Final de la Champions League: Manchester United vs.Chelsea
Otro título en juego y otra vez United y Chelsea dispuestos a pelear hasta la extenuación para lograr una Champions por la que ambos conjuntos llevan mucho tiempo luchando. Se repetirá, pues, la pelea por el campeonato en la Premier que no se resolvió hasta la última jornada, donde el Manchetser, haciendo valer la mínima ventaja que le otorgaba la diferencia de goles, revalidó el título conseguido la temporada pasada, logrando vencer por décima vez desde la fundación de la Premeir League hace 16 años. En Europa, no obstante, pese a ser uno de los clubs más poderosos tanto a nivel deportivo como económico en los últimos años, desde el título logrado en 1968, tan solo ha logrado levantar la “orejona” en una ocasión, en la eternamente recordada final de 1999 ante el Bayern Munich en el Camp Nou, en que remontó el gol de desventaja que reflejaba el marcador en apenas tres minutos, en pleno tiempo añadido con dos goles a saque de esquina de Sheringham y Solskjaer. En esa ocasión los de Ferguson también habían logrado conquistar el campeonato doméstico, alcanzando así un doblete que anhelan repetir esta temporada. En frente, no obstante, esperará el Chelsea de Abramovich que tras tres intentos fallidos, tratará de conquistar el título para el cual ha sido diseñado este equipo. Curiosamente, con José Mourinho en el banquillo diversas situaciones alejaron a los blues de la tan ansiada final, lo que acabó condenando al técnico luso y dando el relevo al desconocido Abraham Grant. El israelí, junto a Ten Cate, ha situado al equipo en la gran final el año que, curiosamente, el ciclo del Chelsea parece tocar a su fin y todo apunta a que tanto el técnico como un gran número de jugadores abandonaran el equipo a final de temporada.
Manchester United
El United llega a la final de Moscú como el equipo más en forma del continente, con un nivel de juego altísimo exhibido durante todo el año y con, posiblemente, la propuesta futbolística más atractiva de los denominados “equipos grandes”. No obstante, Ferguson es consciente que en competiciones de eliminatoria como la Champions, la diferencia la marcan los pequeños detalles y no se puede dejar el destino del equipo únicamente en la calidad individual e inspiración de los hombres de ataque. Por este motivo, el United que nos encontraremos en la final es muy diferente al que empezó la temporada. Entonces, el técnico escocés apostaba por un esquema prácticamente 1-4-2-4 con mucha proyección ofensiva de los laterales, dos medios con participación ofensiva, dos extremos claros y dos puntas situados de manera escalonada. Este planteamiento imprimía al choque un ritmo infernal en el que la calidad de los hombres de arriba del United solía sentenciar aprovechándose de unas transiciones a velocidad de vértigo que creaban situaciones de contraataque con pocos rivales en fase defensiva y campo por delante, muy favorables para hombres como Cristiano Ronaldo, Tévez o Rooney. A medida que ha ido avanzando la competición, el dibujo del United se ha ido asemejando cada vez más a un 1-4-3-3 en que el coreano Park entra en el once sustituyendo a uno de los hombres de ataque. De este modo, Ferguson consigue poblar el centro del campo con más efectivos construyendo un sistema defensivo más sólido tanto en la presión como en las ayudas y coberturas. En un punto en que cualquier error te puede dejar fuera de la competición, ya no valen situaciones de uno contra uno como las que posibilitaba la desconexión defensiva de Cristiano Ronaldo dejando a Brown sin apenas ayudas en la marca. Ahora, junto a la presencia de este tercer centrocampista, es habitual también encontrar al portugués actuando prácticamente como delantero centro y dejando para Rooney el trabajo de seguir al lateral contrario y trabajar en las ayudas al lateral derecho inglés.
Este intercambio de posiciones, no obstante, hace que el equipo pierda uno de sus principales recursos en la transición defensa-ataque, que consistía en un desplazamiento en largo de Ferdinand en diagonal hacia el costado izquierdo, donde tanto Rooney como Tévez buscaban la diagonal hacia portería. El funcionamiento estaba claro: con el rival atacando por el costado izquierdo de la defensa inglesa, el extremo izquierdo- generalmente Giggs- bajaba para ayudar al lateral y aumentar el número de efectivos en la media invitando de este modo, al lateral derecho rival a proyectarse en ataque al encontrarse sin un jugador al que marcar. Simultáneamente, Rooney caía hacia la izquierda para ser el destinatario del pase de Ferdinand cuando el equipo logre recuperar y Tévez, que retrasaba su posición siguiendo al mediocentro rival, se preparaba para salir como una bala hacia portería trazando una diagonal sin balón desde la izquierda que dificultase la marca sobre Rooney o significara una opción clara de pase para su compañero. Así, con esta sobrecarga en banda izquierda en la que contribuían también las subidas de Evra, el United obligaba a los centrales rivales a abrirse para tapar el agujero dejado por el lateral derecho, lo que aprovechaba Cristiano Ronaldo ganando la espalda al central para quedarse solo ante el portero. Ahora, con Rooney en banda derecha, el recurso es simple y sencillo, y consiste en un balón largo desde la defensa tras recuperación para que Ronaldo lo luche por arriba y se inicie el contraataque ganando el rechace.
