Final de la Copa del Rey: Valencia vs. Getafe
Esta edición la final de Copa se presenta más igualada que nunca y sin un claro favorito sobre el césped. Tanto Valencia como Getafe afrontan esta final desde una situación parecida en la clasificación del campeonato doméstico pero con una clara diferencia en cuanto a tendencias. El Valencia, en pleno estado de depresión, parece inmerso de lleno en un proceso de renovación en todas las parcelas del club, con una inestabilidad manifiesta en la cúpula directiva, muchas dudas en el organigrama técnico y una plantilla en estado de shock al borde del precipicio. El Getafe, en cambio, que a lo largo de la temporada ha ofrecido un muy buen rendimiento, desahogado en Liga y superando fases tanto en la UEFA como en la Copa del Rey, repite un año después en la final de Copa, esta vez ante los ches, un rival, a priori, menos duro que el Sevilla de la pasada temporada. No obstante, el previsible bajón físico producto de la acumulación de partidos y el duro golpe anímico que ha supuesto la eliminación ante el Bayern de Munich en el último minuto de la prorroga, puede igualar la final, también, desde el punto de vista anímico. La manera de afrontarla, no obstante, es diametralmente opuesta, y por lo tanto también la presión en ambos equipos, de modo que mientras para unos la Copa sería la manera perfecta de coronar una buena temporada -y de paso garantizarse el poder disputar de nuevo la UEFA la próxima temporada-, para los otros, el título copero es el clavo ardiendo al que agarrarse para salvar una temporada para olvidar.
Los de Koeman, no obstante, parecen transformarse en la Copa del Rey donde, en la eliminatoria que los enfrentó al F.C.Barcelona, ofrecieron un rendimiento notable aunque evidenciaron una alarmante fragilidad anímica. La final ante el Getafe supone la única opción de los ches para evitar el siniestro total que está significando esta temporada. Esta presión, precisamente, puede ser el principal enemigo de los de Koeman ya que se está demostrando en Liga, que no se trata de un equipo fuerte mentalmente capaz de soportar momentos difíciles. En cierto modo, su caso es parecido al del F.C.Barcelona, ya que en ambos el miedo a la derrota es tan grande que supera la ilusión por ganar. Los jugadores juegan con la mente puesta en el fracaso y cada una de sus acciones se valora en función de las consecuencias negativas que puede acarrear y no en lo que esa misma acción puede contribuir a que el equipo alcance los objetivos. La primera premisa para afrontar una final, es decir, la fortaleza mental, hoy por hoy parece imposible de conseguir para el cuerpo técnico valencianista, por lo que su objetivo debe ser el diseñar un planteamiento que refuerce la determinación de sus futbolistas. Plantear un partido abierto, a tumba abierta, en el que el partido se transforme en un correcalles con ocasiones en ambas porterías y sin un dominador claro del partido, es una opción válida para equipos conscientes de su mayor calidad y de sus posibilidades ante el rival, pero esta claro que el Valencia actual no es este tipo de equipo. El Valencia actual es un equipo temeroso y repleto de dudas, por lo que la labor del cuerpo técnico será la de diseñar un escenario que favorezca la creencia de sus hombres de que son capaces de llevarse la copa hacia Mestalla.
Así pues, el planteamiento deberá asemejarse al dibujado en la eliminatoria ante el Braça, es decir, proteger con uñas y dientes la portería de Hildebrand, buscar la recuperación en zona de creación del adversario y salir a la contra con velocidad buscando una ocupación inteligente del espacio. De este modo, si el equipo valencianista se siente seguro atrás y capaz de llevar peligro a la meta del Getafe mediante alguna contra, la moral de los jugadores mejorará y su rendimiento crecerá exponencialmente. –Se suele recurrir a la frase de Vladano en la que define al fútbol como un estado de ánimo, para explicar las malas rachas de los equipo. Esto, aunque admisible y correcto en el análisis externo, nunca deberá servir como excusa para el técnico: si el equipo está tocado anímicamente y se hunde cuando el partido se tuerce, su misión debe ser la de buscar las situaciones de juego que refuercen la autoestima del futbolista-. Plantearemos, pues, un sistema defensivo con repliegue cercano al área, con dos líneas defensivas formadas por cuatro hombres y un futbolista ejerciendo de puente entre ambas. De este modo, prestaremos especial atención a la vigilancia de la parte central de la defensa, concentrando en esta zona hasta cinco futbolistas -los dos centrales, el mediocentro y dos interiores- dejando a los laterales y a los extremos en banda para realizar el dos contra uno al rival sin la necesidad de arrastrar a uno de los mediocentros hasta el costado y desproteger el centro de la zaga. El sistema defensivo, por lo tanto, responde a un 1-4-1-4-1 en el que cinco futbolistas permanecen siempre en una posición defensiva fija, y es la línea de cuatro centrocampistas situada por delante del mediocentro la que debe encargarse del pressing sobre la zona de creación del rival y la recuperación del esférico para lanzar la contra. Estos, al contrario de los cinco hombres más retrasados, deben tener una posición más dinámica, con basculaciones constantes hacia los costados, para atacar con hasta dos o tres hombres al futbolista del equipo contrario que lleve el balón.
