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El otro mediocentro de Xavi

El otro mediocentro de Xavi

Las historias se pueden contar desde diversos puntos de vista. Eligiendo narradores distintos. En el caso de la temporada del Barça, claramente uno de ellos podría ser la posición de mediocentro, plaza que ha servido para explicar desde su verano hasta su posterior evolución y crecimiento. Este curso, la historia del pivote barcelonista arrancó con el adiós de Sergio Busquets y un regreso de Oriol Romeu a Can Barça que pronto obligó a forzar un nuevo capítulo. El ex del Girona no tuvo éxito asumiendo el encargo y obligó a Xavi a buscar alternativas. La primera pasó por sacrificar la mejor versión de Gündogan, el futbolista de la plantilla que más diferencias marca en el frontal del área rival, para que el alemán formara pareja con De Jong en la base del cuadrado. La medida no sólo lastró el potencial del equipo cerca del área contraria, sino que dado el perfil futbolístico de sus dos improvisados mediocentros también lo condenó a un desempeño defensivo muy débil tanto en transición como en defensa organizada. La solución a estos problemas fue entonces probar a Andreas Christensen por delante e la zaga, un recurso que rápidamente dotó de mayor equilibrio al juego sin balón culer, al tiempo que permitió liberar la correa de Gündogan para que el ex del City ganara peso en la corona del área.

Christensen ocupa la zona del mediocentro de forma más fija, ofreciendo una referencia posicional clara a los compañeros que tiene alrededor y sumando comportamientos de central en aspectos tales como la disputa de los balones aéreos, los duelos individuales o el posicionamiento en el área cuando el rival cuelga el esférico desde la banda. A cambio, eso sí, la mudanza ha provocado que el danés, con balón, haya pasado de recibir la pelota de cara a hacerlo, muchas veces, de espaldas, aumentando la complejidad del reto y desembocando en ajustes como el que determina que en construcción Christensen abandone la base de la jugada para que el peso creativa en esa zona recaiga en otras piezas más ágiles en el giro. El cambio más profundo de la nueva posición de Christensen, sin embargo, ha tenido su clave en la necesidad de encontrar una nueva opción para el centro de la zaga que lo supla mientras ejerce de pivote. Una solución con nombre y apellido: Pau Cubarsí. El impacto que está teniendo el canterano en el Barça de Xavi no se limita al que ofrece su rendimiento individual, sino que su aparición ha afectado positivamente a todo el conjunto y, además, desde putos de vista tan claves como variados. Pau se ha convertido, desde el puesto de central, en el mediocentro que esta temporada el Barça no ha tenido.

Empezando por lo evidente, Cubarsí ha multiplicado las posibilidades del equipo en salida de balón. Su técnica, lectura y personalidad con la pelota en los pies es el nexo perfecto entre las líneas del cuadro culer, y el sostén que a menudo permite que los centrocampistas no necesiten retrasar su posición para auxiliar en la salida. Gündogan ya no lanza los primeros pases, sino que los recibe. Además, Pau domina un arte que hace tiempo que el Barça no aprovechaba: el pase largo. Se trata de un central que mezcla la conexión con los cercanos y con los alejados, y que si el rival aprieta puede habilitar las zonas descubiertas a la espalda de la presión. Durante muchos meses, una de las cuestiones que más han dificultado la fluidez del Barça en ataque ha sido su poca capacidad para girar las líneas del rival, ya fuera por su poca amenaza a la espalda de la zaga o por sus dificultades para activar el espacio entre el mediocentro y la defensa contraria. Ahora, sin embargo, con Pau ha encontrado ambas cosas. Separa líneas desde la capacidad del central de lanzar con un desplazamiento en largo la carrera de los delanteros, o desde su habilidad para fijar a la primera línea de presión antes de filtrar un pase entre líneas. Cubarsí es la pieza del once que mejor enlaza la defensa con la mediapunta, y la que más ventajas le ofrece al compañero que recibe a la espalda de los mediocentros rivales, por el sentido de sus envíos y el espacio previamente generado.

El otro valor de mediocentro que el canterano ha sumado con su participación en el once es el orden. Su fútbol estructura, con y sin balón. Sitúa a sus compañeros y, a menudo también, a los jugadores contrarios. Las piezas están más juntas para atacar y mejor ordenadas para defender. En este sentido, no es casual que en las últimas semanas el rendimiento individual de los integrantes de la estructura defensiva blaugrana se haya multiplicado. Existe un reparto más organizado de las tareas, un mayor control de la situación y, en consecuencia, un enfoque mejor orientado en los duelos. No se multiplican los incendios alrededor de cada defensor, sino que cada uno puede concentrar su atención en una única batalla. Como resultado de la entrada de Pau Cubarsí en el once, el Barça ha compartimentado su trabajo defensivo, localizando y, por lo tanto, potenciando, el valor de cada uno de sus protagonistas. Se ha ordenado alrededor del juego de un futbolista que pese a no tener edad para ser central en la élite, ha asumido también el impacto en el juego que suelen tener los mediocentros.

– Foto: Alex Caparros/Getty Images

Comments:1
  • Shenzhen2020 1 abril, 2024

    La irrupción de Pau Cubarsí este 2024 me parece todavía más ilusionante y determinante que la de Lamine Yamal, que ya es decir. Yo nunca había semejante aparición de un chaval de 17 años, en plena Liga, desde Raul González (que a lo mejor hay otros y me traiciona la memoria, pero no me salen ^^). Como dice Albert, Pau Cubarsí es quien ha dado sentido y orden al resto de piezas del equipo. Tenerle a él como central te permite tener a Christiansen de mediocentro, que a su vez te permite acercar a Gundogan al área, lo que a fin de cuentas es el salto de calidad de este equipo.

    Lástima que la Copa llegase en Enero y no en Noviembre porque seguramente hubiésemos llegado a tiempo a por La Liga.

    Para el próximo curso, y aceptando que competir contra Mbappé + Bellingham pinta a Everest, al menos tenemos estructura ganada: Pau Cubarsí + Araujo / Koundé en el centro de la defensa, Gundogan / Pedri rotando como interior más adelantado (uno por edad, otro por físico), y Lamine Yamal en banda derecha. Quedará orientar a Gavi a ser más ‘6’ que ’11’, encontrar un mediocentro que nos dé lo que nos da Christiansen sin la dificultad del danés para recibir, orientarse y girar, y ver a quien ponemos en el ’11’ a atacar los espacios como hace Raphinha… sin ser Raphinha (porque imagino que tendrá que salir).

    A ver si los posts de Albert sobre la 2024/25 llegan pronto.

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