Junto al recurso del balón largo de Van der Sar o Ferdinand buscando la cabeza de Cristiano Ronaldo, el United buscará el juego de combinación por el interior comandados por Scholes y beneficiándose de la alineación de Essien en el lateral, que restará recorrido físico y trabajo en la presión. Ni Ballack ni Lampard son futbolistas acostumbrados a ejercer como perros de presa, lo que beneficiará a los hombres de Ferguson en la elaboración del juego. Los interiores del Chelsea tampoco son especialistas en la organización y el dominio de los tiempos del juego, por lo que parece probable que el ritmo del partido sea el impuesto por el United. Para que esto sea posible, será importante que el equipo consiga controlar el centro del campo de Grant en que los extremos, en fase defensiva, pasan a la línea de medios dibujando un claro 1-4-5-1. El objetivo debe ser el de lograr la desconexión entre Makelele y la línea de cuatro que formarán el resto de centrocampistas para, de este modo, desgastar en defensa a Lampard y Ballack, disminuir la capacidad de robar el balón del rival e incrementar la peligrosidad de las llegadas de segunda línea. Para lograrlo, será fundamental un ataque con Cristiano Roanldo y Tévez como puntas,-dejando a Rooney en banda derecha-, que obligue al mediocentro francés a situarse prácticamente como un tercer central para realizar las coberturas a los dos centrales, lo que le alejará del mediocampo. Ante este escenario, es probable que Michael Essien opte por seguir a Tévez hasta el centro de la defensa, lo que dejará la banda libre para que tanto Evra como Park generen peligro por el costado y obliguen a un gran trabajo defensivo Joe Cole, desgastando así al que posiblemente sea el hombre más talentoso del ataque londinense.
Defensivamente, junto a los emparejamientos de Brown con Malouda, Vidic con Drogba y Evra con Cole, en los que serán importantes las ayudas de sus compañeros sobretodo en los duelos de banda, los de Ferguson deberán prestar mucha atención a la peligrosidad tanto de Lampard como de Ballack llegando a posiciones de remate desde atrás. Así, al jugar el Chelsea con dos extremos abiertos a banda, es complicado que los tres centrocampistas del United puedan estar en una situación compactada y cerrando el carril central, ya que los interiores deberán estar muy atentos a la hora de acudir al dos contra uno en banda. De este modo, Carrick, desde la posición de mediocentro, puede verse en situación de inferioridad, la cual, si Lampard y Ballack se mueven de manera inteligente, puede dejar a uno de los dos libre de marca llegando desde segunda línea. Para controlar esta situación el United puede optar por retrasar a sus extremos para que sean estos los que hagan el dos por no con el lateral, auque este escenario haría que el equipo perdiese mucha velocidad en la transición y dejara el ataque sin apenas futbolistas que luchasen el rechace de Ronaldo en el juego aéreo en un balón colgado desde la defensa. La opción más interesante, pues, sería la de retrasar la posición de uno de los dos interiores, formando a la misma altura que Carrick, para así plantear un dos contra dos frente a los interiores del Chelsea.
Alineación: Van der Sar, Brown, Ferdinand, Vidic, Evra, Carrick, Scholes, Park, Rooney, C.Ronaldo, Tévez.
Chelsea
El equipo de Roman Abramovich llega a esta final de la Champions como el equipo tapado. Tras un inicio de temporada algo irregular y la marcha de Mourinho del equipo de Londres, todos parecían dar por muertos a los blues, pero poco a poco, con una de las plantillas de más nivel del mundo, un esquema y unos automatismos muy interiorizados por los jugadores desde la etapa del portugués en el banquillo, y un sorteo en que han tenido que medirse a equipos asequibles como el Fenerbahçe o el Olympiakos, los londinenses se han situado en la gran final y con tantas opciones de lograr el triunfo como el Manchester United. Pese a la llegada de Abraham Grant y Ten Cate, el Chelsea sigue un dibujo y un planteamiento parecidos a los empleados por Mourinho. El portugués, en sus últimas temporadas, se decidió por utilizar un 1-4-3-1-2 y por dejar como “plan B” para cambiar el escenario del partido el anterior 1-4-3-3. Pues bien, con el israelí en el banquillo, esta operación sucede en dirección contraria, es decir, de inicio opta por un 1-4-3-3 y si necesita remontar un marcador adverso tira del 1-4-3-1-2. Finalmente, si no ha logrado dar la vuelta al marcador, ya en los minutos finales, decide plantear un sistema híbrido muy parecido a un 1-4-2-4 en que dispone a dos extremos y a dos delanteros centro corriendo el riesgo de desproteger el centro del campo y convertir el choque en un partido de ida y vuelta.
