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Joaquín

La trayectoria de Manuel Pellegrini merece más. Por parte de todos. Son ya muchos años encadenando proyectos tremendamente estimulantes y enormemente ricos. River, Villarreal, Real Madrid y ahora Málaga. El que se considera su mayor fracaso fue una temporada de 96 puntos. Sin duda su obra magna estuvo en Castellón, y aunque los dos Villarreales que construyó son referentes para el fútbol español de los últimos años, quizá lo que nos habla de su calidad como técnico sea el hecho de haber finiquitado uno y engendrado el otro, y la manera como lo hizo. Decidir, un día, que tocaba clausurar el Villarreal de Riquelme y empezar a edificar uno nuevo con los Diego López, Cazorla, Pires, Godín o Rossi, no es fácil. Ahora el chileno comanda a un Málaga en situación complicada tras la esperanzadora llegada de los petrodólares a la Costa del Sol, equipo al que, curiosamente, con su última derrota en el Real Madrid permitió la permanencia y quien sabe si el seguir existiendo.

valencia Este fin de semana el Barça de Guardiola disputará, frente al Valencia, el que será el partido más complicado hasta la fecha en Liga. A finales de semana realizaremos la previa donde nos centraremos en los planteamientos que pueden presentar ambos conjuntos, pero antes, en este post abordaremos un factor decisivo en el planteamiento del Valencia y, por lo tanto, definitorio del escenario del partido: las ausencias por lesión de David Villa y de Joaquín. Más allá de su calidad individual y del peligro que pueden llevar uno desde el extremo y el otro como punta, el andaluz y el asturiano son las vías mediante las cuales el Valencia de Unai Emery encuentra la profundidad en su juego y, por lo tanto, la posibilidad de crear espacios en ataque a partir de los cuales generar ocasiones de gol. En el caso del extremo andaluz, partiendo desde el costado derecho, su capacidad para aguantar el balón permite que sus compañero tengan el tiempo suficiente para ocupar posiciones ofensivas y, por lo tanto, el posicionamiento del equipo responda a una ordenación que favorezca el control del juego. Además, su desborde en el uno contra uno obliga al rival a implicar a varios jugadores en la defensa de estas situaciones, con lo que el Valencia consigue generar espacios en otras zonas del campo. Más concretamente, la atracción que genera Joaquín sobre la defensa del rival, libera el perfil zurdo del ataque valencianista, zona en la que Silva, Mata y Villa, sacan provecho de ésta situación. Sin Joaquín, ante el Barça Emery deberá apostar por un perfil diferente como es Pablo Hernández, más centrocampista que extremo, y que a buen seguro no tendrá el mismo poder intimidatorio sobre la zaga azulgrana. Ésta, pues, podrá organizarse de manera más ordenada y por lo tanto robar espacios a la banda izquierda del Valencia.

A priori cuando se conocieron los emparejamientos de cuartos de final de la Copa del Rey, uno de los enfrentamientos más interesante era el que enfrentaba al Valencia de Unai Emery contra el Sevilla de Jiménez. El partido de ida no defraudó a las expectativas, y tras unos noventa minutos en los que hubo de todo, el 3-2 que reflejaba el marcador dejaba, si tenemos en cuenta el valor doble de los goles fuera de casa, la eliminatoria prácticamente igualada a la espera del desarrollo del partido de vuelta en el Sánchez Pizjuan. Ambos técnicos afrontan este partido con algunas dudas tanto de resultados -tanto Sevilla como Valencia perdieron con relativa claridad en su último partido de Liga-, como a la hora de confeccionar los onces que saltarán al campo debido a las bajas de algunos jugadores.  Especialmente difícil es el caso del Sevilla que durante prácticamente toda la temporada se ha visto castigado sobremanera por las lesiones, hasta el punto que en las últimas convocatorias el entrenados se ha visto obligado a tirar de algunos jugadores del Sevilla Atlético.

copa del reyEsta edición la final de Copa se presenta más igualada que nunca y sin un claro favorito sobre el césped. Tanto Valencia como Getafe afrontan esta final desde una situación parecida en la clasificación del campeonato doméstico pero con una clara diferencia en cuanto a tendencias. El Valencia, en pleno estado de depresión, parece inmerso de lleno en un proceso de renovación en todas las parcelas del club, con una inestabilidad manifiesta en la cúpula directiva, muchas dudas en el organigrama técnico y una plantilla en estado de shock al borde del precipicio. El Getafe, en cambio, que a lo largo de la temporada ha ofrecido un muy buen rendimiento, desahogado en Liga y superando fases tanto en la UEFA como en la Copa del Rey, repite un año después en la final de Copa, esta vez ante los ches, un rival, a priori, menos duro que el Sevilla de la pasada temporada. No obstante, el previsible bajón físico producto de la acumulación de partidos y el duro golpe anímico que ha supuesto la eliminación ante el Bayern de Munich en el último minuto de la prorroga, puede igualar la final, también, desde el punto de vista anímico. La manera de afrontarla, no obstante, es diametralmente opuesta, y por lo tanto también la presión en ambos equipos, de modo que mientras para unos la Copa sería la manera perfecta de coronar una buena temporada -y de paso garantizarse el poder disputar de nuevo la UEFA la próxima temporada-, para los otros, el título copero es el clavo ardiendo al que agarrarse para salvar una temporada para olvidar.

valencia_vs._barçaPartido importantísimo para ambos equipos que llega tras la resaca de una jornada de Champions en que el Valencia ha certificado una muy mala participación en la máxima competición europea, mientras el Barça, ya clasificado de antemano, planteó su partido ante el Sttutgart como un entrenamiento del que salió muy fortalecido por la buena actuación a nivel individual de jugadores como Eto'o, Ronaldinho, Márquez, Giovani o Gudjohnsen. Ambos equipos encaran el partido de esta noche como si de una final se tratara. Para el conjunto che se trata de una de las últimas oportunidades para reengancharse al grupo de cabeza y seguir peleando por el título liguero, mientras que para el Barça, una derrota que lo dejase a siete puntos del Real Madrid la jornada anterior al gran clásico, seria un golpe que los culés no pueden permitirse.