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Toni Kroos en casa de Arthur Melo

Toni Kroos en casa de Arthur Melo

Los enfrentamientos de Liga entre FC Barcelona y Real Madrid vienen reproduciendo una fórmula llamativa, a partir de la cual cada uno de los contendientes vive más cómodamente los clásicos en el feudo de su oponente. Los azulgranas en el Santiago Bernabéu y los blancos en el Camp Nou. Como si el estatus de local llevara implícitas una serie de obligaciones que condicionan el planteamiento más conveniente en cada momento. De entre los dos grandes del fútbol español, quien más ha sentido en forma de herida esta particular situación han sido los madridistas, tanto por el favoritismo sin recompensa que han arrastrado en Liga en buena parte de los últimos enfrentamientos que ha disputado en casa contra su máximo rival, como por los, a veces, hirientes correctivos que ante su propia afición le han infligido los culés. Para los hoy hombres de Lopetegui, en los clásicos recientes el Bernabéu ha sido tierra hostil y el Camp Nou el refugio.

Siempre derivado de un mismo origen, la necesidad casi emocional de no jugar condicionado en un territorio que te es propio, la historia del Madrid en los últimos clásicos a propósito del factor cancha ha venido marcada por dos circunstancias, ambas relacionadas con su comportamiento defensivo. En primer lugar, la presencia sobre el césped de Messi, esa que siempre, se esté o no por encima de su equipo en conjunto, requiere de una adaptación al argentino a veces difícil de gestionar en tramos de victorias. Leo te obliga a ponerte en el lugar que ocupa el equipo inferior, aunque no lo seas. Cuando el Madrid no lo ha hecho, empujado por su buen momento y la seguridad que da el jugar en casa, La Pulga siempre ha castigado tal osadía. En el Camp Nou, sin embargo, sí han podido los blancos plantear ejercicios defensivos más acomodados al 10, limitando todo lo posible las facilidades que pudiera encontrarse a la hora de atacar espacios entre líneas y duelos individuales. La segunda circunstancia que tan marcadamente ha dibujado la suerte dispar merengue según sea el estadio que acoge su enfrentamiento contra el Barça ha sido su impaciencia por hacerse con la pelota. El carácter de su presión. En casa, por norma, la ha lanzado más arriba, más feroz y, por lo tanto, a menudo más desordenada que como visitante, dando pie a que la salida culé, con la mera voluntad de asegurar el pase y el control del cuero, terminara encontrando puertas descubiertas por las que escapar del acoso y afrontar escenarios abiertos de ataque.

Por contra, en el Camp Nou, ha venido respondiendo con más naturalidad a la alternancia, no sólo cuando la pelota estaba en manos del contrario si no también cuando ha pasado a las suyas, construyendo fases de posesión en campo contrario especialmente dañinas tanto para el juego como, sobre todo, para las sensaciones del Barça. Para el Madrid, el termómetro en los clásicos, ha sido su actitud sin el balón. Sucede, sin embargo, que del Madrid dubitativo que esta tarde saltará el Camp Nou, lo más rescatable a lo largo del inicio de curso han sido sus momentos más dominantes desde la presión adelantada. Una presión distinta a la que ha buscado otras veces, cuya diferencia se establece con claridad a partir de los dos hombres que mejor la han resumido en cada momento: antes Casemiro, ahora Toni Kroos. Y es que la respuesta sin balón que en su aterrizaje en el banquillo blanco ha perseguido el ex seleccionador ha sido una definida desde la construcción previa de contextos favorables. Es decir, desde un desarrollo de la posesión y el orden con balón desde los cuales poder activar, a posteriori, una presión adelantada en ventaja. Profunda, con muchos futbolistas propios cerca del balón y un rival desordenado por la circulación merengue. Una presión que nace más del pase que de la carrera. Una presión que más que con las piernas, se ejecuta con los pies. Hasta tal punto ha sido así, que muchos de los momentos más eficaces de acoso del equipo de Lopetegui se han producido sin los pulmones de Casemiro sobre el campo.

Barcelona's Argentinian forward Lionel Messi (L) vies with Real Madrid's German midfielder Toni Kroos during the Spanish league "Clasico" football match FC Barcelona vs Real Madrid CF at the Camp Nou stadium in Barcelona on April 2, 2016. / AFP / JOSEP LAGO        (Photo credit should read JOSEP LAGO/AFP/Getty Images)

No acostumbra a ser el brasileño un tipo de mediocentro tan afín a la combinación como al robo, y si la idea de Julen es redoblar la apuesta al no tener que vérselas con la amenaza de Messi, incluso cabe la posibilidad de que sea Modric o el propio Toni Kroos quienes ejerzan de pivotes y así poder dar entrada a otro jugador de alta sensibilidad en el toque. Sin el peligro de que Leo recoja un balón a la espalda de un mediocampo del Madrid valiente y venido arriba, para los blancos plantear un escenario de presión alta y posesión en campo contrario nunca ha tenido menos peaje que hoy a lo largo de la última década. Poniendo a Arthur ante una nueva prueba, interrumpiendo el ritmo que hace sentir cómodos a los azulgranas, repartiendo intranquilidad en la grada y midiendo la respuesta defensiva local ante el talento madridista en tres cuartos de campo. No obstante, del mismo modo que en la presión es donde mejor nota ha obtenido este curso el Madrid, incluso en los tramos en que la ha impuesto de una forma más autoritaria el cuadro de Lopetegui se ha topado con notables dificultades para traducir el dominio en oportunidades claras. Más allá de la pérdida directa de gol que han sufrido los blancos este verano, la forma de transitar los caminos que llevan hasta él también se han resentido. Tiene menos gol y el que tiene lo alimenta peor. Especialmente lo ha venido notando en contextos de juego que le demandan atacar con pocos espacios y atravesar una línea defensiva rival bien formada, en parte porque el recurso del centro desde la banda que antaño blandió con insistencia hoy no tiene rematadores de la misma talla, y en parte porque activando el espacio entre líneas a través de los apoyos de Bale o Karim Benzema, la presencia de sus delanteros en zona de remate se ve menguada. Los necesita a la vez en dos lugares.