Si hablamos de nombres, situaríamos al equipo en fase defensiva con Miguel, Albiol, Marchena y Moretti en defensa de cuatro, Maduro como mediocentro equilibrando al equipo, cerrando líneas de pase e incrustándose entre centrales en los centros laterales, y una línea de cuatro por delante formada por Joaquín, Baraja, Mata y Villa, dejando a Silva como islote en punta. El cambio de posición entre Villa y Silva, que debido al estado físico del primero es probable que deba modificarse a medida que pasen los minutos, viene condicionado por la construcción del contraataque. Una vez recuperado el esférico, el contraataque valencianista debe buscar la salida por banda izquierda, con Silva fijando a los centrales, Villa buscando la diagonal hacia el centro para arrastrar al lateral y Mata entrando al espacio aprovechando el desmarque del internacional. Pese a focalizar la contra por el costado zurdo del ataque, será importante plantear una ofensiva a tres carriles con el objetivo de evitar una basculación intensiva de la defensa, para lo cual, por banda derecha, la participación de Joaquín será fundamental. Ante el Getafe, Miguel no debe tener un peso importante en el juego ofensivo ya que sus subidas difícilmente tendrán una traducción directa en el marcador y, en cambio, el espacio que deja a su espalda en sus incursiones, generaría situaciones de peligro constantes. De cara al segundo tiempo, para oxigenar al equipo, puede ser interesante la entrada de Arizmendi por Joaquín buscando la superioridad física del madrileño en el remate al segundo palo. Tan importante como los hombres que finalizan el contraataque será el encargado de iniciarlo. Por eso, el Valencia dispondrá en cada una de las líneas defensivas de un futbolista capaz de lanzar la contra con un desplazamiento largo en diagonal hacia el costado izquierdo. De este modo, si los ches logran robar en la primera línea de presión, la que forman los cuatro medios situados por detrás de Silva, el organizador del ataque debería ser Baraja, quién además, puede aprovechar su lanzamiento lejano para sorprender y obligar a un gran esfuerzo en el retorno defensivo a unos medios y atacantes del Getafe que llevan muchos kilómetros en sus piernas. Por detrás de estos cuatro hombres, el hombre puente que une las dos líneas de cuatro, será el holandés Maduro, otro jugador perfectamente capacitado para realizar el desplazamiento en diagonal hacia el perfil zurdo y, finalmente, en defensa tanto Albiol como Marchena son futbolistas con la calidad suficiente como para iniciar el contraataque buscando a Villa.
Alineación: Hildebrand-Miguel-Albiol-Marchena-Moretti-Maduro-Baraja-Joaquín-Silva-Mata-Villa.
Por su parte, el Getafe tampoco llega mucho mejor a la cita frente el Valencia pese a lo que podría parecer. A los de Laudrup, el hecho de estar vivos en tres competiciones a estas alturas les ha pasado factura a nivel físico, lo que se ha traducido en las lesiones del “Cata” Diaz, Pablo Hernández, Mario, Uche y Gavilán. El central argentino estará listo para medirse a los ches, mientras que Pablo Hernández, pese a que esta semana ya ha tocado balón, parece que llegará algo justo para la final. A este desgaste físico consecuencia de la carga de partidos que supone la disputa de tres competiciones, deberá sumarse el esfuerzo titánico de los azulones hace menos de una semana en la vuelta de los cuartos de final de la UEFA ante el Bayern de Munich, teniendo que añadir a los noventa minutos de partido con, prácticamente en su totalidad, un jugador menos, la media hora extra de la prórroga. Físicamente, pues, el Getafe llegará muy justito a este final de temporada en el que, en caso de derrota ante el Valencia, habrá que ver como digiere dos mazazos tan próximos en el tiempo ante un final de temporada en el que, pese a partir en una posición bastante cómoda en la tabla, la lucha por el descenso se presume muy apretada.
