
Memphis después del fin del mundo
¿Cómo reaccionar al fin del mundo? En 2011 vio la luz Melancolía, la película de Lars von Trier en la que un planeta bautizado con el mismo nombre que la cinta amenaza con destruir la Tierra. Un fatal desenlace para la humanidad ante el cual las protagonistas del film responden con actitudes prácticamente contrarias. De la rebelión a la aceptación, pasando por la angustia o la rendición. “No es una película sobre el fin del mundo, sino sobre un estado de ánimo“, afirmó sobre su obra el cineasta, en lo que bien podría haber sido una parábola acerca de la temporada que afronta el Barça de Koeman tras el traumático adiós de Leo Messi. Y es que la primera lucha del conjunto culé no será estrictamente futbolística, sino por el estado de ánimo. Contra la amenaza de un planeta llamado Melancolía que amaga con no dejar nada en pie.
Si el fútbol fueran solo los noventa minutos, sin contextos, pasados ni futuros que ver reflejados en él, la situación del cuadro barcelonista podría, incluso, verse con optimismo dentro de la gravedad de su situación. La llegada de Memphis Depay y el entendimiento que el neerlandés pueda establecer con Griezmann, la recuperación de Piqué o Ansu Fati, la posible consolidación de Pedri o Araújo, la línea ascendente de De Jong o la posibilidad de recuperar pautas y comportamientos de juego normalizados tras años de distinción, bien podrían situar a los de Koeman en un punto de partida cercano al de sus más directos competidores en la disputa doméstica. Pero el fútbol tiene memoria y el impacto del golpe, también a nivel emocional, es de los que cuesta olvidar.
Pareció tenerlo claro el equipo en su debut, pues el duelo entre el Barça y la Real Sociedad del domingo quedó marcado desde el comienzo por el grado de intensidad y activación de los locales. Uno para todos y todos para uno, con el equipo y la inclinación colectiva como nuevo refugio. El Barça, antes de nada, quiso sentirse y reconocerse como bloque. Abrigarse. No darle espacio al desamparo.
En lo futbolístico, las principales novedades locales respecto al curso anterior se localizaron en las dos líneas que presentaban una cara nueva: la delantera y la defensa. Arriba los culés formaron de inicio con Griezmann en la derecha, Braithwaite en la izquierda y Memphis en el centro, acercando las posiciones del galo y el neerlandés y reservando para el ex del Lyon un papel absolutamente protagonista en el desarrollo del juego. Memphis asumió con naturalidad la responsabilidad, disfrutó cargando con ella y la movió sin ataduras por todo el frente de ataque. Fue el epicentro creativo barcelonista para desencadenar las jugadas, sumando apoyos, caídas a banda, toques de espalda, gestos de calidad y asistencias. Recibía, pausaba, atraía la atención de los rivales y descargaba dejando al compañero en situación ventajosa.
Especialmente significativa resultó su aportación durante la primera media hora de partido para que los suyos superaran la presión de la Real Sociedad. Los de Imanol respondían a la salida desde atrás del Barça con un bloque defensivo alto y con emparejamientos individuales ante los dos centrales y los tres centrocampistas barcelonistas. El planteamiento local al respecto detectaba dos salidas. La primera, la más utilizada, viajaba desde Neto, libre de marca, hacia un Memphis que una y otra vez abandonaba la delantera para aparecer libre a la espalda del mediocampo txuri-urdin, como si la intención de Koeman fuera que su compatriota completara un rombo con el que gozar de superioridad numérica en la zona de medios (Imágenes arriba). La segunda salida, por su parte, descubría a ambos laterales en situación retrasada, como focos de atención abiertos a banda con los que vaciar el carril central y generar nuevos pasillos para Pedri, Busquets, De Jong y compañía (Mapa arriba).
