Gavi será el termómetro

Gavi será el termómetro

Suele haber dos tipos de futbolistas fundamentales para sus equipos. En primer lugar están los jugadores que se distinguen del resto por tener la capacidad de llegar donde los demás no llegan. Por hacer lo que los demás no pueden. Por ser los diferentes. Los que incorporan recursos y habilidades únicas e intransferibles. En el Barça de Xavi, la temporada pasada lo fueron, por ejemplo, Pedri y Lewandowski. El segundo grupo de jugadores que se convierten en fundamentales para un equipos es el de aquellos nombres que son capaces de trasladar sus virtudes al conjunto. De contagiarlas. De llevarlas desde lo individual a lo colectivo, haciendo de sus características un paraguas bajo el que se refugia el resto del equipo. El Barça campeón de Liga 2022-23 se explicó y se entendió en los mismo términos en los que se explicó y entendió el juego de Gavi. Energía, intensidad, concentración, hambre, presión, despliegue físico, ritmo, compromiso, competitividad… fue la receta que encontraron los culers para levantar el título y puntuar seguramente por encima tanto de su juego como de su plantilla.

El plan que condujo al Barça de Xavi hasta la victoria, sin embargo, demostró tener un límite. En Europa, ante rivales de mayor nivel, atributos como el ritmo y el impacto físico se igualan, lo que dejó al descubierto carencias suavizadas en el día a día como la falta de juego interior o de amenaza en la delantera. Para superar este límite el Barça ha fichado este verano a Ilkay Gündogan, cuya incorporación se analizó ayer en En un momento dado, y que es un futbolista que debe proporcionarle a Xavi nuevas herramientas para hacer evolucionar al equipo. Para enriquecerlo de tal modo que sea menos dependiente del ritmo y la intensidad. Para llevarlo más allá de la receta que marcó su pasado título liguero. De la receta que tan meritoriamente encarnó Gavi.

Aunque suene a paradoja, no obstante, uno de los grandes beneficiados de que la dependencia del Barça hacia Gavi descienda, e incluso de que la llegada de Gündogan pueda amenazar su presencia fija en los onces iniciales de Xavi, puede ser el propio canterano. Y es que la necesidad que tuvo el cuadro culer la temporada pasada de exprimir determinadas virtudes de Gavi para encomendarse a ellas como una brújula a la que seguir, significó tanto una solución desde la que el equipo pudo competir, como un corsé para el futbolista, cuyo juego se orientó casi exclusivamente hacia unas tareas demasiado concretas. Gavi fue intensidad en la recuperación, energía en el ritmo de juego e ímpetu en el desmarque por delante del balón, pero a cambio su rol y relación con la pelota a la hora de construir juego fue mucho menos relevante del que, sin ir más lejos, sí ha mostrado con la selección a las órdenes de Luis Enrique

Para Gavi, que el Barça encuentre un juego que lo haga menos dependiente de su versión 2022-23 será una opción para poder desarrollar otras facetas de su fútbol y crecer como jugador. La oportunidad para que el equipo no dependa de aquello que actualmente mejor hace, permitiendo que, así, el canterano pueda pulir lo que todavía puede mejorar más. Para el Barça, poderse permitir a un Gavi menos especializado, más versátil y capaz de ser útil tanto agitando encuentros demasiado planos como reforzando el control de aquellos que tengan unas riendas más escurridizas, no sólo significará una inversión en la formación y crecimiento de su joven talento y la ganancia de los distintos papeles que puede desempeñar para el equipo un Gavi liberado, sino que implicará, forzosamente, que la pizarra de Xavi ha encontrado un camino alternativo. Una receta diferente a la que le valió para alcanzar el título pero que se quedó corta a la hora de afrontar otro tipo de retos.

Foto: David Ramos/Getty Images