
Balde como argumento
La temporada de Alejandro Balde está yendo muy rápido. Casi tanto como sus carreras por la banda izquierda del Fútbol Club Barcelona. Asomó la cabeza en el primer equipo aprovechando la demora en el fichaje de Marcos Alonso, se hizo un hueco en el once rindiendo mejor que sus competidores, acudió al Mundial de la mano de Luis Enrique y, a su vuelta, se ha convertido en una pieza fundamental para la apuesta por jugar con cuatro centrocampistas que normalmente viene empleando Xavi Hernández. La banda que el técnico de Terrassa ha dejado sin extremo al uso es la del canterano, fiándola, al completo, a quien hace apenas unos meses se bregaba en la zaga del filial.
Pocas instantáneas mejores para ilustrar el crecimiento de Balde a lo largo del curso y su estruendosa irrupción en Primera División que la diferencia entre lo que planteó Ernesto Valverde en el Barça-Athletic de la primera vuelta y la estrategia del Txingurri el pasado fin de semana en San Mamés. En el duelo entre culers y rojiblancos del Camp Nou, el ex técnico azulgrana buscó reforzar la presión sobre los centrales del Barça haciendo que Nico Williams, sin balón, pasara de la banda al centro para hacer pareja con su hermano Iñaki y así dibujar un dos contra dos ante los entonces titulares Eric García y Koundé. Valverde priorizó el centro y descubrió la banda, oportunidad que Balde aprovechó para construir una salida clara para su equipo e inclinar un duelo que a la postre se resolvería por cuatro goles de diferencia. En contraposición a la libertad que le concedió entonces, el domingo Valverde no sólo mantuvo la vigilancia de unos de sus futbolistas sobre el lateral izquierdo culer, sino que incluso modificó las posiciones habituales de sus hombres de banda para llevar sobre Balde a Berenguer.
El ajuste puede leerse desde varios puntos de vista. Desde la voluntad de alejar a Nico Williams del buen hacer en el uno contra uno defensivo de Balde, a la voluntad de cargar el esfuerzo en los retornos a los que obliga el lateral barcelonista sobre un futbolista de mayor kilometraje. Lo primero permitió al Athletic retar a su atacante más desequilibrarte con el eslabón más débil de la zaga rival, un Sergi Roberto que desde el lateral derecho dio su brazo a torcer pero a quien su equipo supo acompañar desde las ayudas y la defensa del área. Por lo que respecta a lo segundo, la medida de Ernesto Valverde no consiguió anular a Alejandro Balde, pues de hecho el canterano fue una de las claves para que el partido pasara de un arranque más inclinado hacia los intereses locales gracias a la presión en campo contrario a una continuación de la primera mitad más amable para los de Xavi. El desborde y la profundidad de su lateral le proporcionó al Barça una salida y una vía para ganar metros. Ambas las aclaró Frenkie de Jong, menos trascendente en campo contrario que cuando comparte once con dos interiores, pero que cerca de Ter Stegen supo atraer la vigilancia de Berenguer hacia dentro para liberar la cal.
Extrañó el Barça en estos tramos una mayor capacidad para girar al Athletic Club recibiendo a la espalda de su enérgico doble pivote para girarse y atacar a la pareja de centrales, pero ni Raphinha, ni Ferran, ni Gavi ni Lewandowski lograron imponerse en esta tarea. Sí lo hizo el polaco tras la reanudación, en el tercer acto del guion del partido, y en el que más cómodo se sintió su equipo. Saliendo fácil, controlando las transiciones y encontrando al polaco en tres cuartos de campo moviendo al equipo de lado a lado. Para que la fórmula funcionara resultó notable la aportación de Ferran en estos compases, apoyándose en las apariciones de Balde por banda para constar por dentro compensando en profundidad los movimientos de apoyo del ariete culer, y permitiendo que con el Athletic girado Gavi pudiera gobernar la presión y las segundas jugadas.
El último capítulo del encuentro lo introdujeron las cambios de ambos entrenadores, en especial una entrada de Kessié por Ferran Torres que no sentó bien al Barça y que hizo cambiar de manos el timón del juego. El marfileño tuvo problemas recibiendo de espaldas y con un rival encima, al tiempo que la salida de Ferran restó amenaza a la espalda de la zaga y facilitó que la defensa local fuera siempre hacia adelante sobre Lewandowski sin ver su retaguardia amenazada. No obstante, pese a despedir el partido en su propia área, el Barça volvió a sobrevivir, gracias a Ter Stegen y a una zaga clave en el liderato azulgrana en la que Alejandro Balde es un fijo con toda justicia. Un argumento competitivo arriba y abajo y una llave maestra para que el equipo cambie de dibujo de forma controlada. Un lateral y un extremo. Una aparición trascendental en el curso de la temporada, y que debe ser estratégica para el futuro del Barça.
– Foto: ANDER GILLENEA/AFP via Getty Images