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Los problemas del Barça fuera de casa:

Los problemas del Barça fuera de casa:

barçaMucho se ha hablado en las últimas fechas sobre el estado del F.C.Barcelona. Aspectos como la disciplina de los jugadores, su implicación, el estado físico y/o anímico han sido aprovechados para explicar el desastroso bagaje del conjunto culé fuera de casa. No obstante, a menudo el fútbol es mucho más sencillo que todo esto, y precisamente en esta simpleza radica la dificultad para emitir un juicio acertado. Cierto es que todos los males antes nombrados pueden existir en la plantilla azulgrana, pero en caso de que así sea, su incidencia sobre los resultados finales de los partidos no sería determinante. Al fin y al cabo, el fútbol es resultado de lo que sucede durante noventa minutos sobre el césped y a partir del estudio de lo que en él acontece, salen a relucir las debilidades del equipo de Rijkaard. La diferencia entre los partidos en el Camp Nou y los de fuera de casa, no hace más que aumentar la dificultad de análisis ya que da la impresión que se trate de dos equipos diferentes dependiendo de la ubicación del partido. Nada más lejos de la realidad, la realidad del Barça es la misma en casa que fuera, lo que sucede es que por las características del Camp Nou esta se disimula, pero sigue estando ahí. Vayamos pues, a tratar de detectar las principales deficiencias que presenta el juego culé.

Pérdida de presión en primera línea:

Una de las señas de identidad que definían al Barça campeón que se coronó con la segunda Champions de su historia, era la terrible presión a que sometía a su adversario, que empezaba siempre en los hombres de ataque. Debido a su estilo de juego eminentemente ofensivo y a la acumulación de un gran número de jugadores ofensivos y de gran calidad individual, el Barça siempre debe buscar situar la línea defensiva lo más adelantada posible para mantener unidas la líneas y de este modo ser más efectivo en la recuperación. Para ello, no obstante, corre el riesgo de dejar muchos metros entre el portero y la defensa, ante lo cual el rival buscará coger la espalda a los centrales mediante el desmarque de un delantero habilitado por el pase del creador. Así pues, para que la línea defensiva adelantada sea efectiva, es imprescindible que el pasador rival no tenga facilidades a la hora de controlar el balón, levantar la cabeza en busca del desmarque del compañero y realizar el pase, por lo que debe ser sometido a una fuerte presión por parte de los delanteros y centrocampistas.

deco & etoLa presión de ese equipo, no obstante, estaba encabezada por dos jugadores que no han podido participar en el equipo en los últimos partidos: Eto’o y Deco. El primero era fundamental para presionar la salida del balón de la defensa contraria, con la cual se lograba que el defensa simplemente despejase el balón, lo sacara fuera del campo o en el mejor de los casos entregara a un jugador culé. Esta temporada, ninguno de los delanteros posee las características físicas y implicación táctica del camerunés por lo que esta primera línea de presión ha desaparecido por completo. Únicamente el canterano Giovani dos Santos, al inicio de temporada, parecía tomar el testigo en la presión, pero tras unas jornadas iniciales esperanzadoras, posiblemente producto del elogio precipitado y de una condición mediática complicada, parece haberse “acomodado”, algo que los seguidores de las categorías inferiores ya le habíamos visto con anterioridad.

El segundo hombre clave en la presión azulgrana era Deco, el verdadero maestro de las transiciones, y por lo tanto, el encargado de unir a los delanteros con los defensas en fase defensiva y a los defensas con los atacantes cuando el equipo ataca. Si en el fútbol actual decimos que la clave del éxito es el equilibrio, el camino para dañar al rival es a partir del desequilibrio que se consigue con la velocidad en las transiciones. Así, cuando tu equipo pierde el balón, acostumbra a suceder que defensivamente no esté bien situado y con jugadores fuera de sus posiciones defensivas, dejando al equipo, claramente, en una situación de desequilibrio. En este momento es cuando el equipo se muestra más vulnerable, algo que una rápida transición ataque-defensa puede suavizar ya que en primera instancia presiona la salida del rival tras perdida de posesión y en segunda comete falta para dar tiempo al equipo a coger de nuevo la situación sobre el campo, y en esto Deco posiblemente sea el mejor especialista (basta visualizar un partido del portugués para percatarse de la cantidad de veces que el mismo recupera un balón que había perdido o comete la falta táctica que impide al rival armar el contraataque).

