
Dest y el lugar de los laterales
El oficio de lateral se ha complicado. Ya no vale aquello de defender como prioridad y atacar como añadido, sino que la actualidad le reclama a los nuevos laterales un peso ofensivo que en otro tiempo fue la excepcionalidad. Como muestra un botón: Durante la primera década de los 2000, en la Champions League la norma era que el campeón levantara el título con al menos un lateral con arquetipo de central. Maldini, Oleguer, Wes Brown, Puyol, Chivu o Abidal le pusieron nombre a lo que antaño fue tendencia. Por contra, a lo largo de la década siguiente lo habitual ha sido que el ganador distinguiera a dos perfiles claramente atacantes en ambos laterales, con protagonistas como Lahm, Alaba, Marcelo, Carvajal, Dani Alves, Jordi Alba, Alexander-Arnold, Robertson, Alphonso Davies o Kimmich personificando las nuevas condiciones que le pone la demarcación a quienes pretenden ocuparla con éxito. La tendencia al uso de extremos situados a pierna cambiada y con más salida hacia el área o la frontal que hacia el banderín de córner, así como la generalizada voluntad de acumular jugadores en el carril central, no sólo han dejado libres los flancos sino que han necesitado que sus nuevos propietarios, los laterales, los ocuparan con unos efectos lo más equivalentes posible a los que tiempo atrás tuvieron sus antiguos moradores, los extremos.
Desde 2017, verano que en el Barça señala el adiós de Neymar rumbo a París, la exigencia que acarrea el puesto de lateral se ha visto engrandecida en el caso de los laterales azulgranas. Con la partida del delantero brasileño sin reemplazo efectivo y el paulatino regreso de Messi a posiciones más centradas pese a arrancar como teórico extremo derecho, en la delantera azulgrana confluyó una doble falta: la de amplitud y la de profundidad. Dos tareas encomendadas en un primer momento a Jordi Alba y a Sergi Roberto pero que, sin embargo, recientemente han pesado demasiado sobre las espaldas de los dos internacionales. Ser el principal activo corriendo al espacio por delante de la pelota significa correr desde muy arriba pese a tener el campamento base muy atrás, al tiempo que gestionar en solitario las esquinas obliga a una autonomía con el balón muchas veces reservada a los ejemplares especiales.
El Barça de Ronald Koeman echó a andar oficialmente hace menos de una semana, pero tanto las últimas pruebas de su particular pretemporada como el inicio liguero insinúan algunas cuestiones que deberían incidir directamente en el escenario de los laterales. Por un lado está la posibilidad de que Ansu Fati gane peso en el extremo izquierdo, siendo como es el canterano un futbolista que lleva incorporadas ideas como la de abrir primero el campo para trazar la diagonal después, y que además representa la mayor amenaza al espacio de la nómina de delanteros barcelonista. También la hipótesis de que, como ya ocurriera con Valverde y con Setién, la primera intención del nuevo técnico sea la de acomodar a Leo Messi en una posición de partida centrada como falso nueve. Liberando las alas para otros compañeros tanto en ataque como en defensa, buscando las sociedades con los centrocampistas y turnándose en el balcón del área con el mediapunta que habitualmente utiliza Koeman en sus planteamientos. Sucede que por el momento el perfil de ese mediapunta es el de un futbolista diferente al que por norma ha empleado Ronald en sus equipos, donde ha dado prioridad a piezas más agresivas en el movimiento y la llegada. Elementos que sobre el papel simplificarían la ocupación del área cuando el falso nueve se alejara de ella, de la misma manera que antes hicieron Cesc Fàbregas o Arturo Vidal cuando coincidieron con Leo.
