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Así llega Alemania

Así llega Alemania

Suyo fue el debut más potente y suya la actuación más contundente de esta Copa del Mundo. Portugal y Brasil sucumbieron a la selección que, con permiso de la española, más talento ha llevado al Mundial. Una de las mejores generaciones de la historia de Alemania, sin puntos ciegos, que aún así, no ha conformado un equipo todo lo perfecto que por lo visto en semifinales y lo dicho a lo largo del Mundial, pudiera parecer. No hay duda de que Alemania es de las mejores, pero a Brasil ninguna de las grandes ha llegado siendo redonda, y el combinado de Löw sigue esa línea. Un equipo que empezaba condicionado por la ausencia de Marco Reus y el estado físico con que llegaban varios de sus centrocampistas, y que ya con la competición en juego, tácticamente ha definido la demarcación de Philipp Lahm y el concurso de Sami Khedira.

Sin el estilete del Dortmund y con Kroos como único centrocampista sano potencialmente titular, el seleccionador se vistió de Guardiola. Falso nueve y Lahm centrocampista para tratar de alargar las posesiones, darle un aire más reposado a los ataques en pos de serenar, también, una transición defensiva no todo lo sólida que cabría desear. Pese al buen inicio ante Portugal, no obstante, la fase de grupos de la Mannschaft dejó dudas. El de Löw es un combinado pensado para el ataque y el balón, pero para hacerlo deprisa y mientras corre. Una selección que se formó al rededor del carácter futbolístico de Özil y que tiene en Schweinsteiger y Khedira a los dos centrocampistas más representativos de esta idea. En esta, la solución que Guardiola ideó para Lahm, pierde enteros, pues en ataque su pausa se necesita menos y en defensa, fuera de su posición, concede. Kroos era la pieza que, en la misma dirección que sus compañeros de línea añadía recursos al juego germano.

A medida que los centrocampistas de Bayern y Real Madrid adquirían la forma, mejoraba el juego de Alemania, que ganaba en velocidad, profundidad y llegada, y que mandaba a Lahm de vuelta a la zaga, donde el experimento de los cuatro centrales restaba amplitud y altura al juego de ataque sin que eso repercutiera positivamente a la hora de fortificar el área. Ahora, con Lahm en su sitio original, Alemania tiene el mediocampo que siente suyo, y encuentra en el lateral, la cuarta pata en salida de balón junto a Neuer, Hummels y el intercambio Bastian-Kroos en la base de la jugada.

No es el único cambio que ha experimentado Alemania a lo largo del Mundial. Klose, que empezó como suplente, ahora es titular, y Götze que salió en el once que se estrenó venciendo a Portugal, se sentará en el banquillo. Más allá del flojo rendimiento ofrecido por el talentoso mediapunta del Bayern, el relevo tiene bastante que ver con lo acontecido en mediocampo. En primer lugar, en lo general, uno era la apuesta por la posesión larga, por el centrocampista extra desde la posición de extremo, y el otro es la finalización, el gen germano. Uno ahonda en la idea que se resume en el Lahm centrocampista, y el otro en la propuesta que capitanean Schweinsteiger y Khedira desde la medular.

Más allá de esto, en lo individual, el retorno de Philipp al lateral permite a Alemania proyectar a su lateral por banda, con lo que Müller, aún partiendo del costado, queda habilitado para irse hacia el área, abriendo la puerta a la entrada en el once del ya histórico ariete. Thomas y Klose en el área, Sami y Bastian llegando, Kroos mezclando, Lahm en banda y Özil en un equipo que se construyó por él pero que ya no le necesita para intentar ser campeón.

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