
La última victoria
Al Barça de Xavi le suelen crear dificultades los rivales que usan defensa de cinco. A pesar de que cada equipo es un mundo, se trata de estructuras a las que le cuesta adaptarse. No son pocos los precedentes que así lo señalan, siendo dos de los más representativos la eliminación de la temporada pasada a manos del Eintracht de Frankfurt y el reciente doble enfrentamiento contra el Inter de Milan en la Champions League. Las dificultades que le ocasionan al Barça este tipo de propuestas acostumbran a tener en común cuatro cuestiones. En primer lugar, a la hora de sacar el balón jugado desde atrás, un rival con carrileros puede emparejarse con la zaga barcelonista de manera más natural, lanzando a la doble punta contra la pareja de centrales culer y elevando la altura de los carrileros para tapar a los laterales dejando tres centrales a la espalda. Responder al 1-4-3-3 azulgrana con una suerte de 1-3-2-1-4 de marcas que no requieren forzar los recorridos de cada pieza.
En segundo lugar, cuando es el Barça quien ejecuta la presión, la presencia de un zaguero más en el bando contrario altera el equilibrio numérico, ante lo cual los barcelonistas deben decidir si sumar ellos también un efectivo extra a la primera línea de presión, o si concederle al oponente un hombre libre en salida. En tercer lugar, la posibilidad de transformar a los carrileros en delanteros a la espalda de los extremos del Barça, en el despliegue ofensivo, permite al conjunto rival una ofensiva 4 contra 4 que fija con referencias tanto a los laterales como a los centrales, y ante la cual es más fácil que se generen desajustes. Por último, que el adversario cuente con tres centrales en la zona donde otros dibujos solo utilizan dos, supone una mayor ocupación del área y un obstáculo más a sortear por parte de los ataques del Barça en su intento de amenazar al guardameta rival.
– El mapa de calor de los carrileros del Almería en el Camp Nou (vía As.com) –
De estos cuatro potenciales peligros, sin embargo, en su visita al Camp Nou el Almería de Rubi solo hizo constar uno. El cuarto. Debido al repliegue almeriense y al poco vuelo que el planteamiento andaluz le concedió a sus carrileros, tanto Mendes como Akieme lucieron como laterales en la mayoría de fases del encuentro, por lo que jugaron muy lejos de los laterales culers tanto a la hora de atacar como de defender (Imagen arriba). En ningún momento se sumaron a Leo Baptistao y Ramazani para buscar la igualdad contra la zaga local, lo que permitió tanto a Balde como a Jordi Alba un partido cómodo cuando el Barça tenía la pelota, recibiendo a los costados de la defensa sin oposición para llevar el cuero hacia adelante y conectar con sus compañeros de banda (Imágenes abajo). Tampoco tuvo demasiadas dificultades el cuadro de Xavi para imponer su presión a la salida desde atrás del Almería, apretando con Dembélé por dentro, Alba y Balde por fuera, y empujando a que la lentitud con el esférico de los visitantes se tradujera en un ritmo muy alto de recuperaciones en campo contrario que apenas dejó a los de Rubi acercarse a la meta de Ter Stegen.
La única vez que lo lograron, aprovechando una mala entrega de De Jong, volvió a constar la agigantada figura de Marc-André para evitar que su equipo afrontara el partido nadando a contracorriente. Así las cosas, con la posesión y el dominio territorial en manos de los blaugranas, el encuentro se redujo a un enfrentamiento entre el ataque posicional del Barça y la defensa organizada del Almería. Un partido concentrado en media cancha y con la búsqueda y protección de los espacios en los últimos metros como objetivo principal y casi exclusivo de ambos contendientes. La resistencia almeriense, sin presión y con inferioridad defensiva en las bandas, se localizó en el área de Fernando, con la presencia de tres centrales y tres medios por delante del guardameta. Para descongestionar esa zona y encontrar el camino haca el gol, el Barça puso en práctica dos estrategias.
La primera pasó por hacer valer la victoria numérica en las bandas para conquistar las esquinas. Con movimientos verticales de los interiores para cerrar la posición de los carrileros visitantes y así despejar el pase diagonal de Piqué o Busquets hacia el extremo (Imagen arriba a la izquierda), o mediante las combinaciones de Balde y Jordi Alba con Ferran Torres y Dembélé. La segunda estrategia culer consistió en arrancar a alguno de los centrales del Almería del corazón del área, misión para la cual utilizó tanto las llegadas desde segunda línea entre central y carrilero, como los apoyos de Lewandowski fuera del área (Imagen arriba a la derecha). Estirando a Kaiky, Ely, Chumi o Babic hacia el lateral o hacia la frontal del área, para descongestionar la zona de remate. Lo logró sobre todo a partir del polaco, si bien solo Ferran y Ansu leyeron con continuidad este tipo de situaciones para generar peligro. Tampoco necesitó mucho más el Barça para encontrar el volumen de ocasiones de gol que le permitiera despedir a Gerard Piqué con una victoria en el Camp Nou. Con la última de tantas.
– Foto: JOSEP LAGO/AFP via Getty Images