La principal diferencia respecto al Chelsea de Mourinho es la velocidad de ejecución en las transiciones. Así, al pasar de fase defensiva a ofensiva el equipo no busca el contraataque vertiginosos que practicaba con el portugués, sino que apuesta por elaborar algo más las jugadas mediante las figuras de Lampard y sobretodo Ballack. En el echo que la transición defensa-ataque sea más lenta también intervienen dos aspectos más, los dos derivados de la reubicación de Essien en el lateral derecho. En primer lugar, con el africano en banda, el centro del campo pierde capacidad de presión y de recuperación del balón en zona de creación del rival, con lo que disminuyen, también, las opciones de lanzar un contraataque con la defensa contraria descolocada. Por otro lado, al quitar el enorme recorrido de Essien del centro del campo, el equipo resulta menos eficaz en las ayudas y coberturas defensivas, lo que obliga a los extremos a retrasar mucho su posición dibujando prácticamente un 1-4-5-1, con lo que en caso de recuperación, el poseedor del balón sólo tiene a Drogba como posible destinatario del pase para lanzar la contra. También en la perdida de velocidad en la transición ataque-defensa la ubicación de Essien en el lateral derecho penaliza de manera importante al cuadro de Londres. Así, con Lampard y Ballack en los interiores el equipo no tiene jugadores capaces de presionar la salida del balón del rival durante todo el partido, quedando esta función para un Drogba que desde la salida de Mourinho juega de manera más egoísta y se muestra menos generoso en la presión sobre la salida del adversario. Por este motivo, el centro del campo del Chelsea en lugar de optar por el achique, tras perder el balón retrasa líneas obligando a los hombres de ataque a recorrer muchos metros en el retorno defensivo y a ralentizar la transición.
Vemos pues que los interiores del Chelsea no son futbolistas determinantes ni en el juego defensivo ni en la organización del ataque de su equipo, su valor, pues, estará en la definición. Tanto Lampard como Ballack son dos de los centrocampistas con mejor llegada desde segunda línea de Europa, ya que dominan los tiempos para incorporarse desde atrás, saben buscar el desmarque correcto, tienen un potente disparo, van bien por arriba y son capaces de ver al compañero que les acompaña en segunda jugada. Así pues, para que la alineación de ambos en un mismo mediocampo sea productiva y rentabilice la reubicación de Essien al lateral o la presencia de Obi Mikel en el banquillo, el equipo debe tratar de sacar el máximo provecho de su potencial y dibujar situaciones de partido para las llegadas desde atrás de los interiores. Para lograrlo será importante que tanto Joe Cole como Malouda jueguen bien pegados a banda para abrir a la defensa del United y posibilitar que se creen pasillos interiores por los que Lampard y Ballack puedan percutir. Serán importantes también los desmarques de Drogba hacia la banda donde se encuentre el balón para arrastrar a los centrales y despejar el centro del ataque.
Finalmente, puesto que el United presumiblemente jugará con un único mediocentro -Carrick-, sería recomendable que ambos interiores atacasen su posición a la vez y se generasen situaciones de peligro mediante desmarques que atraigan al mediocentro. Así, con el balón en banda derecha, si Ballack realiza un desmarque hacia el pico del área, obligará a Carrick a ir tras él, ante lo cual, por el centro del ataque Lampard quedaría libre de marca y si a esto le unimos un desmarque de Drogba arrastrando a los centrales y la posición de Malouda en la izquierda fijando a Brown, el Chelsea encontraría un enorme pasillo que llevaría a Lampard a un uno contra uno frente a Van der Sar. No obstante, este ataque simultáneo de los dos interiores sobre la posición del mediocento rival, dejaría a Makelele como único centrocampista, lo que en caso de pérdida del balón permitiría al United montar una contra sin demasiada oposición. Por este motivo, ante la ausencia del recurso de la diagonal Ferdinand-Rooney en el United, sería interesante que el Chelsea utilizase la solución que planteaba el Sevilla de Juande y que hemos analizado en alguna otra ocasión, que consiste en que uno de los laterales se sume al centro del campo. El más indicado, claramente, sería Essien ya que de este modo, si el United recupera el balón, se encontraría una primera línea defensiva formada por Essien y Makelele que a buen seguro frenaría el ataque y daría tiempo al resto de compañeros de recuperar sus posiciones defensivas.
Alineación: Cech, Essien, Carvalho, Terry, A.Cole, Makelele, Ballack, Lampard, J.Cole, Drogba, Malouda.