
La presión como revulsivo
En el Madrid de Zinedine Zidane, a menudo la presión adelantada ocupó el lugar de un delantero desequilibrante. Con Cristiano Ronaldo en Turín y sin encontrar en Bale, Hazard o Vinícius certezas para reemplazar al portugués en el día a día, llevar la defensa y la voluntad en el robo cerca de la portería rival le valía a Zizou para mitigar la pérdida. Presionar arriba significaba la posibilidad de hacerse con el cuero en las inmediaciones del área, con los jugadores más peligrosos alrededor del balón y ante un rival colocado sobre el campo con más voluntad de abrir espacios para salir que de cerrarlos para defenderse. El sábado por la noche, sin Kroos ni Modric, con Alaba como central y Vinícius sustituyendo a Hazard en el once, adelantar la presión le sirvió a Ancelotti para cambiar a su favor un duelo que durante la primera mitad había transcurrido de acuerdo a las intenciones de Sergio Canales.
– Mapa de pases de Sergio Canales durante la primera mitad. (Fuente: As.com) –
El centrocampista cántabro del Betis había arrancado el encuentro en la banda izquierda, como el centrocampista de su equipo más escorado hacia ese sector. A su derecha, Fekir, Guardado, Guido Rodríguez y Aitor Ruibal ocupaban en dos alturas la zona ancha por detrás de Juanmi. Sin embargo, los primeros compases del duelo evidenciaron que, debido al contraste físico entre los atacantes verdiblancos y los defensas del Madrid, a los locales les costaría mucho dañar desde el contraataque a una pareja como la que forman Alaba y Militao, y que para acercarse a la portería de Courtois iban a necesitar un ejercicio más relacionado con la posesión. Para activarlo, pues, rápidamente Sergio Canales se desenganchó de la orilla, acudió al carril central y se movió libre por la medular bética construyendo sociedades con sus compañeros, y áreas de descanso para el balón. Con Canales completando triángulos junto a Fekir y uno de los mediocentros, y dejando la banda izquierda libre para las subidas de Juan Miranda, el Betis sumó posesión, altura en el juego y protección ante un Madrid incómodo y precipitado en las diferentes fases del juego.
Sin el esférico tendió a desordenarse en las persecuciones, especialmente en el sector de un Vinícius que le agregó dificultad al trabajo de Miguel Gutiérrez y Alaba, abriendo espacios en su estructura defensiva que la falta de chispa del Betis en los últimos metros no acertó a aprovechar. Con el balón, por su parte, también tendió a la aceleración, extrañando la pausa que suele encontrar en centrocampistas como Kroos y Modric, en laterales como Alaba o en falsos extremos como Hazard. Además de Benzema, probablemente quien más se la dio durante los primeros cuarenta y cinco minutos fuera Gareth Bale, aguantando el balón hasta poder juntar socios a su alrededor, pero sin que esto lograra romper claramente al triángulo bético formado por Guido, Víctor Ruiz y Germán Pezzella.
– Mapa de calor de Alaba y Militao durante el 1T (izquierda) y el 2T (centro). Mapa de pases fallados por el Betis en el 2T (derecha).-
A falta de soluciones ofensivas desde la combinación, la respuesta madridista de cara al segundo tiempo llegó desde la presión. Adelantando las líneas, incrementando la intensidad de su defensa en campo contrario y utilizando la profundidad con balón de hombres como Valverde, Miguel Gutiérrez o Vinícius para que las jugadas de ataque del Betis tuvieran que empezar más cerca de Rui Silva que de Canales. Teniendo que recorrer los de Pellegrini grandes distancias hasta llegar a Courtois, y con la obligación de superar a campo abierto a físicos como los de Casemiro, Valverde, Alaba o Militao. Además, viéndose incrementada la exigencia de la salida de balón, también aumentó el número de errores técnicos de los locales a la hora de construir desde atrás. Si antes Canales había sido la solución del Betis para defenderse con la pelota y para atacar distancias más pequeñas, la presión adelantada fue la receta del Real Madrid para llevar peligro sobre la portería del rival y alejar el balón de la propia.
– Foto: Daniel González Acuña