Cesc, Messi, Neymar, Busquets y Valdés
La Champions tiene estas cosas, nos acostumbra a pisar las previas. Si decimos que el futbolista del Ajax más interesante es Viktor Fischer, Frank de Boer nos lo deja en el banquillo. Si le dedicamos una entrada a Abbiati en la ida, se lesiona y no entra en la convocatoria. Anteayer nuestro protagonista para encarar el Barça-Milan era Cesc, ergo… le dieron sólo 15 minutos. Suficiente. Hoy el post-partido es suyo. O mejor, lo empieza él.
Su suplencia fue noticia. Venía de no jugar el derbi y tras su gran partido ante el Celta y su buen clásico, lo esperábamos. La duda era si arriba o abajo. Si formando en el tridente de ataque o en uno de los dos interiores. Martino sopesó distinto y optó por Xavi, Iniesta y Alexis. Entendible lo del chileno porque es momento de estirar su buen momento y que eso sirva para recuperar lo mejor del jugador. En el caso de los interiores seguramente pesasen dos cosas. Uno, que Martino -como todos- esperaría a un Milan encerrado atrás que permitiese al Barça ganar la frontal, y ahí la pareja Xavi-Iniesta tiene todo el sentido. Por otro lado, visto el choque, tiene pinta de que el Tata temía que la presencia de Cesc embotellara la mediapunta. Messi bajó mucho, liberado por un Alexis que a su vez era liberado por Alves, y Neymar jugó mucho por dentro sobre todo en el primer tiempo. En esa batalla para que los dos cracks no se pisasen en la misma zona, seguramente pensó que era pronto para introducir una tercera pelota al malabarismo.
Pero Cesc entró dispuesto a quitarle la razón. En pocos minutos dejó claro que tiene que ser un fijo si el camino va a ser el que se intuye. Ve el balón vertical y administra el espacio profundo. Además a Messi le va de perlas, y eso ya son palabras mayores. Se entiende con él -con permiso de Dani Alves- mejor que con nadie. Cuando Cesc está, Messi corre, se espolea. Y como Fàbregas lee los espacios como los lee, es igual donde vaya el argentino que el catalán compensa. A lo ancho y a lo largo. En esta nueva etapa Messi necesita campo, y Cesc es quien le deja la puerta abierta para que huya hasta la hora de comer.
El titular tiene cinco nombres, y ya hemos tocado dos. El tercero es el de Neymar. Su primer tiempo fue noticia por la marcada tendencia interior de su juego. Y eso que Adriano no estuvo especialmente atrevido en doblar la banda, algo comprensible si tenemos en cuenta la semana del brasileño. El caso es que Ney se fue a la mediapunta casi más que nunca, empujado por ese constante intercambio de posiciones entre Messi y Alexis en la otra orilla, y por la siempre excelente colocación de Andrés Iniesta cuando el equipo tiene el balón. Que el brasileño empiece a sumar mucho también por dentro y, sobretodo, que el cuerpo técnico le esté buscando las situaciones para que lo haga, es sin duda un motivo de esperanza para el medio-plazo. Esto en lo colectivo. En lo estrictamente individual, Neymar volvió a evidenciar que ahora misma es el hombre que más cosas nuevas propone. El que tiene el paso menos cambiado porque no viene de andar con ellos.
El brasileño provocó el penalty que transformó Messi y la falta que remató Busquets, y el público lo agradeció coreando el nombre de los tres. En el caso del mediocentro, más allá del gol que en su caso es anecdótico, reseñar su matiz posicional ante el Milan. Jugó bastante más retrasado de lo habitual en ambas transiciones. Se le enfocó poco a la presión en campo rival. No así a los interiores que seguían saliendo sobre el central rival aunque ello no viniese precedido de la creación de un contexto favorable con balón y, por lo tanto, su aventura en pos de la recuperación no hiciera más que desnudar su posición de partida. Quizá por eso la posición más fija de Busquets. Viendo las características de unos y otros, no parece el mejor encaje, pero es verdad que a Valdés no le hizo falta sacar a relucir su traje de superhéroe.
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