Así pues, como por ahora las características del jugador que actúa por detrás de Messi en el Barça guardan más relación con la asociación y la recepción al pie, los primeros ensayos han enseñado alternativas como una mayor presencia centrada y por delante de Leo de los extremos, terminando las jugadas como una suerte de doble punta. Esta situación, y más teniendo en cuenta que el 1-4-2-3-1 utilizado hasta la fecha no acerca de inicio a ningún centrocampista a la cal, ha vuelto a enfocar directamente a la capacidad de los laterales culés para administrar y llevar peligro en solitario a través de los carriles. Para establecer si es esta la realidad que se asentará en la propuesta táctica del nuevo Barça y en la labor de los laterales, desde hoy Koeman contará con un nombre más a la hora de poner respuestas a los interrogantes: Sergiño Dest.
Lo primero y más evidente que debe decirse de la nueva incorporación azulgrana en el lateral derecho es que se trata de un futbolista de apenas diecinueve años y que sólo ha disputado una temporada en la primera división neerlandesa, lo cual habla de su precocidad, potencial y atrevimiento, pero también de la necesaria prudencia que requiere un caso como el suyo. El Barça no incorpora una certeza competitiva inmediata, sino a un joven futbolista de talento especial con capacidad de estallar de un momento a otro. Que su llegada se produzca con el titular de las últimas cuatro temporadas todavía en plantilla, se antoja como una condición necesaria tanto para gestionar los tiempos de la adaptación de Dest como a la hora de medir la exposición a la que puede ser expuesto en cada momento del proceso.
El peso ofensivo que durante la última década han ganado los laterales en el fútbol de élite ha tomado cuerpo de formas diversas. Pueden contarse laterales con mente de mediocentro como el ex-atlético Filipe Luis, de interior como Dani Alves, de extremo como Alphonso Davies o, incluso, con funciones tan particulares como el rematador Marcos Alonso en el Chelsea de Antonio Conte. También laterales con la visión, el regate y la inventiva de creativos mediapuntas como es el caso de Marcelo. Puestos a situar a Dest en una de estas categorías, probablemente la que mejor le encaja, salvando las distancias, sea precisamente la del madridista. Sergiño tiene nombre y atributos de lateral brasileño, con el atrevimiento que se les presume y el alma de mediapunta que se les reconoce. De juego alegre, desenfadado y en ocasiones incluso excesivo, se trata de un lateral de técnica llamativa y de recursos muy creativos. Un jugador de pie vistoso y atractivo, como artefacto emocional para un Barça que hace tiempo no se siente especial y que con el potencial impacto visual de gestos como los de Messi, Coutinho, De Jong, Griezmann, Dest o Miralem Pjanic aspira a recuperar una vitola en la que se reconoce más allá del nivel alcanzado.
Formado en la escuela del Ajax, eléctrico, bullicioso, capaz de desenvolverse en espacios reducidos y de regatear hacia los dos perfiles, Dest es un lateral con gusto y afinidad por la pelota, cómodo en la combinación y desarrollando su fútbol en una propuesta de juego eminentemente ofensiva. Al respecto, su perfil no es tanto el de un lateral gestor de la jugada, de los que toman posiciones en la línea de medios para ejercer de arquitectos del juego, sino el de una suerte de acelerador que a golpe de agitación zarandea y cambia el ritmo de las jugadas. Su leitmotiv no es la pausa y el orden, sino la sacudida, condición que mezclada con su juventud lo expone a una toma de decisiones todavía por pulir y de cierto desorden posicional tanto a la hora de incorporarse al ataque como respondiendo sin balón, sobre todo a medida que la acción defensiva se alarga en el tiempo. Frente a la jugada, la mente de Dest imagina múltiples soluciones, y todavía está en el camino de aprender a seleccionar la más indicada para cada caso.
