En la casa de El 10
Aunque pudiera parecerlo, la entrada de Andreas Christensen en la posición de mediocentro no está siendo la principal noticia táctica de las últimas semanas en el Barça. Tampoco la reubicación de Pedri en el rol de falso extremo izquierdo. De hecho, a pesar de que la incursión del danés en la medular le ha proporcionado al conjunto culer una referencia posicional por delante de los centrales que no tenía desde la pérdida de protagonismo de Oriol Romeu, el jugador viene sufriendo a la hora de agilizar la circulación debido a sus dificultades para recibir orientado en una zona nueva para él. También Pedri está notando la exigencia en los recorridos a los que se ve exigido por representar un doble papel en el que debe atacar por dentro y cerca del área, pero defender en banda asumiendo unos retornos muy pronunciados para dar cobertura en la zona de Joao Cancelo. Las mencionadas, sin embargo, son dos intervenciones que han permitido la que en realidad es la novedad más relevante en el funcionamiento del Barça de Xavi: la posición adelantada de Gündogan.
En las últimas semanas, el cuadro azulgrana ha podido disponer del centrocampista que incorporó del Manchester City. El que fuera pieza clave en el último campeón de Europa pesando en el área o en la frontal. Liberado de la base de la jugada, Xavi le ha entregado la mediapunta. A veces compartida con Pedri y otras gestionándola en solitario cuando el dibujo toma apariencia de 1-4-2-3-1. Con la pareja formada por Christensen y De Jong administrando la primera altura, Lewandowski fijando a los centrales, Lamine abriendo el campo por la derecha y Pedri alternándose con Cancelo para hacer lo propio en la izquierda. Un Gündogan que tiene que abarcar menos espacio y cuyo juego se concentra a la espalda del mediocampo rival. Anoche, en el regreso del Barça a una eliminatoria de la Champions League, fue el futbolista más importante durante los minutos de mayor superioridad de su equipo. El nombre con el que explicar los tramos que pertenecieron a los blaugranas y, también, aquellos que dibujaron la reacción del Napoli.
El guion inicial del encuentro estuvo marcado por el deseo del Barça de ganar seguridad a través del control del balón. En frente, un Napoli irregular en la presión y la recuperación, que alternaba una primera línea pasiva que permitía a los visitantes un escenario cómodo para ir conectando con la pelota cada una de las líneas del equipo, con otros momentos de más intensidad en la presión pero con muchas dificultades a la hora de coordinarla. Especialmente problemático para los de Calzona fue la gestión del espacio localizado entre su mediocampo y la pareja de centrales. En este sentido, el cuadrado de Xavi surtió efecto, reclamando la atención de la medular italiana y obligando a que Anguissa, Cajuste y Lobotka se adelantaran buscando los emparejamientos con Christensen o De Jong dejando, a su espalda, un enorme latifundio para disfrute de Gündogan, que recibiendo en tres cuartos de campo se erigió en el protagonista principal del avance del Barça.
A veces girando por dentro para poner el pase en profundidad, y otras fijando a la defensa napolitana en el carril central para descargar hacia unas alas liberadas en busca de Cancelo o, sobre todo, Lamine Yamal. Un Barça que, activando y transitando los tres carriles de su ataque se acercaba a la meta de Meret y desorganizaba a su rival para generarse, también, un contexto defensivo más favorable.
La decisión que adoptó Calzona para obrar una reacción de su equipo que primero se tradujo en el juego y posteriormente en el marcador, pasó por modificar las zonas del campo donde el Barça tendría espacios. Atendiendo al impacto que había tenido Gündogan a la espalda del mediocentro, a la falta de amenaza en profundidad de la delantera barcelonista y al escaso peligro de Lewandowski, Pedri y Lamine iniciando los ataques muy lejos de la portería de Meret, el técnico italiano ajustó el comportamiento sin balón de sus centrales de tal modo que su acompañamiento de la presión que ejercían el resto de líneas napolitanas fuera mucho más agresivo. Rrahmani y Juan Jesus, de este modo, pasaron a preocuparse más de la espalda de Lobotka que de la suya propia, sabiendo que el Barça tenía pocas armas para castigarla y negándole así a Ilkay la libertad entre líneas que antes había tenido. Un Napoli cada vez más compacto sin la pelota, tranquilo dejando metros a la espalda de la zaga, ante el cual al equipo de Xavi le faltó tanta capacidad de maniobra en espacios reducidos como soluciones para lanzar a sus delanteros al espacio. Para encontrar una alternativa a Gündogan cuando el equipo de Calzona se cerró sobre el alemán.
– Foto: Francesco Pecoraro/Getty Images
Fedecker 23 febrero, 2024
El cambio era Vitor Roque… (o Ferrán si hubiera estado disponible). Capacidad de desmarque rompiendo líneas y gol.