
El gran danés
Andreas Christensen es el vértice de la defensa del FC Barcelona. Un central silencioso, más amigo del juego espectacular que de las acciones espectaculares, en el que converge tanto el sistema defensivo culer como los compañeros que lo forman a su lado. El zaguero responsabilizado del orden. El que desde una brillante cerebralidad interpretando las diferentes situaciones del partido condiciona y simplifica los escenarios defensivos con los que debe convivir su equipo. El que procura que la exuberancia de Ronald Araújo, Jules Koundé o Alejandro Balde no se multiplique en batallas abiertas, salvajes e imprevisibles, y la encauza en direcciones mucho más concretas y controladas donde el dominio de sus socios pueda imponerse. Araújo, Koundé y Balde son mejores a su lado, porque gracias a Christensen son ellos en una dosis más concentrada.
El gran danés fue el domingo una de las principales claves del buen partido de los de Xavi Hernández tanto con balón como sin él. Fue claro vencedor en sus respectivos duelos contra Fede Valverde y Karim Benzema, dos conquistas secundarias en el plan defensivo local que, sin embargo, resultan fundamentales para el éxito del principal reto que enfrentan quienes deben jugar contra el Real Madrid: Vinícius Jr. Actualmente la fórmula al respecto del brasileño es sencilla: si el rival no logra minimizar su impacto ofensivo, ya sea de forma individual o colectiva, tiene todas las papeletas para salir gravemente herido a causa de su determinación en los últimos metros y su facilidad para crear situaciones de peligro. Cuando el adversario logra reducir el efecto del extremo en el juego de ataque madridista, en cambio, puede respirar mucho más tranquilo, pues en este tramo de la temporada no encuentran los de Carlo Ancelotti focos de juego alternativos al carioca, toda vez Karim Benzema atraviesa un momento de forma especialmente bajo. Desde el principio la carta de Xavi para conseguir este objetivo ha sido la de Ronald Araújo, quien insinúa protagonizar un enfrentamiento deportivo ante Vinícius enormemente atractivo en los próximos años.
-Arriba a la derecha, el mapa de Toni Kroos contra el Barça. Abajo a la derecha, el mapa de Toni Kroos esta temporada en Liga (vía Sofascore)-
Se trata de dos futbolistas especialmente preparados para el duelo individual (uno ofensivo y el otro defensivo) a los que las dificultades que les plantea su contrincante fuerza a mejorar en busca de ajustes y sorpresas que los pongan en ventaja. Tras unos últimos clásicos marcados por la superioridad del lateral azulgrana, en esta ocasión fue Vinícius quien respondió introduciendo matices a su juego para atacar de un modo más directo al uruguayo. Cambiando el ritmo de sus duelos recientes y dificultando que el Barça tuviera tiempo de acercar las ayudas que siempre demanda un atacante con tanta amenaza. La baza le valió al delantero madridista para superar a su par más veces de lo que viene siendo habitual en los clásicos, si bien echó de menos apoyos a la hora de dar continuidad y traducir sus conquistas iniciales. A Vinícius le faltó Benzema, anulado por Koundé y Christensen, y también Kroos, que iniciando el juego desde el lateral izquierdo no encontró la pausa suficiente en el ataque de su equipo para incorporarse y establecerse en campo rival (Imágenes arriba). Que Vinícius acelerara más de lo habitual ante Araújo le permitió al brasileño superar más veces al lateral del Barça, pero a cambio le eliminó el pase atrás con el que en otras ocasiones encuentra a Kroos y con el que el Madrid reclama hacia el interior algunas de las atenciones que suele movilizar Vinícius en banda.
Solo las encontró en el segundo tiempo tras la entrada al campo de Rodrygo, que se situó a medio camino entre la mediapunta y el interior izquierdo (Imagen arriba a la izquierda). A través de su compatriota pudieron los blancos fijar al Barça por dentro, ya fuera para liberar a Benzema de las persecuciones de los centrales culers cuando el galo caía a tres cuartos de campo, para arrastrar lejos de Vinícius las ayudas sobre Araújo, o para castigar la debilidad de Sergio Busquets corriendo a la espalda de la presión barcelonista. Fueron los minutos en los que con más claridad, efectivos, intención y peligro llegaron al área de Ter Stegen los de Ancelotti, aunque la zaga liderada por Christensen se mantuviera firme. No obstante, y a pesar del control defensivo que en la mayor parte del encuentro disfrutaron los locales, probablemente el mayor impacto del central danés en el juego de su equipo se dio en ataque (Imagen arriba a la derecha). De sus botas salieron dos de los mecanismos más presentes y más productivos de la propuesta del Barça.
La primera tuvo que ver con la superioridad táctica y numérica de su carril izquierdo. Con Modric defendiendo a Busquets y Benzema fuera de la ecuación, Christensen fue el elemento inesperado que dinamitó el tres contra tres que dibujaban en su lado del campo Balde, De Jong y Gavi contra Valverde, Camavinga y Carvajal (Imágenes arriba). Ganando metros con el balón controlado, sin avanzar más de la cuenta y sabiendo forzar el salto a la presión de uno de los tres madridistas, el danés construyó un inicio de la jugada en ventaja para el Barça en el que siempre quedaba liberado uno de sus compañeros. De Jong aguantando y conduciendo el balón impidiendo el robo del Madrid, Balde arrancando la carrera lejos de Carvajal para castigar por fuera las dudas del lateral derecho blanco, y Gavi mostrándose especialmente fino en el giro recibiendo dentro del cuadrado formado entre las posiciones de Valverde, Carvajal, Camavinga y Militao. De hecho, fue la atracción de dos piezas interiores como el mediocentro y el central hacia la banda lo que descubrió la segunda ruta que lanzó Christensen: el pase vertical hacia el apoyo de Lewandowski. Con Robert interviniendo mucho en la mediapunta para paliar la ausencia de Pedri a la hora de hilar juego interior, no fue extraño que los de Xavi terminaran la jugada cargando zona de remate con muchos futbolistas de segunda línea. Con los goles de Sergi Roberto y Kessié como prueba, también De Jong, Gavi, Raphinha o incluso Araújo pisaron mucha área.
Sobre el papel esto tuvo el inconveniente de desproteger la transición ataque-defensa a la hora de correr hacia atrás, sobre todo en los tramos en que el Madrid encontró a Modric para salir por la zona de un Busquets pesado (Imágenes arriba). El capitán del Barça tiene el fútbol en la cabeza. Independientemente de la edad que tenga sabrá leer el juego e interpretar correctamente los partidos, pero su creciente lentitud en el gesto cada vez le dificulta más ejecutarlo con los pies cuando no tiene espacios o cuando la amenaza de perderlos lo lleva a precipitar la acción. En los tramos en que pudo jugar más cómodo, el de Badía se sumó con acierto a Christensen para activar los movimientos de apoyo de Lewandowski. Un envío con el que el Barça rompía líneas y hacía girar el juego hacia una banda derecha en la que Raphinha salía vencedor de su respectivo duelo contra Nacho. Empezando abierto para descargar hacia el interior, apoyándose en Sergi Roberto o Lewandowski, el extremo derecho se convirtió en una superioridad individual desde la que su equipo podía acceder con relativa facilidad a la frontal o al interior del área. Terminando cerca de Courtois aquello que, con Christensen, había empezado cerca de Ter Stegen.
– Foto: LLUIS GENE/AFP via Getty Images