Futbolísticamente, el partido seguramente presentará un escenario en el que el Getafe, de inicio, llevará el peso del partido buscando imponer su juego veloz, vertical y su gusto por el buen trato del balón. La inercia del partido puede llevar a los de Laudrup a volcarse sobre la portería de Hildebrand, situación a la que se debe estar muy atentos, por que el Valencia, en una contra bien dirigida, en cualquier momento puede lograr un gol, lo que en una final, donde los pequeños detalles hacen decantarse a la balanza hacia un lado o el otro, resulta una losa muy pesada. Así pues, en fase ofensiva será importante que el equipo deje siempre a cuatro futbolistas por detrás del balón. Para lograrlo, a los dos centrales, presumiblemente “Cata” Diaz y Belenguer -aunque los últimos partidos de Tena bien merecerían la titularidad- deberá unirse uno de los dos centrocampistas que forman en el doble pivote. Es por este motivo que, teniendo a De la Red como un fijo en una de las dos plazas del mediocento, ante la duda por alinear a Casquero o Celestini nos decantaríamos por el internacional suizo, menos peligroso en la llegada y el chut lejano, pero muy útil por su inteligencia táctica y trabajo en favor del equipo. Junto a estos tres futbolistas -los dos centrales y uno de los mediocentros-, deberá permanecer siempre en posiciones defensivas uno de los dos laterales con el objetivo de minimizar el riesgo de peligro de las contras del rival. Con los dos laterales subiendo a la vez la banda en ataque, en caso de perdida de le posesión, la basculación de la defensa será menos efectiva y la reacción de los zagueros más lenta. Para ocupar estos laterales es probable que Laudrup opte por un Cortés pletórico en el aspecto físico en este tramo final de temporada en banda derecha y Licht en el perfil izquierdo, donde protagonizará uno de los emparejamientos de la noche con Joaquín.
Por banda derecha no sería de extrañar que, teniendo en cuenta la peligrosidad del Valencia por este costado, el técnico danés optase por situar un doble lateral con Cortés y Contra como ya hizo ante el Bayern, debido a que las situaciones defensivas que plantean ambos conjuntos son similares. Los alemanes presentaron un costado izquierdo del ataque en que Ribery partía de una posición escorada a banda desde la cual trazaba una diagonal hacia una zona más centrada, arrastrando al lateral del Getafe, para liberar el espacio que se ocupaban con las subidas del lateral, tanto Lahm durante la primera parte como Marcel Jansen en el segundo período. Frente a este escenario, el hecho de contar con Contra en mediocampo permitía al equipo mantener la solidez defensiva, ya que cuando Ribery se llevaba a Cortés de la banda, era el rumano el encargado de ocupar la demarcación de lateral derecho y cubrir las internadas del lateral. Ya en la segunda parte, y debido al desgaste, el retorno de Contra era más lento, por lo que prácticamente todo el peligro del Bayern lo generaban las apariciones de Jansen, ante lo cual, Laudrup optó por sustituir al futbolista rumano por Mario Cotelo que pasó a realizar la misma función. En el lado contrario, ante la baja de Gavilán, todas las papeletas son para Esteban Granero, quien partiendo desde banda izquierda, buscará posiciones más centradas para generar superioridades y sacar provecho de su último pase y capacidad de llegada. Estos movimientos de Granero hacia el centro del ataque podrían ser una de las principales vías del Getafe para llevar peligro a la portería del Valencia, a partir de los desmarques de Albín al espacio que genere su compañero arrastrando al lateral, generando a su vez un espacio para las llegadas de De la Red desde segunda línea. No obstante, con Braulio como un fijo para Laudrup en los partidos de Copa y Manu del Moral reservado ante el Zaragoza, seguramente deberemos esperar a la segunda mitad para ver este recurso.
Alineación: Osky-Cortés-Belenguer-“Cata” Diaz-Licht-Contra-De la Red-Celestini-Granero-Braulio-Manu.