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Gago

Dos equipos en situaciones diametralmente opuestas, realidades futbolísticas muy alejadas, aficiones antagónicas en cuanto a ilusión y dos dinámicas que nada tienen que ver la una con la otra. A priori, el signo en la quiniela estaría claro, pero eso no sería un clásico entre Barça y Madrid. El clásico, el partido por antonomasia de nuestra liga en que se enfrentan los dos conjuntos más grandes de la historia de la competición y dos de los equipos más admirados y laureados a lo largo de la historia del balompié, siempre es un choque especial donde se congelan las circunstancias de cada equipo, se renueva el entusiasmo de la grada y el fútbol adquiere su cara más mágica deparando encuentros de sorprendente desenlace y fuera de toda lógica. No hay duda de que el Barcelona afronta el choque como el máximo favorito gracias al crédito que por juego y resultados ha cosechado hasta le fecha, pero en frente no habrá un rival cualquiera, sino que esperará un Madrid herido, más inestable imposible pero con la necesidad de reclamar su condición de aspirante al título. Una victoria culé alejaría a los blancos a doce puntos, una distancia que pese a que todavía queda más de una vuelta por jugarse, visto lo que han ofrecido unos y otros en lo que llevamos de temporada, se presume muy difícil de recuperar. En cambio, de dar la campanada en el Camp Nou, el Madrid recortaría hasta los seis puntos -con el partido de la segunda vuelta en el Bernabéu aún pendiente-, volvería a activar la dinámica positiva, se renovaría la ilusión del madridismo y el proyecto de Junade Ramos recibiría una inyección tremenda.

Mismos problemas pero diferente resultado. La victoria contra el Recreativo no debe variar el planteamiento del cuerpo técnico, que no es otro que el de dar la vuelta a una dinámica tremendamente negativa. Como comentamos en el artículo anterior, la situación real del equipo no responde al catastrofismo que flota en el entorno blanco, pero si es cierto que como resultado de la pérdida del futbolista que vertebraba todo el juego del equipo, el Madrid debe vivir un proceso de refundación, debe crear un nuevo equipo. Para lograrlo, lo que precisa el cuerpo técnico es, sobretodo, tiempo, algo que hoy por hoy no puede pedir ya que la convulsión institucional del Madrid hace que se exijan resultados de manera inmediata sin dejar lugar a un proceso mediante el cual Schuster pueda volver a ensamblar las piezas y confeccionar un nuevo equipo que viva más allá de los automatismos que definieron al equipo con Robinho. Puesto que esta vía es utópica, no nos detendremos en ella por el momento y, en todo caso, a final de temporada, cuando encaremos la planificación merengue, de ser necesario ya abordaremos las líneas maestras en la construcción del nuevo proyecto. No obstante, ahora mismo el objetivo de Schuster y su cuerpo técnico debe ser buscar el rendimiento inmediato, por lo que lo más recomendable es que manteniendo la estructura básica y el funcionamiento del Madrid de la pasada temporada, introduzca las variaciones que equilibren la marcha de Robinho. Evidentemente es una solución "parche", pero Schuster no puede aspirar a mucho más ya que la situación del técnico alemán es la de vivir al filo de la navaja, y lo más recomendable para lograr resultados de manera inmediata es reproducir el patrón de juego al que los jugadores ya están habituados.

schusterAyer al mediodía, en rueda de prensa, Bernd Schuster interrogado por los posibles errores en la planificación de una plantilla que en lo que va de año parece sacar a la luz todas sus limitaciones, remitió a los periodistas a final de temporada, cuando, según el entrenador alemán, debe valorarse tanto al equipo como a los jugadores. Si las declaraciones del técnico no responden únicamente a una válvula de escape de la presión de los periodistas, sino que se trata del planteamiento real a la hora de trabajar de la secretaría técnica, las cosas en la entidad blanca no se estarán haciendo bien. Es cierto que los títulos se levantan a final de temporada, pero la llave del éxito de un equipo es el buen trabajo durante el verano, para lo que es indispensable haber analizado y trazado la estrategia en materia de fichajes, meses antes, en los primeros meses del año. No hablamos de fijarse metas en futbolistas concretos, sino de detectar los campos de mejora y dibujar los perfiles que necesita el equipo. De este modo, desde el mes de enero, EUMD empezó a preparar una serie de posts en los que abordar la planificación del Real Madrid de cara a la próxima temporada, a partir del cual, detectamos la necesidad de la incorporación de un crack desequilibrante en ataque, perfil en el cual propusimos el nombre de Diego Ribas, o de un lateral zurdo (o de un central dependiendo de la demarcación en que pensemos alinear a Heinze). En el post actual, el objeto de análisis será la línea de medios blanca, la cual, presenta su mayor debilidad en un claro déficit de jugadores creativos. Ya la pasada temporada apuntamos que una de las prioridades en materia de fichajes debía dirigirse hacia la contratación de un centrocampista organizador, que no dejara toda la responsabilidad de vertebrar el juego ofensivo del equipo en el intermitente Guti. La solución de la secretaría técnica para cubrir este perfil fue la contratación del holandés Sneijder, un futbolista que ni mucho menos reunía las características para defender con solvencia este rol. El ex del Ajax es un interior de recorrido, presión, profundidad y llegada a gol, pero que con el balón en los pies no tiene ni la creatividad ni la lectura del partido suficiente como para ejercer de organizador del Madrid. Así pues, una temporada más, la dirección deportiva deberá abordar la contratación de un director de orquesta para el juego merengue. Éste, a la vez, será el encargado de equilibrar un centro del campo muy polarizado entre el centrocampista defensivo -Diarra- y el ofensivo -Guti-, y ejercer de puente entre ambas fases del juego.

derbiTanto para Atlético como para Real Madrid el derbi madrileño será el pistoletazo de salida para una segunda vuelta de la Liga en la que ambos equipos deben confirmar las esperanzadoras trayectorias mostradas hasta la fecha. El equipo de Schuster, líder de la tabla, clasificado para los octavos de final de la Champions pero apeado de la Copa del Rey recientemente por el Mallorca, camina decidido y con paso firme hacia el objetivo de alzarse con el título de Liga. El conjunto colchonero, por su parte, sigue adelante tanto en la UEFA como en la Copa del Rey y disfruta de una clasificación en la Liga que le permitiría disputar la próxima edición de la Champions. Con estos antecedentes, el derbi se presenta como un partido de gran atractivo que puede reforzar considerablemente al equipo que salga vencedor, pero que en el caso del vencido, puede provocar que aparezcan algunas dudas que ninguno de los dos equipos puede permitirse para alcanzar sus objetivos.