
Cancelo sin oposición
Ya hace algunas temporadas que los sistemas con tres centrales viven una segunda juventud. Sumado a su tradicional ventaja de incluir un efectivo extra a la defensa del área, el fútbol de salidas controladas desde atrás y presiones adelantadas que guioniza actualmente el fútbol de primer nivel les ha dado sentido desde otros puntos de vista. Contar con un tercer central, por ejemplo, simplifica la búsqueda de una superioridad numérica en el inicio de la jugada para propiciar una salida de balón más favorable. Sin necesidad de sujetar abajo a uno de los laterales, de desocupar el mediocentro para retrasar al pivote o de sacar de la línea de medios a uno de los interiores. Al mismo tiempo, a la hora de presionar arriba la construcción del rival, se trata de dibujos que permiten una actitud más agresiva de los carrileros, emparejándose cerca del área rival con los laterales contrarios sin que la distancia abierta entre ellos y el central sea tan grande como ocurre cuando el equipo forma con una línea de cuatro atrás. Por eso son numerosos los equipos que durante el último lustro han recurrido a esto esquemas de forma puntual o sostenida, y quizá por eso recientemente también lo haya hecho el Manchester United de Ole Gunnar Solskjaer. Los red devils, sin embargo, no han encontrado en ello ni una defensa más eficiente de su área, ni una solución sacando el balón desde atrás ni un camino para presionar al rival de manera más estable. Todos los dibujos tienen fortalezas y debilidades, todos favorecen determinadas situaciones del juego y dificultan la respuesta ante otras. El United, en cambio, por ahora solo se ha quedado con las partes negativas de su nuevo plan.
Así pudo observarse con dolorosa claridad en su cita del fin de semana contra el City de Guardiola, representado en un primer tiempo de absoluto dominio citizen para decantar el duelo. Para enfrentarse al 1-4-3-3 skyblue, los locales saltaron al césped de Old Trafford formando en un 1-5-2-1-2 convertido en 1-5-3-1-1 a la hora de defender, ubicando a Bruno Fernandes como interior derecho y a Greenwood como punta del rombo para tapar el juego de Rodri. Lo particular del plan defensivo de Solskjaer fue que sus carrileros defendieron a la manera de dos laterales clásicos. Formaron en la zaga, prácticamente a la altura de los tres centrales y emparejados con los extremos del City. Un cinco contra tres en última línea que, en consecuencia, brindaba libertad como mínimo a dos futbolistas de su rival en otras zonas del campo. En concreto, el Manchester City pudo disfrutar tanto a Walker como a Joao Cancelo con más desahogo del que acostumbra, y utilizarlos a ambos para lograr permanentemente superioridades numéricas en banda y en el mediocampo (Imágenes arriba). Saliendo en ventaja por fuera, ganando la batalla en el centro del campo y buscando los lados oscuros del dibujo de su rival para romperle el esqueleto y llegar con peligro a la portería de De Gea. De este modo, además de explotar la liberad concedida a sus laterales, Guardiola castigó al United abriendo la posición de sus interiores y lateralizando las recepciones de Kevin de Bruyne (que alternó el falso nueve con Bernardo Silva).
Y es que el 1-5-3-1-1 del United no solo situaba a un único futbolista en cada banda, fijado por el extremo y desbordado cuando el City abría al costado a una segundo o tercera referencia ofensiva, sino que además la estrechez de su mediocampo impedía que Fred, McTominay y Bruno Fernandes pudieran llegar a tiempo de lado a lado cuando el City cambiaba la orientación del juego. Fue constante, pues, el posicionamiento abierto en el costado contrario de uno de los futbolistas visitantes, esperando lejos de los tres centrocampistas del United a que algún compañero los encontrara con un envío largo (Imágenes arriba). Solo con Cristiano Ronaldo en punta, y con los dos laterales del City liberados, a los visitantes no les costó juntar atenciones en un lado del campo ni encontrar sin marca a Rúben Dias para que el portugués mandara el esférico a la orilla contraria. La prudente actitud defensiva de los carrileros del United se reprodujo también en su trío de centrales, poco agresivos a la hora de seguir los movimientos del falso nueve citizen fuera de la línea, una concesión que redundó en la inferioridad numérica de los red devils en prácticamente todas las zonas del campo a excepción de su propia área. Sucedió que, ante este escenario, la facilidad con la que llegó arriba el City y la poca autoridad de la zaga local dentro del área, dejaron sin efecto la que en teoría quedaba como la principal ventaja del United. Aquella victoria por la que Solskjaer había aceptado perder otras batallas. Un escudo, a la postre transparente, demasiado limitado para hacer frente a tantas y tan peligrosas amenazas.
– Foto: Clive Brunskill/Getty Images