Situación de inferioridad en mediocampo:

inferioridadAcabamos de decir que en el fútbol actual la clave está en el equilibrio, pero en la línea que aporta el equilibrio al equipo, el centro del campo, el F.C.Barcelona vive en constante inferioridad numérica respecto a su rival. Así, con su típico 4-3-3 en fase defensiva siempre hay un contrario libre y en ataque el marcaje a los tres centrocampistas azulgranas se realiza en superioridad, ante rivales que presenten un 4-4-2, no hablemos ya de los que lo hacen con un 4-5-1 camuflado de 4-2-3-1 ( es curiosa la evolución de este sistema táctico ya que en su inicio fue pensado para poder incluir en el once a cuatro delanteros y seguir ocupando racionalmente el espacio, pero a la práctica se acaban alineando a cinco centrocampistas y un solo delantero). En temporadas anteriores, la igualdad en la media se producía a partir de dos factores. Por un lado, los laterales tenían una mayor responsabilidad ofensiva de manera que abrían el campo en la medular, por lo que el equipo, en fase ofensiva, quedaba organizado por un 2-3-2-3.En este aspecto el Barça actual ha evolucionado hacia laterales más defensivos con el objetivo de dotar de mayor seguridad defensiva los costados de la defensa y mejorar lo que suponía el verdadero agujero negro de la zaga azulgrana: los centros al segundo palo, donde laterales ofensivos como Gio, Silvinho o Belletti se desentendian de su marca y posibilitaban que el contrario rematase libre de marca a la espalda de los centrales.

Por otro lado, en defensa, vuelve a aparecer la figura de Samuel Eto’o como pieza fundamental en el esquema táctico. Primero porque como producto de su esfuerzo en la recuperación solía acabar situado en la medular volviendo a equilibrar fuerzas en un cuatro contra cuatro en el centro del campo. Sin Eto’o, el Barça juega un tres para cuatro que dada la función del mediocentro de mantener la posición cercana a los centrales, acaba siendo un dos para cuatro o incluso cinco si se produce la incursión de un lateral en ataque. Con Yayá Touré centrado como mediocentro y Xavi e Iniesta como interiores, la presión resulta estéril y la posibilidad del dos contra uno defensivo en bandas se convierte en una quimera dada la poca implicación defensiva de los extremos. Así pues, con Eto’o bajando hasta la media, con una línea de tres por delante del mediocentro, tanto la presión como las ayudas a banda resultan más efectivas.

En la vigilancia al lateral la lógica diría que debe ser tarea de Ronaldinho o Messi dependiendo de la banda, pero por sus características físicas, desgastarles en tareas defensivas disminuiría considerablemente su aportación en ataque. De esta manera, aprovechando las cualidades de Samuel Eto’o, el equipo podía recurrir a dos soluciones. Por un lado, la simple permuta entre Ronaldinho y Eto’o dejando al brasileño como delantero centro y al camerunés como extremo, con lo que el equipo gana en trabajo defensivo sobre el lateral, pero pierde la capacidad de desequilibrar en banda de Ronaldinho. La segunda alternativa consistía en que, en fase defensiva, Eto’o se incrustara en la medular en esta línea de tres por delante del mediocentro, abriendo la posibilidad de que sea uno de los dos interiores (generalmente Deco) el que se encargue de la marca sobre el lateral contrario.

Falta de profundidad y previsibilidad en ataque:

xaviLas críticas se dirigen hacia los creadores, especialmente hacia Xavi Hernández. Se dice de él que abusa del pase en horizontal, que no arriesga y que convierte el juego azulgrana en previsible, pero en realidad, el problema de Xavi se encuentra delante suyo. Tanto Xavi como Iniesta son dos centrocampistas tallados por el patrón del cuatro de Cruyff, aunque en ambos casos hayan evolucionado como interior el primero, o como mediapunta en el caso del de Fuentealbilla. Este patrón significa un estilo de juego determinado, basado en el pase rápido, asegurando la posesión y esperando el hueco para disparar el ataque. La clave es dar al balón un ritmo alto pero continuo, para después, aprovechando los espacios en ataque, revolucionar el ritmo del balón. No obstante, en el Barça actual, este segundo estado resulta inexistente ya que los movimientos de los delanteros no se producen. Tanto Messi como Ronaldinho son dos jugadores que reciben el balón al pie y generalmente de espaldas a portería, con lo cual sólo les queda la opción de la jugada individual o de devolver el balón atrás, mientras que Henry es más un jugador de desmarques cortos buscando librarse de sus marcadores, que de movimientos largos para generar espacios. De este modo, el recorrido del balón es un circuito cerrado: Xavi o Iniesta para uno de los delanteros y estos de vuelta a los canteranos. En el Barça actual no hay alternativas a este circuito. No existen las subidas sin balón de los laterales, ni los desmarques al espacio de Eto’o o Giuly, ni las llegadas de segunda línea de Van Bommel…

Una vez analizados los problemas del equipo, deben buscarse formulas para solventarlos. Cierto es que las bajas de Eto’o y Deco pesan, y mucho, pero el cuerpo técnico azulgrana debe ser capaz de aportar soluciones al juego del equipo valiéndose de las posibilidades que pueda ofrecer la plantilla del F.C.Barcelona. Por nuestra parte, en la previa del próximo partido fuera de casa del Barça, trataremos de introducir las que, a nuestro modo de ver, podrían ser algunas de estas soluciones. Es lo que debe exigírsele a Franck Rijkaard. Sus soluciones podrán funcionar o no, pero debe demostrar que es capaz de encontrar los problemas del equipo y formular algún tipo de respuesta.

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