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Aubameyang a lo lejos

Uno de los puntos más interesantes de la reciente victoria del Barça de Xavi ante el Atlético de Madrid fue el papel que desempeñó Frenkie de Jong. Contra los del Cholo Simeone, el neerlandés ocupó de forma más sostenida zonas retrasadas, asumió protagonismo con la pelota incluso por detrás de Sergio Busquets, y delegó en otros compañeros la tarea de aportar energía y movimientos al espacio por delante del balón. Antes del pasado fin de semana, no habían sido pocas las ocasiones en que sus entrenadores habían visto en De Jong la solución para esquivar la endémica falta de profundidad de los ataques azulgranas, un vacío ya insinuado en las últimas etapas de la MSN y desnudado con un adiós de Neymar al que el club respondió con futbolistas poco dados a atacar la espalda de la defensa rival. Donde antaño los culés disfrutaron de las agresivas carreras de Stoichkov, Giuly, Eto’o, Henry, Villa, Pedro o Alexis Sánchez, durante un lustro el FC Barcelona ha optado por perfiles como los de Dembélé, Coutinho o Griezmann. En este sentido, el mercado de invierno barcelonista, por lo que respecta a su línea de delanteros, no solo ha significado un intento por incrementar el nivel neto de un ataque muy diezmado en cuanto a calidad individual, sino también la apuesta por recuperar cierta dosis de profundidad y amenaza vertical desde los puestos más adelantados. Esa de la que pudo despreocuparse De Jong contra el Atlético. La que aporta Adama desde la conducción y Ferran Torres desde el movimiento. La que durante años ha definido el fútbol de Pierre-Emerick Aubameyang.

Del juego del nuevo delantero del Barça tiran en la misma dirección dos fuerzas: la velocidad y el remate. Es un atacante de zancada poderosa y mucha sensibilidad a la hora de entrar al espacio, que posee una rapidez determinante incluso habiendo superado ya la treintena, y de acreditada agresividad realizadora en los metros finales. Así lo atestiguan las redes de Francia, Alemania e Inglaterra, si bien su última etapa como gunner interrumpió su habitual relación con el gol. Si de 2015 a 2020 Aubameyang no bajó de los veinte tantos en liga, sus últimos dos cursos en la Premier han resultado bastante menos productivos. Las características del gabonés, sin embargo, sobre el papel siguen dibujando un retrato robot siempre interesante, pues al tiempo que permiten adivinarlo cerca del peligro en escenarios de partido de lo más variados, también se anuncian como una suerte de solución que debe permitir a su equipo facilitar muchas situaciones del juego. La posibilidad de generarle espacios al mediocampo empujando a la defensa rival hacia atrás, de proponer un receptor para pases que previamente no tenían opción de aparecer desmarcándose entre centrales, o de desahogar una salida desde atrás clavándose a la espalda de la presión del contrario.

Aubameyang no es un nueve clásico de área. De hecho, en varios momentos de su carrera el gabonés ha hecho bueno aquel postulado de Johan Cruyff por el que el técnico neerlandés optó por desplazar a futbolistas como Lineker o Stoichkov a la banda: «son gente de velocidad, pero nosotros jugábamos en campo contrario y ahí el espacio hasta la portería es pequeñito. Entonces, si tienes velocidad, necesitas más campo para aprovecharla. Por eso jugaban los dos de extremo sin ser extremos«. Siendo un delantero que saca muchas ventajas de su superioridad en carrera, alargar las distancias de las mismas supone incrementar sus posibilidades de imponerse a su par. Corriendo desde la cal en diagonal hacia la portería, fuera del campo de visión del central y mejor orientado que el lateral para llegar antes al pase del compañero. Desde el costado, además, como acostumbra a tener una envergadura superior a la de su marcador, las entradas de Aubameyang atacando el segundo palo suelen proporcionarle al equipo una solución muy eficaz para medir el acierto del guardameta rival. No por nada, a lo largo de su carrera ha construido productivas sociedades desde el lado débil del ataque con aliados dados a absorver balón y atenciones, y con gusto por descargar el cuero hacia compañeros alejados, como fueron los casos de Ousmane Dembélé en Dortmund o Mesut Özil en Londres.

Según lo anunciado, no obstante, al menos los primeros pasos del gabonés como azulgrana se espera que sean desde la posición de delantero centro. Se trata de un papel exigente en el sistema de Xavi, pues el egarense busca para la demarcación la mezcla entre dos perfiles. Por un lado, el del delantero profundo, ese que disfrutó en primera persona compartiendo equipo con Samuel Eto’o cuando la presencia del camerunés en la punta de ataque le servía al Barça para empujar al rival hacia atrás, entregar espacio y comodidad a los centrocampistas y abrir nuevas líneas de pase para llegar al gol. Por el otro, el del delantero asociativo, con lectura para los apoyos fuera del área y eficacia tocando de espaldas a portería. Ese que apuntaba poder encarnar Memphis Depay, pero que como referencia del ataque el neerlandés no ha acertado a rescatar. En este sentido, la llegada de Aubameyang se presenta como la oportunidad de un nuevo encaje más favorable para el ex del Lyon, tanto a nivel posicional como por lo que respecta a las dinámicas de juego. Y es que con Auba teniendo más peso en el centro que en la banda, la lesión de Ansu Fati deja abierta la posibilidad de que Xavi le encuentre un nuevo acomodo a Memphis en banda izquierda. Recibiendo a pierna cambiada, con espacio para girarse, desbordar y orientar su golpeo con pierna derecha.

Apoyándose en los movimientos por delante del balón de Aubameyang para no ser él quien marque la altura de la defensa rival, cruzando diagonales con el gabonés cuando éste acuda a la orilla, o impulsándose en los toques de espalda que Aubameyang pulió con Tuchel para recibir orientado hacia portería. Vaciando desde la izquierda la zona del extremo para las caídas del punta o las llegadas del lateral, con tal de aparecer por centro coronando el cuadrado al que Xavi persigue dar forma en la medular de su equipo. A la altura de Pedri o Gavi y por delante de Busquets o De Jong. A la espalda del mediocampo rival, y a medio camino entre el central y el lateral. Un reclamo afincado en tres cuartos de campo con el que entregar libertad a la línea de medios o al punta. Para ser él el pasador o para que el resto tenga un contexto más favorecedor para serlo. La plantilla del Barça, ciertamente, no distingue todavía a un especialista en el arte del último pase. El hombre al que imaginar directa e insistentemente vinculado a los desmarques de Aubameyang. Pero ahora Xavi tiene más herramientas para construirlo.

– Foto: LLUIS GENE/AFP via Getty Images

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