El Paris Saint Germain quiere ganar la Champions League siguiendo un camino distinto al de sus últimos campeones. Ni el Chelsea de Thomas Tuchel, ni el Bayern de Hans-Dieter Flick, ni el Liverpool de Jürgen Klopp se hicieron con el título a lomos de uno o varios rutilantes solistas. No tuvieron un Neymar, un Mbappé o un Leo Messi. En el caso de los dos ingleses, incluso, sus triunfos empezaron a levantarse sobre las cenizas del traspaso de sus protagonistas más especiales. Los tres equipos contaron en su plan, como es preceptivo, con figuras de enorme calidad y referentes en su posición, pero todas y cada una de ellas se integraban de manera coral en la armonía con la que se definían sus conjuntos. Salah, Mané, Firmino, Kimmich, Thiago, Lewandowski, Mount, Jorginho o Kanté formaban parte de un mismo bloque. El PSG es un equipo diferente -difícil no serlo atendiendo a la singularidad de su delantera-, pues el de Pochettino sí es un equipo definido por dos mitades.
Una primera mitad compuesta por un tridente ofensivo inigualable en el panorama futbolístico actual, y una segunda mitad integrada por el guardameta, los defensas y los mediocampistas. Dos islas por momentos independientes, atravesadas ambas por el reto de vincularse la una a la otra. De conectar las dos mitades. En este desafío, los centrocampistas del conjunto parisino están llamados a jugar un papel fundamental, ya que su cercanía física respecto al bloque de los tres delanteros los distingue como las piezas más directamente señaladas para lograr la unidad de su equipo. El martes, ante el Manchester City de Guardiola, la tarea corrió a cuenta de Marco Verratti, Ander Herrera e Idrissa Gana Gueye, tres futbolistas situados justo por detrás de Neymar, Messi y Mbappé y que a la postre resultaron claves para la victoria francesa.
– El mapa de pases de Verratti (6), Ander Herrera (21) y Gana Gueye (27) contra el Manchester City. Fuente: As.com –
Con balón para los locales, por ejemplo, su encargo consistió en esquivar la presión del City para poder habilitar a su mortal delantera con metros por delante, una suerte en la que sobresalió Verratti por encima de todos. Ubicado en el mediocentro como primer centrocampista por delante de la defensa, el italiano hizo las veces de trilero ante la presión skyblue, protegiendo el esférico, sorteando las piernas de sus rivales y encontrando el mejor camino para hacer avanzar el cuero. En cierto modo, Marco reprodujo el efecto que en 2015 tuvo Ter Stegen cuando, entrenando al Bayern, Guardiola pretendió desconectar a la delantera del Barça cortando las vías que debían hacerle llegar el esférico a través de la presión. Años más tarde lo explicaría Xabi Alonso: “El planteamiento era: los tres de arriba son muy buenos, por lo tanto tenemos que hacer todo lo posible para que no les llegue el balón. Ni a Neymar, ni a Suárez, ni a Messi. Y la manera de que no les llegara el balón era presionar lo mejor posible desde arriba. El único jugador que podía estar libre era Ter Stegen (…) y fue el que nos lo complicó todo. Empezó a jugar pases largos. No balones largos, sino pases largos a Luis Suárez”. Lo de Verratti no fueron pases largos, sino asociaciones más cortas con Neymar o con un Messi despegado de la banda derecha para aparecer en zona de mediapunta.
– Foto: Mehdi Taamallah

