Saben ganar contra pronóstico
Ecuador llega a Brasil como outsider. Uno podría ver en ella a una de tantas selecciones pequeñas que participan en un Mundial sin más aspiración que la de cerrar honrosamente su grupo, pero el “sí se puede” de su gente ambiciona algo más. Y argumentos tiene. Los de Reinaldo Rueda suman experiencia en dos de las últimas tres citas mundialistas (y en la que no participaron, se quedaron a un sólo punto de lograrlo), tres victorias y una clasificación para los octavos de final. En primera fase se verán las caras con Francia, Suiza y Honduras, un grupo que puede darles opción y que, como mínimo, parece menos cerrado que otros. Además poseen a varios futbolistas con capacidad de ser importantes. En sus filas estará uno que quiere crecer -Jefferson Montero-, uno que ya es gigante -el red devil Antonio Valencia-, y un par de expertos en derribarlos: el ex del Levante Felipe Caicedo y Cristian Noboa. Este último tumbó, nada más y nada menos, que al Barça de Guardiola.
Formado en el Emelec, eterno rival del Barcelona de Guayaquil, Noboa fue a parar en 2007 a las filas del Rubin Kazan de Berdyev, un conjunto, el ruso, que sería bien poco conocido en Barcelona de no haberse enfrentado, en dos ediciones consecutivas de la Champions, al equipo dirigido entonces por Pep Guardiola. La primera vez que se vieron las caras fue en el Camp Nou, y ganaron los visitantes. Ahí es nada. Messi, Iniesta, Xavi, Ibra, Touré…estaban todos, pero con goles de Karadeniz y Ryazantsev se impuso un Rubien Kazan al que el ecuatoriano Noboa dirigía desde mediocampo. Un año más tarde, el a la postre campeón de Europa, volvió a encontrarse en su grupo al conjunto del frío Kazán. Esta vez el primer partido se disputó en Rusia y terminó en empate. El gol local, obra del centrocampista ecuatoriano. Al mejor equipo del continente, volvía a atragantársele un Rubin Kazan vestido de matagigantes. Noboa, espectador de excepción y actor protagonista, sabe que en el fútbol, aunque no siempre lo parezca, siempre se puede.