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El Bayern más Pep

El Bayern más Pep

El sábado el Bayern Múnich visitaba el Weserstadion, feudo del Werder Bremen que, aunque todos sigamos asociando a Thomas Schaaf, hoy entrena Robin Dutt. Unos buenos minutos antes del pitido inicial, el partido ya era todo un acontecimiento. Desde que conocimos las alineaciones oficiales y comprobamos que Pep Guardiola, de mediocampo para arriba, juntaría en su equipo a Thiago Alcántara, Toni Kroos, Mario Götze, Frank Ribery, Thomas Müller y Mario Mandzukic. Casi nada al aparato. Sin Lahm, ni Javi Martínez, ni Schweinsteiger, la duda sobre quien sería la base se disipó rápido: el ex-azulgrana. La otra opción -Kroos- quedaría a su izquierda y Götze a su derecha.

Sin embargo, lo cierto es que en una media escalonada, el ex-borusser jugó unos metros por delante. Por momentos el Bayern parecía dibujar un 4-2-2-2 en el que Götze ocupaba una línea superior a los otros dos centrocampistas. Ante el Bremen, Guardiola juntó por dentro a más jugadores que nunca, y lo hizo sin que eso implicara embotellar el juego. Para que eso no ocurra Pep tiene un jugador maravilloso, que tan pronto te cose un botón como te fríe un huevo: David Alaba. Le puedes pedir casi cualquier cosa que responderá. El sábado le tocó ir por fuera y el carril fue suyo. En las tres alturas. Guardiola buscaba liberar a Ribery, y el francés se movió más que nunca. La banda la pisó una vez y fue el primer gol, pero el resto de minutos su juego se localizó en el interior. En zona de tres cuartos. Compartiendo altura con Götze mientras Alaba fijaba por izquierda y Müller por derecha.

No obstante, el bueno de Thomas no era chincheta. La jugada no empezaba y terminaba con él en la cal, sino que sus diagonales hasta la posición de doble punta fueron constantes y de muchísimo valor para los visitantes. Emparejándose dos a dos con los centrales, permitía el uno contra uno de Götze si éste se descolgaba al costado. Así llegó el primer gol, pero con Ribery y en banda izquierda. Müller se fue hacia dentro, sujetó junto a Mandzukic a la pareja de centrales del Bremen y esto dejó sin ayudas al lateral derecho. Con el aclarado y en situación de uno contra uno, Ribery encaró, desequilibró y metió el centro que abrió la lata. Cuando no era Götze quien compensaba ese desmarque interior de Müller, la banda quedaba para un Rafinha que el sábado se contuvo más y que normalmente frenaba su progresión al cruzar la divisoria.

Ahí encontraba el Bayern otra ventaja. Rafinha, Müller, Mandzukic y Alaba, los cuatro arriba, estiraban la lona y mantenían fijos a los cuatro zagueros locales, dejando por dentro el camino despejado al cuarteto formado por Thiago, Kroos, Götze y Ribery. No sorprende que con este escenario, el sábado, con balón, viéramos al Bayern más Guardiola de lo que va de Bundesliga. Intercambio de posiciones y creación de triángulos constantes, y agilidad y velocidad en la combinación. A partir de estos cuatro futbolistas, el Bayern se juntó alrededor del balón y avanzó junto hasta la frontal. Paradójicamente, el día que menos músculo presentaba su centro del campo, fue el día que menos sustos recibió atrás.

Justamente esta semana pasada hablábamos de que la clave de una buena presión es una buena pérdida de balón producto de un contexto ventajoso creado previamente con el cuero. Y el sábado, la calidad de la pérdida del equipo de Guardiola fue muy alta. Seguramente, de haber tenido que defender en campo propio, vista la alineación que presentaba, con Thiago de mediocentro y Götze como interior, el Bayern habría sufrido. No le hizo falta, defendió arriba, y no con los zagueros, sino con su juego de ataque.

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