
Con Džeko pero sin Pjanić
Uno de los principales movimientos del conjunto romanista en verano fue la incorporación del delantero bosnio Edin Dzeko. Nueve de referencia, rematador empedernido y poco dado a relacionarse con el juego en todo aquello que no tenga que ver con el gol, el ex del Manchester City ha aterrizado en Roma para ocupar una demarcación no habitada los últimos años. El mito local, Francesco Totti, es quien a la manera de un falso nueve venía ubicándose en el centro del ataque, en un papel que nada tendrá que ver con el que puede desempeñar Dzeko en el Olímpico. Lo suyo era el contacto con el cuero, los apoyos que en ocasiones llegaba hasta la línea de medios, los toques geniales y las asistencias para que fueran los hombres de su alrededor los que finalizaran. Con Totti, los extremos entrando en diagonal y los interiores llegando desde segunda línea tenían una responsabilidad extra en cuanto a la finalización. La llegada de Dzeko y el consecuente relevo en la punta, sin embargo, apuntan un cambio también en lo colectivo. Ya de inicio y en apenas tres jornadas, por ejemplo, se observa algo previsible pero que es novedad: la Roma centra mucho más desde el costado, con regateadores por fuera y la profundidad que aportan los laterales. En clave Barça es un lance del juego sobre el que ya nos hemos detenido aquí o aquí, y cuya sostenibilidad dependerá mucho del comportamiento que adopte el retornado Gerard Piqué, aunque la prevención más grande será hacer jugar al bosnio lejos del área donde queda bastante desactivado salvo como recurso en salida.
El de Rudi García es un conjunto que gusta de salir con el balón más o menos controlado, inclinación que en más de una ocasión le ha valido exponerse en demasía ante la presión rival. A la postre trascendental en la temporada de los italianos, el Roma-Bayern de la última edición de Champions es un perfecto ejemplo de los excesos y peligros de este proceder. Contra Messi, Suárez y Neymar, y con la lección aprendida, es de esperar que los locales busquen como alternativas bien el envío directo a su nueva referencia ofensiva para que descuelgue el balón y lo sirva de cara, bien una conexión más prudente en el inicio de la jugada como la que se puede establecer entre el central y el lateral más próximo. En este sentido, la incorporación del francés Digne y su presencia en la banda que defenderá Leo Messi puede darle a los giallorossi una potencial vía de escape desde la que hallar profundidad. Siguiendo la cadena exterior, y más en esta ocasión que faltará Pjanic, en la Roma el lateral que conduce suele tener el apoyo del extremo aproximándose para tocar o aguantar de espaldas. El espacio liberado por el acercamiento suele ser atacado de forma agresiva por el hiperactivo Nainggolan, situación a la que deberán prestar especial atención Ivan Rakitic y el triunfante pero neófito Sergi Roberto.
Con la disposición habitual de la Roma, el suizo sería también el giallorosso que en defensa más veces se toparía frente a frente con Messi, un emparejamiento que por su tendencia a la sobreactividad podría beneficiar al 10 azulgrana. Sin embargo, la lesión de Pjanic en el último parón de selecciones trastoca el habitual planteamiento de Rudi y la previa. El bosnio, no es cualquier cosa en el engranaje de su equipo, sino que se trata del director de su mediocampo. Aunque irregular, es su mejor lanzador y el futbolista más dotado para organizador desde la flexible medular romana. Esto último es una de las señas de identidad del cuadro de García: sus tres centrocampistas intercambian posición, altura y perfil constantemente durante la gestación del juego. Por ejemplo, a poco que el balón alarga su estancia en la sala de máquinas, es habitual ver como tanto De Rossi, Pjanic o Nainggolan terminan pasando por la base en una misma jugada. Pero como este comportamiento cabe envolverlo con la capacidad para dirigir su su habitual interior derecho, su baja tiene una enorme incidencia en él. No ya porque la entrada de Keita en su lugar se produciría en la izquierda modificando también así la posición de partida de Nainggolan, sino porque el reparto de roles queda alterado. Se observo el pasado fin de semana, en el que desapareció la habitual permuta quedando De Rossi claramente a los mandos. Comparar los anteriores vídeos con la siguiente captura es una buena muestra del contraste:
Obligado a cambiar por la baja de una pieza tan importante, no se puede descartar, incluso, que esta noche en el Olímpico García decida modificar el dibujo de su equipo. Lo hizo el fin de semana en la visita de su equipo al estadio del Frosinone en la que reservó a Nainggolan y en su lugar dio entrada a Francesco Totti. Con Il Capitano y Dzeko compartiendo alineación, el esquema fue un 1-4-2-3-1 en el que De Rossi y Keita compartieron centro del campo. Si el veterano malí, que completó los noventa minutos, no repite de inicio, la posibilidad de ver una línea de tres por detrás del punta ganará muchos enteros. La presencia de Totti en la mediapunta, sin embargo, tendría más que ver con el gesto diferencial y definitivo y con al aura de grandeza que con una ventaja estratégica real demasiado pronunciada. En un escenario en el que previsiblemente el balón estará más tiempo en poder de los culés y el juego en la mitad romanista, Francesco no supone ni una salida veloz a la contra ni un activo en la presión sobre la posición de Sergio Busquets. Sí podría serlo la segunda alternativa mostrada por García en Frosinone, y es la coincidencia en el once de tres teóricos hombres de banda, siendo uno de ellos el encargado de correr por el carril central. Con Falque, Gervinho, Salah e Iturbe, el arsenal italiano es amplio, y todos ellos son atacantes capaces de conducir el balón a gran velocidad para hacerlo llegar rápidamente arriba.