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Joao Neves: El próximo tirano

Joao Neves: El próximo tirano

Las irrupciones de jóvenes talentos en la élite del fútbol suelen llegar de dos maneras. Pueden estar motivadas por lo que hay fuera del futbolista, es decir, por un contexto que apremie su protagonismo apresurado como consecuencia de una necesidad. Como respuesta a una eventualidad a la cual, bien por demarcación o bien por características, el prometedor futbolista pueda ponerle voz. El otro camino es el que tiene que ver con el propio jugador. Con su talento y su capacidad para derribar barreras. Lo que comúnmente se conoce como tirar la puerta abajo. Independientemente de lo sólida que sea esa puerta y de la fuerza necesario para tumbarla, el impulso con el que llegan los talentos prematuros al escaparate de la élite se alimenta de tres fortalezas que, por lo general, deben combinarse. Deben tener la fortaleza de la calidad futbolística, la que que provoca que el club, el entrenador y el equipo antepongan su inexperiencia a la madurez del resto de opciones. También la de la calidad física, encargada de envolver a la primera para hacerla sostenible en la máxima exigencia y permitirle aflorar sin limitaciones. De expresarse tal y como es, sin tener que recurrir a versiones diluidas con el objetivo de sobrevivir en un ecosistema demasiado hostil. Y por último también deben tener la fortaleza de la personalidad, clave para que todo lo que es y puede ser el futbolista efectivamente sea. Para que aquello que compone al jugador pueda salir fuera.

De las tres fortalezas van sobrados varios de los jóvenes que en los últimos años han irrumpido en la élite del fútbol mundial a una edad muy temprana, haciéndose protagonistas tanto sobre el campo como en el mercado de fichajes, dando forma a una pléyade de promesas, algunas de ellas ya muy reales, llamadas a gobernar el fútbol de la próxima década y a decidir sus vencedores. Es de esperar que Joao Neves no tarde mucho en sumarse al grupo. Con sólo diecinueve años de edad, el centrocampista es titular y pieza clave en el Benfica de Roger Schmidt, y ya ha debutado con la selección absoluta de Portugal que dirige Roberto Martínez. La suya es una precocidad sorprendente dada su juventud, pero evidente a tenor de lo que el luso demuestra sobre el césped. Conceptualmente hablando, Joao Neves es un mediocampista que gusta de moverse a lo largo y ancho de la base de la jugada, en la primera altura de la línea medular, compartiendo zonas con el mediocentro pero interpretándolas desde un comportamiento más dinámico de lo que suele demandarse a un pivote. Un motor en constante funcionamiento, en permanente actividad, que trata de influir en el juego desde fases muy tempranas de la jugada. Una suerte de segundo mediocentro o volante interior con gusto por aparecer entre la defensa y la línea de medios con tal de recibir el pase de pies de los centrales, cuando no por retrasar su posición hasta incrustarse entre ellos. Un centrocampista con la fisonomía de un mediapunta, la movilidad de un interior y las tareas de un mediocentro antiguo.

A pesar de mostrar una más que interesante paleta de movimientos por delante del balón y de contar con recursos sobrados para recibir de espaldas y girar hacia ambos perfiles, hoy el mejor Joao Neves es el que vive por detrás de la línea de balón, entrando mucho en juego y administrando la posesión desde el círculo central. De ahí que a la hora de compartir la primera altura del mediocampo con un compañero en el 1-4-2-3-1 del Benfica, al luso le haya sentado mejor la convivencia con un socio menos participativo como Florentino Luís (66 intervenciones por partido) que con uno más protagonista como Orkun Kokçu (82 intervenciones por partido). Neves agradece la presencia de un socio que sostenga un comportamiento más posicional mientras él se mueve tanto en el plano vertical como en el horizontal, al son de un dinamismo que, a diferencia de lo que le ocurre a otros futbolistas que ocupan su puesto, no tiene como único objetivo recibir el cuero, sino que concentra una interpretación del juego más profunda que también lo lleva a activar espacios, liberar compañeros o condicionar comportamientos defensivos del rival.

A nivel físico, Joao Neves es un futbolista menudo (1,74m) pero robusto y potente. Su centro de gravedad, muy bajo, así como la corpulencia de su tres inferior le otorga estabilidad y equilibrio contra el choque y la disputa, un gran cambio de ritmo y dirección, e incluso una capacidad en el salto vertical con la que disimula su falta de altura a la hora de responder a los servicios del rival que buscan cargar por alto su zona. No por nada en la liga portuguesa cuenta más duelos aéreos ganados que perdidos. Se trata de un centrocampista de altísimo ritmo de juego, cuya energía e hiperactividad con el balón tiene continuidad también en base defensiva, donde se muestra como un jugador de mucha intensidad y predisposición a la presión y las persecuciones, hasta el punto de haber sido alineado puntualmente, como medida de emergencia, en la demarcación de carrilero, aunque fuera de la sala de máquinas sus prestaciones e influencia quedan reducidas. Y es que, a pesar de su edad, Joao Neves es un jerarca. Un futbolista de mucha personalidad y liderazgo, que asume con naturalidad la responsabilidad, y que la dirige con suma determinación y carácter competitivo. Un niño que ejerce como capitán pese a no lucir el brazalete. Un director que, aunque no se la den, reclama la batuta.

Como se advierte, Joao Neves es un futbolista versátil en el rango de acciones, y completo en cuanto a su juego ofensivo sin balón y a sus prestaciones defensivas, pero que sin embargo tiene como idioma principal el que se expresa a través de la pelota. La quiere mucho y la quiere en todas partes. Cuando la tiene, lo primero que destaca es su capacidad para conservarla. La protege bien con su cuero, sus fintas y sus giros, y como además posee una salida explosiva en conducción muy notable, no se ahoga ante la falta de opciones de pase. Aunque se encuentre presionado y sin una alternativa clara hacia la que entregar el cuero, el luso tiene recursos para seguir encontrando caminos cortando por dentro, superando líneas en conducción y sorteando rivales para progresar. Eso cuando la jugada no le proporciona socios en los que apoyarse. Cuando sí los tiene, es un jugador muy seguro en el control y el pase, con visión de juego y una técnica individual que le permite levantar la cabeza sin arriesgarse a perder la pelota, y sostener un abanico de golpeos en corto y en largo que lo convierten en un pasador muy completo. No es únicamente un futbolista de apoyo en corto, sino también uno capaz de acelerar la jugada de ataque desde abajo con un servicio largo. Un centrocampista de sólo diecinueve años que lleva el timón y ha hecho suyo el mediocampo del líder de la liga de Portugal. Una perla llamada a convertirse en estrella. El próximo tirano.

– PATRICIA DE MELO MOREIRA/AFP via Getty Images

Comments:2
  • Ricard Boada 26 noviembre, 2023

    Por momentos parece que hables de De Jong y por momentos parece que hables de Gavi.

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