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Eden Hazard en el Madrid de septiembre

Eden Hazard en el Madrid de septiembre

El arranque de temporada del Madrid se ha caracterizado por la indisimulada tendencia del conjunto blanco a progresar a través de los carriles exteriores. Tanto en Vigo como ante el Valladolid o el Villarreal, los de Zinedine Zidane han buscado ganar metros por fuera, allá donde el rival tiene más difícil el acceso y donde perder el balón suele comprometer menos que cuando se hace en el centro del tablero. Lo ha hecho, eso sí, de forma distinta en cada uno de sus encuentros. En el debut liguero, contra la presión celtista, la apuesta del entrenador fue la construcción de sendas escaleras de tres peldaños, ubicando a Marcelo y Odriozola en el inicio de la acción, a Vinícius y Bale en la recepción baja para arrastrar a su marcador y liberar la espalda del lateral, y a Benzema y Modric acudiendo a ella con recorridos, a menudo sin balón, de dentro a fuera. Una sobrecarga de los costados que, sin embargo, por momentos dejó desierta las zonas interiores disponibles por delante de Casemiro y Kroos, bien la mediapunta -si la jugada llevaba a Modric hacia la cal- o bien el área -si la caída era de Karim hacia el perfil zurdo del ataque-. No en vano, los blancos abrieron la lata con una acción que juntó a sus dos extremos en el mismo sector del campo, corriendo Bale por delante de Vinícius en banda izquierda, y pudiendo permanecer, así, Benzema cerca del remate.

Ante el planteamiento menos agresivo en primera línea del Valladolid en el Bernabéu, por su parte, las escaleras madridistas estuvieron formadas por dos futbolistas, uno de forma más fija -Marcelo en izquierda y Bale en derecha- y otro, nuevamente, en aparición -Benzema hacia la punta izquierda y James Rodríguez hacia la derecha-. Puesto que de esta forma consiguió liberar de la orilla a dos piezas con respecto a Balaídos, Zidane, además de reforzar la defensa con la contención de Carvajal, empleó a Isco Alarcón como una solución interior. A pesar de que sobre el papel el malagueño partía como un futbolista de banda situado inmediatamente por delante de Marcelo, en la práctica fue Karim quien más visitó la orilla, enfocándose el 22 al carril central. Sin demasiada compañía ni acierto, y poco intimidante en materia de finalización, a este Isco establecido en la corona del área terminó sustituyéndolo la variante del 1-4-4-2 tras la entrada de Vinícius al campo. Una solución, repetida en la jornada tres para enfrentarse al Villarreal, con referencias claras ya abiertas por delante de los laterales de modo que los futbolistas interiores queden encuadrados en el carril central, y con un segundo elemento de remate en aras de mantener la amenaza, también cuando Benzema cayera a una mediapunta sin más relación que la de los apoyos del francés o las llegadas de Casemiro.

-De izquierda a derecha: los mapas de calor de Benzema contra Celta y Valladolid, la posición de Isco (22) ante el Valladolid, y el mapa de calor de Jovic en Villarreal. (vía as.com)-

A propósito de esta búsqueda de Zidane a la hora de conjugar la protección que da la ascensión por banda, y la necesidad de desarrollar los ataques también en la frontal del área, de modo que el centro lateral no sea siempre el desenlace de la jugada, la recuperación de Eden Hazard le otorga posibilidades de las que hasta ahora no disponía. El belga es un jugador que, por dimensión, en el Real Madrid está llamado a ser más que el remiendo que equilibre un plan supuestamente incompleto. A que su impacto sea el núcleo desde el que construirse de nuevo, antes que un nuevo color para un mismo pincel. Pero hasta entonces, no obstante, su fútbol tiene mucho que ver con alguno de los puntos ciegos que ha dejado ver su equipo durante las primeras jornadas de Liga. En primer lugar porque, partiendo desde fuera, es un atacante capaz de influir por dentro tanto a través de sus propios recorridos como de los balones que sirve hacia el centro. Situado de entrada por delante de Marcelo, así pues, sin desatender su vínculo con la orilla posee más sensibilidad para la diagonal hacia la corona que la que por el momento puedan tener Vinícius o Bale cuando juega a pierna natural, como respuesta a las caídas de Benzema hacia banda. Para que, cuando el galo acuda al exterior ganando la espalda del lateral que persiga a Hazard, el belga pueda replicar con un desmarque interior que fije la presencia de un atacante en el carril central.

En segundo lugar, tanto si Zinedine opta por dar continuidad al 1-4-4-2 con bandas fijas, como si recurre nuevamente a la variante que empleó ante el Valladolid dejando a un teórico hombre de banda la libertad para moverse sin ataduras por tres cuartos de campo, la calidad y determinación de Hazard en los metros finales se intuye como una herramienta de gran valor de cara a mantener la amenaza sobre la portería contraria. Ya sea con un Benzema más tendente a la mediapunta para dialogar con el mediocampo desde el apoyo, o con uno más vinculado a la banda y a los espacios por delante de Marcelo, Eden, que ya con Conte llegó a actuar como principal referencia de ataque, aportará colmillo de delantero a unas zonas que, por momentos, lo recibirán como solista. Antes de que el Madrid sea el equipo de Hazard y aguarde, descansando en él, la llegada del mes de mayo, el belga llega al Madrid de septiembre. Con el reto de mejorarlo y, aún así. convencerlo para cambiar.

 

– Foto: KRUGFOTO/AFP/Getty Images

Comments:1
  • Pepe Urias 15 septiembre, 2019

    Gracias, excelente análisis

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