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El arquitecto y el bombero

El arquitecto y el bombero

Uno de los aspectos en que más ha sentido el FC Barcelona las ausencias de Pedri y Frenkie de Jong es en el impacto de su juego entre líneas. Canario y neerlandés, de formas y desde posiciones del campo diferentes, son dos de los futbolistas del equipo más relacionados con el espacio que se genera en ataque a la espalda del mediocampo rival. De Jong penetra en tres cuartos de campo rompiendo la línea de medios del rival a través de verticales conducciones, mientras que Pedri lo consigue con recorridos más cortos y sinuosos y fijándose en la mediapunta para recibir, proteger y dar continuidad al pase. La plantilla de Xavi no tiene muchos futbolistas capaces de controlar, girar y atacar a la defensa rival en una zona del campo con pocos espacios y con muchos rivales alrededor. Su déficit, sin embargo, no tiene que ver tanto con la capacidad de filtrar pases a la espalda del mediocampo contrario, sino con la habilidad para recibirlos en esta concreta parcela del terreno de juego y traducirlos en una ventaja para el ataque.

Pareció tenerlo claro el domingo el Atlético de Madrid, pues el plan de Simeone marcó dos actitudes muy diferentes a la hora de responder a las acciones de su adversario. Sin balón, y una vez los locales podían desactivar su primera presión, los colchoneros dibujaron un repliegue que daba libertad a Koundé, Araújo, Marcos Alonso e incluso a un De Jong más protagonista que Busquets recibiendo de los centrales, pero que a cambio multiplicaba la intensidad y agresividad de la marca a la hora de apretar cualquier recepción entre líneas. El pasador podía pasar sin demasiados apuros, pero el receptor no tenía permitido recibir con comodidad. A lo largo de la primera mitad, de hecho, el único azulgrana que tuvo el acierto de activarse con peligro a la espalda del mediocampo visitante, y de resguardar el control del cuero ante el ímpetu de los rojiblancos, fue Robert Lewandowski, aunque la destreza del polaco en el control y el giro luego no tuvieran continuidad en la definición o en la relación con un Ferran Torres encargado de ocupar los espacios del nueve llegando desde la mediapunta izquierda.

La posición centrada del valenciano permitió a Xavi replicar el mismo reparto de espacios que cuando el técnico hace coincidir en el once a cuatro centrocampistas, formando con Ferran en uno de los vértices superiores del cuadrado, y dejando nuevamente las alas para Raphinha y Alejandro Balde. Antes de la entrada de Pedri en el segundo tiempo, el extremo y el lateral fueron los dos caminos más claros que encontró el Barça para que su ataque ganara metros, aprovechando la libertad de los centrales con el balón y la estrechez con la que el mediocampo atlético sobrecargaba el carril central para que Alonso y Koundé hicieran llegar la pelota a Balde y Raphinha cerca del lateral del área de Oblak. El canterano llegando y el brasileño retando en el uno contra uno a Carrasco le sirvieron a su equipo una solución para profundizar. La faceta de Raphinha que más agradeció el Barça, sin embargo, tuvo que ver con los desmarques al espacio a la espalda de la zaga rojiblanca, una acción con la que el extremo derecho culer giró y empujó hacia atrás a la defensa visitante separándola de la línea de medios y que, como en la acción del gol, le concedió más tiempo y espacio a las recepciones barcelonistas entre líneas.

Si Raphinha fue estilete barcelonista, Carrasco fue el del Atlético, atacando la posición de Koundé para llevar a su equipo hacia arriba. Pero la vía de ataque que sin duda estaba subrayada en rojo en la libreta de Simeone se localizaba en banda derecha. Allí, aprovechando la incertidumbre que siempre generan los emparejamientos contra un sistema con carrileros, los visitantes insistieron sujetando fuera a Balde, fijando la posición de Marcos Alonso con Correa, y aprovechando el espacio abierto entre el lateral y el central zurdo del Barça para irrumpir desde la segunda línea. Fue una fórmula que se avivó en el segundo tiempo con las entradas de Morata y Eric, y que obligó a que Araújo por momentos tuviera que ejercer como apagafuegos. Si tras la reanudación Pedri le dio a los azulgranas la estructura de ataque que le ha faltado en su ausencia, Ronald no construyó una defensa pero desde el impacto individual él y Ter Stegen pesaron como una zaga entera.

 

– Foto: Alex Caparros/Getty Images

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