Hay dos maneras de organizar los relevos de una pareja de centrales titular. La primera consiste en una estructuración por pares, mediante la cual cada uno de los titulares tiene asignado un recambio específico, de acuerdo a sus características o al rol que desempeña en el sistema. Se trata de un camino especialmente conveniente cuando se pretende reforzar el carácter singular de cada una de las piezas, subrayando, por ejemplo, los papeles de líbero y marcador, o la condición de diestro o zurdo. A cada titular le corresponde su suplente. Así pues, debido a que el acceso a la titularidad tiene sólo una puerta con posibilidades de abrirse, es también una solución a la que, por lo general, le resulta más costoso disponer de recambios de mucho nivel, puesto que éste libra una única batalla y contra un competidor que, en tanto que titular, parte con ventaja.
Frente a esto, la segunda formula no estructura las disputas de forma independiente sino ordinal, distinguiendo a un primer suplente llamado a competir directamente con ambos titulares, y un segundo suplente que antes de enfrentar a un titular tiene que desbancar al otro recambio. En lugar de dos segundos centrales, hay un tercer y un cuarto central. Así, como el tercer central está habilitado para entrar en el once en el lugar de cualquiera de los dos titulares y, por lo tanto, sus opciones de protagonismo son mayores, se trata de una función que puede ser asignada a un futbolista de mayor rango. Seguramente por este motivo, de un tiempo a esta parte se trata de la opción más habitual en las plantillas de los equipos importantes, incluida la del FC Barcelona. Mathieu haciendo pareja con Piqué o con Mascherano, El Jefecito y luego Vermaelen combinándose con Gerard o con Umtiti, y el francés supliendo alternativamente a Piqué y a Lenglet, han sido los últimos representantes culés en estas funciones.
Formando estos tres futbolistas una suerte de grupo de tres titulares, el espacio del cuarto central queda como un espacio más reducido, protegido en cuanto a exposición pero limitado en participación. Un espacio complejo destinado a diferentes tipos de intervención, como a la presencia de un complemento polivalente, de un veterano dosificado, de una apuesta de futuro o a los primeros pasos de un talento en el primer equipo. Muchas veces se trata de un rol dictado de antemano por la configuración del resto de la defensa en particular y del equipo en general, y que en el Barça 2020-21 probablemente vaya a estar muy vinculado a las decisiones tomadas a propósito del tercer central.
En este sentido, si en la línea de lo analizado en el último capítulo de esta serie el verano azulgrana plantea la incorporación de una primera alternativa a Piqué y Lenglet que ofrezca una mayor fiabilidad que Samuel Umtiti, el grupo de tres centrales potencialmente titulares bien se podría complementar con la presencia en la plantilla de un zaguero más joven que pudiera sumar minutos y experiencia sin la obligación de responder competitivamente desde el primer día. Creciendo al calor de tres seguridades hasta estar preparado para competir con ellas. Jóvenes como Ronald Araujo o Jean-Clair Todibo -actualmente cedido en el Schalke 04 pero quien probablemente regrese a la disciplina culé a partir del 30 de junio-, alguno de los canteranos del Barça B o, si la tesorería y el resto de inversiones lo permite, una apuesta alternativa en forma de incorporación de un talento con proyección en la demarcación, sobre el papel representan perfiles que encajarían con la naturaleza de la vacante.
Un escenario distinto plantearía, sin embargo, la permanencia en el equipo de Samuel Umtiti en funciones de tercer central. De ser así, y puesto que la disponibilidad y rendimiento del galo tras las lesiones no han logrado ser una certeza, la relevancia y peso competitivo sobre los hombros del cuarto central se incrementaría. Como la necesidad del recambio viene dada por la ausencia de uno de los titulares, las dudas que pueda plantear Umtiti facilitarían que el cuarto central tuviera que exponerse a escenarios de la máxima exigencia tanto si está preparado para ello como si no. Es por ello que, en este caso, la planificación del club podría contemplar otro tipo de soluciones como la incorporación de jugadores polivalentes en otras demarcaciones que, en caso de necesidad, pudieran ocupar un lugar en el centro de la zaga, o, directamente, la apuesta por un perfil de cuarto central competitivamente más testado como en su día fue Jeison Murillo y que, en esta ocasión, podría desempeñar un jugador como Rodrigo Caio por quien el Barça ya ha mostrado interés en otros momentos y que también podría ser un recurso para el mediocentro.
– Foto: Juan Manuel Serrano Arce/Getty Images

