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Real Madrid: desarrollo de soluciones.

Mismos problemas pero diferente resultado. La victoria contra el Recreativo no debe variar el planteamiento del cuerpo técnico, que no es otro que el de dar la vuelta a una dinámica tremendamente negativa. Como comentamos en el artículo anterior, la situación real del equipo no responde al catastrofismo que flota en el entorno blanco, pero si es cierto que como resultado de la pérdida del futbolista que vertebraba todo el juego del equipo, el Madrid debe vivir un proceso de refundación, debe crear un nuevo equipo. Para lograrlo, lo que precisa el cuerpo técnico es, sobretodo, tiempo, algo que hoy por hoy no puede pedir ya que la convulsión institucional del Madrid hace que se exijan resultados de manera inmediata sin dejar lugar a un proceso mediante el cual Schuster pueda volver a ensamblar las piezas y confeccionar un nuevo equipo que viva más allá de los automatismos que definieron al equipo con Robinho. Puesto que esta vía es utópica, no nos detendremos en ella por el momento y, en todo caso, a final de temporada, cuando encaremos la planificación merengue, de ser necesario ya abordaremos las líneas maestras en la construcción del nuevo proyecto.

No obstante, ahora mismo el objetivo de Schuster y su cuerpo técnico debe ser buscar el rendimiento inmediato, por lo que lo más recomendable es que manteniendo la estructura básica y el funcionamiento del Madrid de la pasada temporada, introduzca las variaciones que equilibren la marcha de Robinho. Evidentemente es una solución «parche», pero Schuster no puede aspirar a mucho más ya que la situación del técnico alemán es la de vivir al filo de la navaja, y lo más recomendable para lograr resultados de manera inmediata es reproducir el patrón de juego al que los jugadores ya están habituados.

Suele decirse que una de las claves en el fútbol es la mezcla, y eso es precisamente lo que ha perdido el Madrid respecto a la pasada temporada. En el Madrid campeón la verticalidad era una premisa básica, pero que se combinaba, cuando el esférico llegaba a los pies de Robinho, con la pausa. El brasileño, pues, desde el extremo izquierdo era el organizador del equipo. Ahora, sin él, el equipo sigue buscando a ese organizador, pero en su lugar encuentra a un extremo como Robben o Drenthe que hacen de la verticalidad su patrón de juego. En la situación en que se encuentra el equipo, el balón se precipita de portería a portería sin que nadie sea capaz de cogerlo, detenerse y construir un ataque mínimamente organizado. Esta situación se traduce en el juego blanco de dos maneras. A nivel ofensivo el equipo se sitúa más retrasado ya que el juego se construye desde posiciones más retrasadas. Esta situación del equipo lejos de la portería rival, provoca que soluciones que en anteriores temporadas resultaron muy importantes, en ésta resulten prácticamente estériles. Así, por ejemplo, la doble punta que formaban Van Nistelrooij y Raúl ahora juega alejada del área sin poder sacar ventaja de un emparejamiento de dos para dos con los centrales rivales, y el holandés Sneijder disfruta de menos opciones de llegar desde segunda línea puesto que la jugada actualmente transcurre varios metros por detrás, respecto a la temporada anterior. También Robben se ve afectado por el cambio, de manera que recibiendo cerca del mediocampo, su habilidad en el regate y cambio de ritmo resultan menos determinantes y peligrosos para el rival. A nivel defensivo, al circular el balón más cerca de la portería de Casillas, en caso de pérdida, el rival dispone de mayor facilidad para armar la contra con la defensa blanca mal colocada y la mayoría de jugadores del Madrid situados por delante del balón esperando el pase.

Otra consecuencia de esta ausencia total de pausa en el juego es el enorme desgaste físico que deben realizar los jugadores, algo que en un equipo que cuenta con jugadores veteranos o propensos a las lesiones musculares en algunas de sus posiciones clave, puede acarrearle más de un quebradero de cabeza a lo largo de la temporada.

Vemos pues, que la baja de Robinho ha provocado que el comportamiento del equipo varíe por completo, por lo que en el supuesto de intentar volver a construir nuevas sinergias y automatismos en el funcionamiento interno del juego, el equipo necesitaría bastante tiempo para que la maquina volviese a funcionar. Por eso, lo más inteligente puede ser un regreso a los orígenes del proyecto e intentar reproducir el camino que llevó al equipo al éxito. Como se desprende de lo anteriormente comentado, el primer paso será el de sumar al equipo más fútbol o pausa. Para lograrlo Schuster se enfrentará a dos contratiempos importantes, la baja de De la Red y la lenta adaptación al equipo de Van der Vaart. El primero es el jugador que desde el centro del campo podría asumir el volumen de juego dejado por Robinho, mientas que el holandés era un futbolista que por sus características podría adaptarse a la posición y al rol que dejó el brasileño.

Sin el canterano y a la espera de contar con el mejor Van der Vaart, Schuster puede encontrar la solución en la figura de Wesley Sneijder. El holandés es el otro futbolista de la disciplina blanca capaz de absorber el volumen de juego que Robinho ha dejado huérfano. Así, podría ser una solución interesante contar con Wesley en el rol de Robinho, formando en la delantera volcado a banda izquierda. De este forma, el Madrid reproduciría, en parte, el patrón de juego de la pasada campaña. Ocupando el interior zurdo, por su parte, y hasta que Rubén De la Red pueda volver al equipo, tanto Van der Vaart como Guti pueden ser buenas opciones. Completando esta banda izquierda, desde el lateral, Marcelo debe tener más protagonismo y hasta que Schuster pueda contar con De la Red, su presencia en el once debe ser obligada por su implicación en la administración del balón. Contar con Marcelo en el lateral, no obstante, también supone algunos problemas para el equipo, sobretodo su dificultad para cubrir los balones aéreos al segundo palo. Así pues, el equipo debe procurar minimizar los riesgos de la presencia en el once de Marcelo, dificultando en la medida de lo posible los centros desde la banda derecha de la defensa blanca, por lo que, junto a la fuerza de Sergio Ramos, la presencia de un interior agresivo como el argentino Gago puede ser la mejor opción.

Finalmente, en punta, junto a la nueva posición de Sneijder -con la puerta abierta a dar otra oportunidad en esta demarcación a Van der Vaart- la lesión de Van Nistelrooij abre la oportunidad para una reubicación de Raúl como 9 que si bien no mejoraría las prestaciones respecto al holandés, si disimularía los inconvenientes de contar con el capitán merengue como faso extremo. Como punta, cumpliendo con la función de finalizador, el 7 blanco entraría menos en contacto con el balón, de manera que se evitaría en un alto porcentaje las ocasiones en que Raúl ralentiza el juego del equipo. Por banda derecha, tanto Higuaín como Robben -con Saviola o Bueno como tercera y cuarta opción- parecen ser alternativas más acorde con la idea de juego del Madrid actual. Por este motivo, a la hora de lanzarse al mercado buscando un jugador que ocupe la plaza dejada por Van Nistelrooij, será importante tener en cuenta esta situación del Raúl, y partiendo de que su concurso en el once parece obligatorio, el fichaje de un 9 capaz de alternar titularidad con suplencia, sería la mejor elección.

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