Pastore, para lo bueno y para lo malo
Fue el Robinho del Paris Saint Germain. El primer movimiento de equipo poderoso. Sonaba para los clubs más grandes pero terminó en París. Era ese fichaje con el que anunciar al mundo que ellos también contaban y que iban en serio. No hay Ancelotti ni Ibrahimovic si antes no hay un Pastore, igual que no hay Touré Yaya ni Agüero si antes no hay un Robinho. Pastore no es Robinho, es peor futbolista, Ancelotti se las ha visto y deseado para encontrarle utilidad en su esquema. Finalmente lo ha hecho, en un rol secundario entre escondido y apartado en banda izquierda. Aún así, su papel puede ser fundamental ante el Barça, tanto para bien como para mal.
Con las fichas sobre la pizarra, la posición de Pastore en banda izquierda lo emparejará con Dani Alves. Con el balón en juego, seguramente sólo sea así cuando al PSG le toque defenderse. Y ahí el Barça tiene mucha ventaja. Si como se espera la banda derecha es para un Villa que la desatenderá para irse a pelear con los centrales, todo el carril quedará para el ir y venir de Alves. Pastore no es Di Maria, no puede hacer frente a eso. Bien Maxwell permaneciendo en el lateral, bien Matuidi socorriendo en el costado, deben ser las piezas que sostengan ese desequilibrio. En las manos de Villa y Xavi está el impedirlo. El primero, obligando a la atención del lateral, el segundo, apareciendo muy arriba, en tres cuartos, prácticamente en la frontal. La zona a la que no le saldrán los centrales sino un Maxwell sin marca fija, y que sujetará a un pluriempleado Matuidi. Dani Alves puede romper la eliminatoria.
Como también puede romperla Pastore si su equipo logra sostener ese desequilibrio defensivo de su sector. Como hemos dicho, sobre el papel su duelo sería con Alves, pero con el balón rodando y en poder del PSG, la demarcación del argentino en banda izquierda es sólo una posición de partida. Su movimiento es hacia dentro.
Pastore es un jugador que engaña. Como Kaka’, parece mediapunta. Todos lo catalogaríamos antes como centrocampista que como delantero, pero ni el argentino ni el brasileño lo son. Son segundos puntas, acompañantes de un nueve. Con mucha querencia por el balón, pero, en definitiva, jugadores encarados a la fase final y no a la elaboración. En el caso de Javier, además, a diferencia de la mejor versión de Kaka’, es poco determinante, poco resolutivo. Termina siendo una pieza más vistosa que efectiva con la conducción como principal argumento. Ancelotti lo tiene escondido en banda izquierda con un peso muy menor, pero el escenario del partido puede darle un protagonismo a priori inesperado.
Como hemos dicho es un segundo punta, escorado a la izquierda con la conducción como mayor virtud. Su diagonal hacia dentro será poderosa, y su físico acompaña. A la postre, su duelo no será con Alves sino con Xavi y su espalda. Y el Barça ahí tiene una debilidad. Para sumarle más madera, por ahí volará también un avión como Matuidi, a poco que el PSG se afiance desde un mediocentro claro. Pastore y Matuidi a la espalda del castigado Xavi Hernández no suena nada positivo para el Barça.
Hablábamos ayer en twitter a propósito del potencial del PSG en el juego aéreo, de las posibilidades de Alex Song. Pocas formas más tiene el Barça de sumar centímetros. De un tiempo a esta parte el cuerpo técnico ha estado dando minutos a la pareja que forma el camerunés con Sergio Busquets en la medular. No lo esperamos, pero por todo lo comentado, si hay un partido para barajar este recurso es el de mañana.
Pingback: Estará Ibrahimovic | En un momento dado 2 abril, 2013