Es algo que, por otra parte, ante una versión del Madrid más prudente y por momentos replegada cerca del área de Courtois, podría ocurrirle también al Barça, toda vez su principal desatascador -Leo Messi- tendrá que ver el partido desde el palco. Perder al argentino es tener que elegir entre cuál de sus aportes le conviene más al equipo mantener, ya que no hay otro futbolista que los pueda ofrecerlos todos y, mucho menos, en un grado tan alto. Si Valverde repite la formula del encuentro contra el Inter y prioriza el recuerdo estructural que le garantiza Rafinha y su afinidad con el discurso de mayor control que ha abrazado desde a irrupción de Arthur en el once, Luis Suárez y Coutinho deberán ser los principales focos de peligro y agitación del Barça en la frontal del área. No se trata de dos delanteros explosivos con metros por delante, de modo que contra un rival de líneas adelantadas podrían hallar igualmente dificultades, pero el repunte de forma del uruguayo en las últimas semanas, y los problemas recientes de la zaga madridista cuando ha tenido que gestionar muchos metros a su alrededor, dibujan un equilibrio más abierto del que habría cabido presumir hace unas semanas a propósito de un contexto como el descrito. Así, del mismo modo que le está sucediendo a los de Lopetegui, un Madrid que cerca de su área obligue a las piezas más determinantes del ataque culé a multiplicarse fuera del área para prender la mecha que en otras circunstancias explotaría en ellos, podría ser un remedio muy eficaz a la hora de proteger a una defensa blanca que, hombre por hombre, llega al clásico con ciertas dudas sobre cada uno de sus integrantes.

En este sentido, la ausencia de Messi mira directamente a los ojos de Coutinho, escudero de Leo en el Barça y de Neymar Jr en Brasil, para rescatar el tono de actor principal que Philippe lució en Liverpool. Más constante en el resultado que en el juego, fue en Anfield donde el carioca alcanzó sus mejores cuotas de participación y regularidad en el juego de su equipo, equilibrando tanto su faceta generadora de peligro como su vertiente más resolutiva de cara a portería. Por delante de Arthur y a la espalda del mediocampo blanco si el Madrid opta por apretar arriba, Coutinho es uno de los nombres llamado a dar un paso al frente para ocupar el espacio de Messi tanto en sentido literal como en sentido figurado. Poseer la mediapunta y la corona, aglutinar a su alrededor los favores de Arthur, Busquets, Rakitic, Rafinha y Luis Suárez, y poner su creatividad ofensiva allá donde normalmente habita la del 10. Además, en la medida que Suárez pueda labrarse ventajas contra la pareja de centrales, abrir rendijas en la parcela central o sorprender por la zona del lateral izquierdo merengue, el Barça necesitará también a un Coutinho responsable en el área, sacrificado en el desmarque como hace unas semanas en Wembley, y acudiendo a zona de remate. Unas veces siendo el diez, y otras veces siendo el once.

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– Fotos: Alexander Hassenstein/Bongarts/Getty Images – Pau Barrena/AFP/Getty Images –  Josep Lago/AFP/Getty Images

Comments:2
  • Asier 28 octubre, 2018

    Tan claro tienes que va a jugar Rafinha?para el Inter el otro día me parecía clarisimo, para el madrid mañana tengo mas dudas, y todavia tendria mas si Vidal y Malcom estuvieran mas rodados, y aparte también si no fuera porque venimos donde venimos tendría dudas hasta de Arthur en el once inicial.

    Podría ser interesante sustituir a Rafinha por otro porque el plan del otro día contra el Inter no va a ser tan eficaz, el Madrid es de los mejores equipos del mundo saliendo desde atrás y seguido te puede montar una transición rápida y rematar, cosa que el Inter no, y si el Madrid tiene mucha posesión y aplasta al Barça el equipo tendrá poco con lo que salir rápido y castigar esa presión alta, por eso otra opción quizás mas valida desde lo táctico podría ser la de un jugador que amenazara la espalda de la defensa blanca, y en ese aspecto Malcom, Munir y en menor medida Vidal podrían ser mas punzantes para castigar esa presión alta y también para sumar remate ante ese presumible intercambio de golpes y de lucha por la posesión , ademas la incursión de Munir o Vidal supondría una mejora a Rafinha en las ayudas defensivas sobre Marcelo, Vidal y Malcom supondrían también mejores receptores que Rafinha de las diagonales de Lenglet para escapar de presiones altas.

    En definitiva si fuera por mi le daba una oportunidad a Malcom, veremos que decide Valverde. Por otro lado a Dembele cada día lo veo mas alejado del Barça, no me extrañaría que saliera en invierno cedido a la Premier.

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  • Iniesta10 28 octubre, 2018

    Desde que Valverde encontró una solución en Arthur, parece que el equipo no para de crecer. Hoy gol de Arturo Vidal, que aunque ya estaba decidido el partido, es bueno que vayan sumándose efectivos

    También me ha parecido un muy buen partido de Dembelé. Y hoy Suárez ha estado estelar.

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