arsenal para recibir el balón, esconderlo y darle el sentido correcto dependiendo de la respuesta de su rival. Si las piezas mantenían su posición inicial, avanzaba en conducción rompiendo toda la estructura de presión, y si por el contrario alguno de los integrantes del primer bloque visitante optaba por acudir sobre él, no sólo mantenía el control del cuero sino que era capaz de hacerlo llegar al compañero que había quedado libre.

– Foto: Nick Potts

