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Alumno Araújo

Alumno Araújo

La relación entre Ronald Araújo y Xavi Hernández era una oportunidad y un reto para ambos. Dos caminos con orígenes distintos obligados a cruzarse y a evolucionar en paralelo. Un central con un enorme margen de mejora en la aplicación y lectura de la salida desde atrás, y un entrenador para quien el inicio limpio desde la defensa es prioritario, como pretexto para redimensionar el fútbol del uruguayo. Si antes de incorporar las virtudes con balón que requiere la propuesta de Xavi, Ronald ya era capaz de ostentar categoría de líder en la zaga culé, que las enseñanzas de uno calaran en el aprendizaje del otro no podía más que multiplicar el impacto del central, tal y como antes les ocurriera a hombres como Abidal o Boateng cuando cayeron en las manos de Pep Guardiola. Araújo todavía está lejos de sumar con la pelota como llegaron a sumar el francés o el alemán, pero la mejoría que está experimentando sobre las bases del juego posicional que le transmite su técnico le está sirviendo para que las habituales libertades que le conceden sus rivales no queden sin castigo.

A propósito de esto, la adaptación de Pierre-Emerick Aubameyang a los mecanismos de juego del Barça ha contribuido a darle soluciones al central, simplificando sus opciones y activando fácilmente el envío vertical del uruguayo hacia los movimientos de apoyo del punta. Alrededor de la conexión entre Araújo y el gabonés, sin ir más lejos, gravitó durante muchos minutos el fútbol del Barça en Elche, como ruta principal para un avance al que Francisco negó otro tipo de alternativas. Y es que, a la hora de defenderse, los locales plantearon el domingo una primera contención organizada a partir de los emparejamientos directos de Raúl Guti y Mascarell sobre los interiores azulgranas, y de una posición escalonada de Pere Milla y Boye que permitía que el primero tapara a Busquets mientras el segundo orientaba la salida culé hacia Araújo. Sin posibilidad de contactar directamente con alguno de los centrocampistas, fue entonces cuando salió a relucir el puente entre el centra y Aubameyang, como una fórmula para activar al tercer hombre o de abrir un agujero en la zaga ilicitana.

Ocurrió, sin embargo, que durante el tramo inicial del encuentro no consiguieron los visitantes sacar fruto de la conexión. Las dos líneas defensivas del Elche no dejaban espacio para la recepción de los centrocampistas del Barça, y ninguno de los extremos culés se prodigó demasiado desmarcándose al espacio cuando uno de los dos centrales abandonaba la línea (Imagen arriba a la izquierda). Tuvieron que ser Pedri y De Jong, superado el ecuador del primer tiempo, quienes incorporaran filo a su posición sobre el campo, moviéndose por delante del balón y rompiendo en profundidad a la espalda de la defensa (Imágenes abajo). Las llegadas desde segunda línea de los interiores no solo le sirvieron al conjunto barcelonista para dejar dos veces a Frenkie delante del portero, sino también para arrastrar a los laterales del Elche hacia dentro liberando a los extremos culés en banda (Imagen arriba a la derecha). Esto último sucedió especialmente en el sector derecho del ataque del Barça, carril donde ubicaba Xavi a su extremo más natural y en el que Dani Alves mantenía las ayudas de Fidel alejadas de Dembélé.

Con dificultades para romper la estructura defensiva del Elche por dentro, sin un extremo izquierdo al uso y con Tete Morente ejerciendo por momentos como carrilero para tapar las incursiones de Jordi Alba, antes del descanso optó el Barça por girar el juego hacia la posición de Dembélé, como solución para desencadenar los ataques. El impacto del francés, como en otras ocasiones, tuvo una doble cara. Por un lado sirvió a los locales para agitar al sistema defensivo del rival, desordenar las piezas de Francisco y amenazar con desequilibrar desde el costado. Por el otro, la agitación de Ousmane también incrementó el desorden de su equipo, favoreciendo pérdidas más comprometidas y dificultando la agrupación de azulgranas alrededor del cuero para responder desde la presión. Esto lo sintió especialmente Dani Alves, por compartir carril con el galo y porque dada su realidad física necesita más que otros contextos de juego poco expuestos. Por momentos no los tuvo y sufrió ante las carreras de Fidel, obligando a que Araújo alargara sus coberturas hasta la línea de banda y a que el área de Ter Stegen estuviera peor protegida ante la amenaza de la doble punta local.

Quizá por eso buscó Xavi una reacción al descanso. La primera intervención del técnico fue doble, y consistió en la entrada de Ferran Torres en el extremo izquierdo y en cambiar el tipo de salida desde atrás de sus centrales. Si durante el primer tiempo el circuito habitual había vinculado a Piqué y Araújo con el carril central, ya fuera a partir de los apoyos de Aubameyang o de las recepciones de Busquets, De Jong y Pedri, en el segundo sus pases miraron hacia la banda. Gerard y Ronald debían conducir con el balón, internarse en campo rival y casi desde la altura de los interiores sacar el balón hacia la posición del extremo (Imagen abajo). Ejerciendo Aubameyang de referencia más clara arriba y manteniendo a los interiores por detrás del gabonés, así consiguió el Barça una solución para asentarse y juntarse en campo contrario, en especial cuando el receptor del pase en banda era Ferran Torres. El valenciano, que cambió la cara al equipo con su presencia, desde el extremo mezcló una precisa gestión de los espacios, movimientos en profundidad, capacidad asociativa y una pausa en la que se apoyó su equipo para adelantar líneas de forma coordinada.


Más tarde Xavi doblaría la apuesta con el cambio de Nico por De Jong, ya que tras la sustitución Pedri pasó a actuar como interior izquierdo cerca de Ferran. Situado a pierna cambiado y beneficiándose del juego del también internacional, el canario ganó presencia e impacto, lo que en su caso repercute directamente en la organización del equipo. El Barça se ordenó mejor, se juntó más y más arriba, y pudo apoyarse en los envíos diagonales de Pedri para llevar el cuero de un lado al otro del campo, primero hacia los pies de Dembélé y luego hacia los de Adama. El canterano entró al partido para acompañar desde su perfil de especialista el nuevo dominio de su equipo, tras una doble sustitución que también introdujo a Memphis Depay al partido. El neerlandés, sin embargo, no entró para formar como delantero centro, sino para partir de la banda izquierda, a pierna cambiada, de modo que fuera Ferran quien ejerciera de nueve. Más profundo y más móvil, el español parece encajar mejor en el molde que busca Xavi para su referencia ofensiva, mientras que Memphis disfruta en banda una zona más cómoda para recibir, girarse y conducir hacia dentro. Esperando la llegada de Alba por fuera, cruzándose con los desmarques de Ferran para pisar la frontal o completando el cuadrado del mediocampo por delante de Pedri. Xavi tiene donde escoger.

– Fotos: JOSE JORDAN/AFP via Getty Images // LLUIS GENE/AFP via Getty Images

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