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Bellingham en el clásico de Araújo y Vinícius

Bellingham en el clásico de Araújo y Vinícius

El Messi con más presencia en banda, desde que Guardiola le descubriera el rol de falso nueve, fue el de la temporada 2014-15. El primero que disfrutó Luis Enrique. Con Dani Alves apareciendo por el interior influyendo en mediocampo y Rakitic compensando cada movimiento de El 10 tanto en el plano vertical como en el horizontal, aquella versión de Leo duró lo que duró por la dificultad de mantener durante mucho tiempo unos recorridos tan largos desde la banda hasta la corona del área, pero mientras lo hizo el ataque barcelonista fue indefendible para cualquiera. Más allá del altísimo nivel de los tres integrantes de la histórica delantera MSN y de su enorme capacidad de desequilibrar en el uno contra uno, el factor más difícil de atajar para las defensas rivales fue la distancia entre las posiciones de partida entre Messi y Neymar. Aunque la bota izquierda de La Pulga lo disimulara con insistencia cosiendo las dos costados del ataque culer a fuerza de cambios de orientación hacia su socio brasileño, cada uno regateaba en una orilla, a muchos metros del otro.

Para el conjunto azulgrana, como se apunta, la distancia era ficticia, pues ambos perfiles estaban permanentemente conectados mediante los desplazamientos de Messi, pero para el rival la separación entre los dos extremos del Barça hacía que tejer un entramado de vigilancias y coberturas que no expusiera a sus defensores a verse superados se convirtiera en una tarea imposible. La manta era demasiado larga como para poder sujetarla desde los dos extremos. Jude Bellingham y Vinícius no viven tan alejados sobre el campo, pues uno desde la delantera y el otro desde el mediocampo habitan el mismo perfil del juego del Real Madrid: el izquierdo. Pero a cada uno de ellos la presencia de su acompañante le está regalando la posibilidad de dividir las atenciones del adversario y de gozar de un mayor grado de libertad y de una mayor cantidad de espacios. En el guion de unos clásicos que recientemente se han dibujado a partir del enfrentamiento directo entre Vinícius y Ronald Araújo, el aterrizaje del inglés y el impacto con el que lo ha hecho suponen uno de los principales focos de interés del choque entre los equipos de Xavi y Ancelotti. En primer lugar porque, unido a la trayectoria reciente del Barça que desde que logró la cesión de Joao Cancelo ha consolidado al portugués en el lateral derecho, la presencia de Bellingham puede incluso cuestionar el punto de partida: la presencia de Araújo como lateral derecho y, por lo tanto, su defensa directa sobre la zona de Vinícius.

Yendo a lo concreto, la sociedad entre Jude y Vini recorre especialmente tres caminos. El primero, como se esbozaba con anterioridad, es el de la división de atenciones sobre el rival. El de la necesidad que tiene el adversario de diversificar su concentración defensiva en dos piezas que arrancan las jugadas desde alturas y amplitudes diferentes. Uno más abierto y más adelantado que el otro, plantean dos centros de gravedad distintas para el sistema defensivo contrario. Dos focos de atención que amenazan con separar las ayudas y obligar a multiplicarse a cada defensor. La amenaza de Bellingham recorriendo la mediapunta izquierda y atacando a los flancos del mediocentro para internarse en el área golpeando la zona de los centrales a menudo exige que la zaga se cierre sobre él y que de este modo afloren espacios en banda. Situaciones donde, con el rival agrupado en el carril central, Vinícius puede ver multiplicarse las oportunidades de encarar en el uno contra uno a su par. De la misma manera, que el peligro del brasileño en banda fuerce al adversario a extraer piezas del centro del tablero para movilizarlas en el flanco, implica mejores y mayores opciones de que Bellingham encuentre libre el carril que le da acceso a la frontal y al área.

El segundo camino por el que transita el tándem Bellingham-Vinícius es precisamente el que barre la corona del área. Se trata de una zona que con interiores como Modric, Kroos o Camavinga durante los últimos años había quedado en manos de Benzema, pero que cuando el galo bajó su nivel en ocasiones pareció desierta. Bellingham ha reclamado ese espacio, ya sea ocupando el vértice superior del rombo o con comportamientos más típicos de interior. El inglés es un centrocampista de mucha presencia por detrás de los puntas y por delante de la línea de medios. Un futbolista que se instala en esa zona o que irrumpe en ella llegando desde atrás, y que convierte en un trampolín el juego de Vinícius por banda. Y es que el brasileño, además de atraer rivales y atenciones en el costado y, por lo tanto, contribuir a desocupar el centro, también tiene la capacidad de mover hacia atrás a sus adversarios desde la amenaza del dribling y la ruptura. Cuando Vinícius avanza, con o sin la pelota, lo habitual es que el contrario recule y la defensa se meta atrás, dejando abierta la ventana de un pase atrás que encuentre a Bellingham en el pico del área, llegando desde atrás y orientado hacia portería a la hora de ejecutar el gesto final.

El tercer camino de la sociedad tiene que ver con el posicionamiento defensivo que asume el conjunto de Ancelotti cuando no tiene el balón. En aquellos tramos donde el conjunto blanco no opta por presionar sino por organizarse en el repliegue, el Madrid viene dibujando un claro 1-4-4-2 con Bellingham cerrando por delante del lateral izquierdo. La medida seguramente se relacione con la presencia de un interior izquierdo como Kroos menos óptimo para realizar largos recorridos de retorno por fuera, pero también con la posibilidad de descargar de responsabilidades defensivas a Vinícius para que el brasileño espere descolgado el momento de la transición defensa-ataque. Empezando más arriba, con metros por delante y, generalmente, a la espalda de un lateral derecho rival al que Ancelotti le cambia la pareja de baile según la fase del juego. Tiene que defender a Vinícius, pero atacar a Bellingham. En clave Barça, se trata de un funcionamiento que con Cancelo en el lateral explotaría una de las lagunas que viene demostrando el ex del City, más sólido cuando el extremo lo reta en el uno contra uno que asegurando su espalda, y que requerirá mucha atención del central derecho saliendo a banda, en un tipo de acción a la que Christensen viene respondiendo bien en la izquierda pero que desde la derecha le dio algún problema más en el Chelsea. Si Xavi pudiera usar a dos Araújos en el lado de Vinícius y Bellingham no tendría duda, pero se tendrá que conformar con usar sólo a uno. No es poco, y tendrá que ser suficiente.

 

– Foto: Alex Caparros/Getty Images

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