
La tortuga y el camaleón
Como jugador, Luis Enrique Martínez fue la viva imagen de la polivalencia. Sin ir más lejos, durante las ocho temporadas que vistió de azulgrana, jugó y rindió en ambos laterales, como interior, extremo, mediapunta o delantero centro, y cuentan las crónicas que cerca estuvo Louis van Gaal de utilizarlo también como pivote. Luis Enrique fue mitad futbolista mitad camaleón. En el trabajo de entrenador esa es una condición que viene forzada. Cada equipo tiene unas determinadas necesidades y cada jugador una forma diferente de verse potenciado. Así lo ha entendido el ex-seleccionador a lo largo de su carrera, tal y como ejemplifican las dos últimas aventuras del asturiano antes de recalar en París. Su Barça fue el de la MSN, un equipo de delanteros construido para sostener y maximizar el impacto del tridente formado por Leo Messi, Neymar Jr y Luis Suárez, adaptando a ellos el resto de piezas. La selección española que dirigió, en cambio, miró hacia el centro del campo. Hacia Pedri, Sergio Busquets y Gavi.
Si en el Camp Nou modeló el mediocampo culer en función de sus atacantes, con La Roja la secuencia fue la inversa, poniendo a los delanteros al servicio de la línea medular. Los interiores del Barça debía lograr que el esférico llegara rápido a la MSN, generarles espacio ya adaptar tanto su posición como sus recorridos a los itinerarios que marcaran las asociaciones entre Leo, Luis y Ney. Los delanteros de la selección, en cambio, debían estirar la lona desde las bandas para oxigenar el mediocampo, tocar hacia atrás para que el esférico volviera tantas veces como fuera necesario a la sala de máquinas, y abrir líneas de pase a los envíos de Pedri, Gavi y Busquets. Su último destino, el PSG, ha juntado su camino con el de Kylian Mbappé, uno de los jugadores más determinantes del mundo y, sin duda, el más importante de la plantilla parisina.
– A la izquierda, las posiciones medias del PSG; arriba el mapa de calor de Mbappé; abajo el mapa de calor de Vitinha (vía Sofascore) –
Hoy el galo es un delantero que cuando más cómodo se encuentra es partiendo desde la banda izquierda para dibujar diagonales hacia el centro, especialmente dañino atacando la espalda de la zaga rival en velocidad, y que dada su categoría con los años ha adquirido más presencia tocando el balón en tres cuartos de campo. Un delantero que normalmente empieza en la banda, pero que rara vez termina en ella. A los puntas de esta estirpe es común que se los acompañe con laterales largos y profundos que asuman la gestión de la orilla cuando su socio acude al carril central, pero, todavía sin Nuno Mendes, el pasado fin de semana ante el Lens, Lucho probó algo distinto. Recuperó la receta que aplicó la última vez que adaptó el sistema a un delantero, y viendo a Mbappé como su nuevo Messi hizo de Vitinha su particular Ivan Rakitic. El hoy futbolista del Sevilla fue en su día la solución que encontró Luis Enrique para compensar la libertad posicional de Messi asegurándose que la banda seguiría ocupada aunque el 10 la abandonara constantemente. Dibujando diagonales de dentro hacia fuera, el interior mutaba en extremo cuando Leo pasaba a ser mediapunta, permitiendo además que el lateral pudiera permanecer por detrás para no agrandar las distancias respecto al central y así hacer más compacta la transición defensiva.
La fórmula la conoce bien el técnico asturiana, pues como futbolista en activo él mismo la puso en práctica en el Barça de Van Gaal, aquel que miraba hacia Figo y Rivaldo. Un equipo en el que, como tanto al portugués como sobre todo al brasileño les gustaba abandonar la cal para asomarse al balcón del área, una de las funciones de los interiores era la de realizar desmarques hacia fuera que mantuvieran activados los costados. Philip Cocu por izquierda, Luis Enrique por derecha. El sábado, en el Parc des Princes, el funcionamiento fue simple: Kylian partía desde la posición de extremo izquierdo y Vitinha desde la de interior, pero cada vez que el delantero abandonaba la cal el interior debía abrirse y ocupar su lugar. De este modo pasó muchos minutos el conjunto local, con Vitinha y Dembélé ensanchando el campo y Mbappé combinándose por dentro con Marco Asensio a la hora de aparecer entre líneas o picar al espacio. Con la libertad de movimientos para el galo que exige su categoría, y un equipo pensado para adaptarse a ella.
– Foto: FRANCK FIFE/AFP via Getty Images