Que en el inicio de la acción el FC Barcelona pudiera utilizar tan abajo a Dest y Jordi Alba se debió a que, a pesar de que en los últimos metros los tres delanteros culés tenían libertad para dirigirse hacia el centro, hasta que la jugada conseguía la altura deseada su colocación debía permitir al equipo la activación de ambos costados. A veces cerca de la cal y otras ubicados entre el central y el lateral para fijar la línea de cuatro y liberar los apoyos de Memphis, especialmente Griezmann llevó a cabo un trabajo táctico muy provechoso. Braithwaite, por su parte, que además de irse del partido con dos goles y una asistencia resultó un recurso útil para salir buscando el juego directo, en ocasiones tendió a centrarse demasiado pronto. Fue algo que aprovechó Imanol Alguacil en la pausa de hidratación del primer tiempo, amparándose en la posición del danés para cerrar la posición del lateral Zaldua y permitir persecuciones más largar y agresivas de Le Normand sobre Memphis.
Actuó sobre ello Koeman en el entreacto, pidiéndole a su delantero una paciencia ensanchando el campo de la que se benefició Jordi Alba en la reanudación (Imágenes arriba). Midiendo mejor los tiempos del fuera-dentro, Braithwaite sembró de inestabilidad la zona de Zaldua, situación que aprovechó el lateral culé para ganar presencia e impacto en ataque (Arriba, los mapas de calor de Jordi Alba en el primer tiempo y en el segundo).
El segundo aspecto novedoso del Barça 2021-22 tuvo como emblema a su pareja de centrales. Eric García y Gerard Piqué firmaron una actuación muy positiva lejos del área, mandando arriba la línea y anticipándose muy lejos sobre los intentos de recibir el cuero por parte de los puntas visitantes. Su puesta en escena fue causa y consecuencia de un plan más general de presión adelantada, mediante el cual los locales pretendieron alejar tanto como fuera posible la fase defensiva de su propia área. Una propuesta de defensa adelantada, duelos individuales y largas persecuciones que, por ejemplo, llevaron a Eric lejos de Piqué en la marca del delantero (Imagen abajo), para evitar que la Real accediera con facilidad al territorio que tan vulnerable resultó en el Barça del curso pasado. Estableciendo un bloque de presión alta con el que dificultarle la construcción a los de Imanol, refugiándose en la anticipación de sus centrales para que los intentos de salida rival regresaran rápido a los dominios de Griezmann o Memphis Depay, y equilibrando el repliegue con el retorno defensivo de sus extremos. Los últimos compases del partido dejaron claro que, por ahora, la seguridad del Barça 2021-22 pasa por defenderse lejos de su portero.
– Foto: IMAGO
Pedri8 16 agosto, 2021
El equipo estuvo muy bien, especialmente en la primera parte, aunque es cierto que ir ganando 3-0 y pasar en pocos minutos a 3-2 desconcierta bastante sobre la solidez defensiva cuando el rival aprieta y se va hacia adelante sin nada ya que perder. La mejor noticia es que el Barça quiere volver a ser un equipo, pero sin duda queda mucho trabajo por hacer.
Antonio VL 17 agosto, 2021
Este Barça sin Messi tiene una gran oportunidad para crecer desde el colectivo, tanto en ataque como en presión tras pérdida. El entendimiento entre griezmann y depay será clave, será interesante ver como estos dos jugadores más de jong, ansu y pedri dan un paso adelante y asumen un mayor protagonismo
Javi 17 agosto, 2021
Me gustó el equipo y creo que hay margen de mejora importante, no solo de forma individual (Ansu o Ter Stegen) sino a nivel táctico y físico.
Si el equipo es capaz de llegar a un punto físico de mantener esta presión alta y agresiva en gran parte de los partidos es un gran punto a favor.
A mejorar la salida de balón, esto de enviar balones en largo no me gustó, y sobre todo el control de juego. Con 3-0 el partido hay que dormirlo y no se puede permitir que en 5 min te metan 2 goles. Quizás Koeman debería buscar algún sistema que permita tener mas control de partido para cerrar los partidos, igual un 4-5-1; por ejemplo haber quitado a Braith y metido a nico y jugar con pedri falso extremo. Aqui un Collado falso extremo izquierdo no estaría nada mal tampoco