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Neto: Guardameta frontal

Neto: Guardameta frontal

A pesar de ser una de las ocupaciones más singulares y complejas del panorama futbolístico continental, podría decirse que el FC Barcelona encadena aciertos, a propósito de su portería, desde que la despedida de Víctor Valdés le propusiera un desafío colosal. Tan grande resultaba el reto de sobrellevar el adiós del gran referente culé bajo palos de, al menos, las últimas dos décadas, que el conjunto azulgrana no delegó la tarea en dos manos sino en cuatro. Las de Claudio Bravo y Marc-André ter Stegen, que se separaron en 2016 sosteniendo dos Ligas, dos Copas, una Champions League, una Supercopa europea y un Mundial de Clubs, tras dos años de un tenso reparto de competiciones que finalmente se rompió desde el lado del alemán. La definitiva apuesta por el germano descubrió la necesidad de hallar para él una compañía distinta a la de Bravo, que aunara las garantías que hasta entonces había disfrutado la meta barcelonista y la asunción de un rol subordinado menos protagonista. El reto de ser portero del Barça, con la dificultad añadida de serlo muy pocas veces al año. Sin rodaje ni continuidad. Sin las referencias del último partido ni la oportunidad del siguiente.

De nuevo el guardameta elegido, en este caso el holandés Jasper Cillessen, cumplió a la perfección con el rol encomendado, hasta el punto de que sus actuaciones terminaron por hacer pequeña la jaula de la suplencia y le permitieron aspirar a un destino en el que enfundarse los guantes cada fin de semana. Lo hará en el Valencia, con una responsabilidad diferente y un contexto de juego casi opuesto al que conoció en el Ajax y en el Camp Nou, tras una operación que, a nivel deportivo, para el FC Barcelona lleva incorporada la llegada de su sustituto. La portería de Marc-André ter Stegen tendrá a Neto como nuevo reserva.

Del mismo modo que para Cillessen la mudanza a Valencia planteará nuevas coordenadas para su juego, tanto en lo que respecta a su rol en el equipo como a los requisitos que de él demandará la propuesta futbolística de su entrenador, también en Neto el cambio de ecosistema hace difícil transferir su rendimiento en Mestalla directamente a su nuevo hogar. El brasileño, uno de los guardametas de mayor rendimiento y fiabilidad de la Liga española durante los dos anteriores cursos, pasará de ostentar la titularidad en un conjunto de compacto repliegue a, presumiblemente, gozar de oportunidades de forma mucho más puntual en un equipo que pretende jugar la mayor parte del tiempo lejos de su propia área. La primera cuestión, la de la suplencia, no será una novedad para el de Araxá, pues ya aguardó a la sombra de Gianluigi Buffon en la Juventus, siendo relevo del símbolo y levantando como portero de la Copa los títulos que la Vecchia Signora le arrebató al Milán y a la Lazio en las temporadas 2015-16 y 2016-17. Cabe apuntar, no obstante, que a diferencia de Cillessen, quien ha alcanzado el mayor nivel de su carrera en la alternancia, la mejor versión de Neto ha venido acompañada de sus cursos de más continuidad: en la Fiorentina antes de vestir de bianconero y en el Valencia los últimos dos años. El primer reto al que se enfrentaran tanto el jugador como su nuevo club, por lo tanto, será el de mantener un rendimiento que en Mestalla ha sido sobresaliente también cuando sus apariciones resulten mucho más espaciadas en el tiempo.

Por lo que respecta a las profundas diferencias estilísticas entre el fútbol que ha practicado el Valencia durante el tiempo que Neto ha sido su guardameta y el FC Barcelona, al aterrizaje del brasileño en el Camp Nou le esperan tanto amenazas como oportunidades. Empezando por las segundas, conviene advertir que a pesar de su gran nivel en la portería del Valencia, no es Neto un arquero que responda al retrato robot que normalmente encumbra este tipo de propuesta, pues ni su autoridad en los balones aéreos es demasiado notable ni tampoco su dominio del área en situaciones de repliegue. Esto se debe, principalmente, a dos cuestiones -una debilidad y una fortaleza- como son las dificultades del guardameta cuando las referencias viajan del carril central a las bandas, y la confianza que merecidamente tiene en sus credenciales sobre la línea. Si Neto ha sobresalido como meta de un conjunto en el que no tenía un encaje perfecto ha sido, en primer lugar, porque el brasileño ha fallado muy poco, y en segundo lugar porque ha acertado mucho.

 

Portero de la parte alta de la tabla con más atajadas, alto -1,90 m.-, corpulento y a pesar de ello ágil y veloz en la estirada, se trata de un meta capaz de alcanzar con naturalidad los ángulos de la portería. De enormes reflejos sobre la línea y en el mano a mano, buen posicionamiento y sobriedad técnica, aunque sabe abandonar la sombra del travesaño (Imágenes de arriba) es atrás donde marca la diferencia. Lo hace, sobre todo, cuando el desarrollo del ataque rival le permite afrontar la jugada de un modo frontal, peculiaridad que le hace ser especialmente eficaz ante disparos lejanos, y que en ocasiones le lleva a abrazar un comportamiento algo extremo cuando el esférico viaja hacia las bandas, con tal de que su respuesta pueda orientarse hacia delante y no lateralmente (Imágenes de abajo). En clave Barça, tanto la tendencia a que los rivales ataquen por dentro en contraataque, como la presencia en el área de centrales con el dominio aéreo de Piqué o Lenglet parecen aspectos llamados a beneficiarle, mientras la posibilidad de que los contrarios aprovechen la vocación ofensiva de los laterales culés para progresar a través de sus espaldas cabría situarla en el grupo de las amenazas que le presentará el estilo de su nuevo equipo.

 

Sin embargo, es en el juego con los pies donde el hasta hora guardameta che deberá afrontar el cambio más significativo, tanto en lo que hace referencia a su desempeño como al tipo de acción que le demandará su equipo. Primero porque no es Neto un portero demasiado sensible en el gesto ni, sobre todo, a la hora de involucrarse como uno más en la acción. Más dado al lanzamiento desde un escenario más o menos estático que a actuar como una suerte de jugador de campo durante el desarrollo de la salida y el avance, se habilita más como inicio -o reinicio- que como apoyo para dar continuidad y dirección a una cadena de pases. Cierto es que ni la Juventus ni el Valencia buscaron en el meta un tipo de comportamiento como el que trabajará con él su nuevo equipo, siendo mucho más comunes en sus anteriores destinos los pases medios o largos -frontales o hacia los costados- en busca de los laterales o de los delanteros, que los servicios cortos llevando el cuero a los centrales o al apoyo de alguno de los mediocampistas.

El éxito de su proceso como culé, por lo tanto, en cierto modo se presenta como un trayecto opuesto al de su predecesor. Si Cillessen llegó con el aval de un lenguaje futbolístico común e incorporado, que le sirvió como base desde la cual perfeccionar su manejo bajo palos, Neto partirá desde la seguridad de la atajada con el desafío de adquirir, también, la cultura táctica azulgrana. Llevar su nivel como portero de las últimas temporadas al singular oficio que reserva la portería del Barça, y ser capaz de mantenerlo a pesar de participar en el equipo de forma discontinua e intermitente.

 

– Fotos: Manuel Queimadelos Alonso y Denis Doyle/Getty Images

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