
Estirar la manta
Cuando un proyecto empieza a andar, el entrenador sueña con el día en que se le descubra el camino. El partido en el que, de repente, se activa la tecla indicada y todas las piezas parecen encajar entre ella y con el plan general. El verdadero punto de partida desde el cual, encontrado el equipo, el técnico alimenta a su criatura. El Barça de Ronald Koeman, que anoche contó su quinto partido oficial esta temporada, por el momento sigue a la búsqueda de ese momento de revelación que le permita tomar impulso, en una suerte de juego de espejos en el que cada movimiento en una dirección descubre fantasmas en otra. El regreso de la Champions League, en este sentido, le llegaba al conjunto azulgrana tras dos encuentros con un problema en común: la utilización de las bandas en ataque. Ante el Sevilla debido a la interpretación que sus extremos hicieron del vaporoso papel de Leo Messi en punta, apresurándose a rellenar la parcela del argentino aun cuando la jugada no lo demandaba; y el pasado fin de semana, en Getafe, por la ausencia de partida en su once de futbolistas que le dieran amplitud al dibujo.
Al respecto, el planteamiento que eligió Koeman para medirse al Ferencváros sobre el papel resultó una respuesta directa a las últimas actuaciones del equipo. Con el retorno de Ansu Fati a la punta izquierda y la entrada de Trincao en el extremo derecho para volver a situar a Messi en el centro, el Barça no sólo recuperó dos figuras claramente vinculadas a la cal, sino que además les dio funciones muy relacionadas con ella. Situados por delante de Sergi Roberto y Dest, ambos extremos locales asumieron un posicionamiento muy exterior durante el inicio y el avance de la jugada, que sólo rompieron en el tramo final de la acción para incorporar mordiente y presencia en el área a la hora de finalizar. Aunque Leo hiciera gala de su libertad para separarse de los centrales rivales y acudir a cualquier parcela del campo, ni Ansu ni Trincao respondieron con la ansiedad posicional que sí ha mostrado el equipo en otras ocasiones (Imagen abajo a la izquierda). Por momentos, el Barça jugó sin nueve sin que, aparentemente, a nadie le importara. Gracias a esto, el ataque barcelonista fue muy ancho, alargó a la defensa húngara hacia las esquinas y separó a sus integrantes tanto a la hora de presionar como en el repliegue.
Si uno de los hombres del Ferencváros que habitaban la banda quería socorrer a sus compañeros por dentro, corría el peligro de dejar las alas libres para las dos chinchetas culés, mientras que si una de las piezas interiores trataba de apoyar a Botka o a Civic por fuera, entonces el espacio aparecía por dentro. Durante los cuarenta y cinco minutos iniciales, cuando ocurrió lo primero el Barça encontró en el atrevimiento de Trincao en el uno contra una una forma de castigar la brecha generada en la zaga visitante, pero, en cambio, a los de Koeman les costó mucho más servirse de los pasillos descubiertos a lo largo del carril central. Y es que con los extremos moviéndose normalmente por fuera, por dentro los locales sólo contaron con Messi y Coutinho situados por delante del balón (Imagen arriba en el centro). Entre la pareja Piqué-Lenglet y los cuatro futbolistas más adelantados del dibujo, el cuadro barcelonista dibujó una suerte de línea recta en la base de la jugada formada por Sergi Roberto, Pjanic, De Jong y Dest (Imagen arriba a la derecha), habitualmente ubicada por detrás de la línea de la pelota.
Cerca del área del Ferencváros, las distancias entre cada atacante del Barça eran amplias y las opciones para el apoyo escasas, lo que resultó en un ritmo de juego bastante más aletargado de aquel al que ha tendido el equipo en el arranque de curso. Así, en el entreacto Koeman intervino activando una de las dos soluciones que de forma más sencilla podían subsanar los problemas de su equipo ocupando el carril central en ataque. Entre utilizar a alguno de sus laterales en zonas interiores profundizando por dentro o desenganchar a uno de los mediocentros para que se moviera por delante del balón, Ronald optó por lo segundo. Frenkie de Jong fue el elegido para adelantar su posición en ataque, interviniendo menos en la salida de balón, cediendo el mando a Pjanic en esta fase del juego (Imagen arriba a la izquierda) y ofreciéndole al bosnio y a los centrales una tercera referencia a la espalda del mediocampo húngaro junto a Messi y Coutinho (Imagen arriba a la derecha). El técnico azulgrana sigue jugando a estirar la manta.
– Foto: LLUIS GENE/AFP via Getty Images
Iniesta10 22 octubre, 2020
Muy buen análisis, Albert, como siempre.
A mi hubo muchas cosas que me gustaron bastante, y otras que no tanto, paso a comentarlas:
1 – Creo que Dembelé es mucho mejor en la banda derecha que en la izquierda. También me gustó mucho Trincao ahí. De hecho, entre Trincao, Dembelé y Griezman, creo que Grizi es el menos adecuado, tanto por velocidad como por desborde, por lo que es una pura cuestión de tiempo que Koeman busque una nueva ubicación al francés. No lo tendrá nada fácil.
2 – También me encajó bastante Pjanic junto a de Jong, creo que tal como vaya cogiendo la forma física adecuada, y tal como Bussi vaya necesitando descanso, es el bosnio el que acabará imponiendose, más que nada porque tiene mejor físico y creo que también una mejor adecuación con de Jong, que es el jugador clave ahí.
3 – También creo que con Sergiño Dest es mucho mejor en banda de recha. De hecho, una banda derecha con Dest y Trincao/Dembelé, puede ser muy creativa y potente. Creo que, pese a que el Ferencvaros es un rival bastante inferior al Barça, se vieron cosas bastante interesantes que auguran un crecimiento de esa banda derecha de la mano de Dest y Trincao/Dembelé.
4 – También me gustó mucho la presión adelantada del equipo, se ve un equipo intenso y rejuvenecido.
5 – No me gustó la actitud de Piqué. Era innecesario jugarse un penalty y expulsión cuando vas ganando 3-0. Además lo vi lento, no ya solo en esa jugada, sino en la del gol anulado al Ferencvaros, y en otras ocasiones, que las tubieron, y claras. Creo que ahí hay algo a trabajar. Creo que no es casualidad que Piqué esté recibiendo muchas tarjetas, está claro que ya empieza a ir un poco justo, aunque en su favor también decir que siempre le ha costado bastante tiempo coger la forma.