– Dest (círculo naranja) cediendo la zona del lateral derecho a uno de los centrocampistas (círculo blanco) en fase de inicio del Ajax. –
Atendiendo a su desempeño la pasada temporada, el espacio de Dest en el conjunto de Ten Hag respondió a tres cuestiones principales. En primer lugar, en fase de inicio, su lugar no era el primer escalón, altura en la que junto a los centrales se turnaban tanto Tagliafico como uno de los medios, sino por delante del balón. En este sentido, un movimiento muy recurrente en el cuadro de Amsterdam fue el siguiente: con el balón en los pies de Onana, Veltman o Daley Blind, en la zona del lateral derecho se producía un relevo que lanzaba hacia arriba a Dest y que veía al mediocentro del perfil diestro descender a la derecha de los centrales (Imágenes arriba). Se trata de un mecanismo que el Barça ha puesto en práctica durante esta pretemporada, aunque con más frecuencia en la izquierda que en la derecha, con el acercamiento de De Jong o Sergio Busquets a la banda para dar salida al juego. Para el colectivo ofrece la ventaja de una recomposición más sencilla en caso de pérdida, aunque particularmente al lateral le plantea la dificultad de activar la transición ataque-defensa muy lejos de la acción defensiva. No en vano, pese a su predisposición al retorno, uno de los aspectos más comprometidos de Dest en la contención viene siendo la gestión de su espalda.
El segundo punto clave del juego de Dest en el Ajax ha sido su convivencia en banda con la pieza clave del engranaje, Hakim Ziyech. Un zurdo al que, partiendo desde el extremo derecho, el sistema de Ten Hag concedía libertad total para moverse por todo el frente de ataque. La relación del marroquí con Dest desde la técnica ha tenido que ver con la capacidad del lateral para conectar con el extremo, y desde la vertiente posicional con la preferencia de que ambos futbolistas no se situaran a la vez en el mismo carril. Así pues, cuando el juego del marroquí ha estado más vinculado a la cal, Dest se ha movido por dentro (Imagen abajo a la izquierda), incluso por delante de los medios como una suerte de inesperado mediapunta habilitado en tres cuartos de campo y amenazante en la llegada entre el central y el lateral rivales (Imagen abajo a la derecha); mientras que cuando ha sido Ziyech el encargado de pisar la mediapunta, para Sergiño ha quedado la responsabilidad de activar el costado (Imagen a la derecha). En clave barcelonista, de mantenerse las preferencias de Koeman de situar a un único medio en el segundo escalón del centro del campo y de ubicar en el extremo derecho a jugadores posicionalmente versátiles como Griezmann o el propio Messi, la ductilidad de Dest para romper por dentro o para abrir y desequilibrar por fuera se presenta interesante. Si Ronald le pide al extremo que en determinadas fases del partido actúe por dentro, Dest es un lateral que puede mantener la amenaza exterior sobre la defensa contraria.
Finalmente, el tercer fundamento del Ajax a propósito de su lateral derecho fue su inclinación interior cuando el ataque avanzaba por la orilla contraria. Si el conjunto neerlandés movía el cuero por el carril de Tagliafico, Lisandro y Promes, el cometido más habitual de Sergiño Dest no ha consistido en abrir desde el perfil opuesto, sino en acercarse por dentro al mediocentro, posicionándose cerca del cuero con la intención de lograr una implicación más cercana y automática en la presión en caso de que el equipo perdiera la pelota. En un Barça que dado el carácter ofensivo de su mediocampista mas adelantado, por momentos vista la zona ancha con sólo dos centrocampistas nominales, un tipo de comportamiento parecido al descrito le proporcionaría a Koeman un efectivo extra rellenando esa zona del campo siempre que las tareas de amplitud en estos momentos de la acción recaigan en otro futbolista.
Durante el tiempo que duren los dos procesos que deberán afrontar Dest y el Barça para que su unión resulte todo lo exitosa que ambas partes desean, esto es el proceso individual de desarrollo del propio jugador y el proceso colectivo de adaptación a su nuevo equipo, el impacto más inmediato que el nuevo fichaje puede tener en el conjunto de Ronald Koeman es el de revolucionar partidos entrando desde el banquillo. Tanto por la velocidad, energía y electricidad que desprende su fútbol como por contar con atributos como el regate, la profundidad y el cambio de ritmo, es una carta que, partiendo desde zonas a las que el rival tiene más difícil extender su defensa con la misma eficacia, debería proporcionarle a su entrenador la capacidad de alterar rítmica y futbolísticamente los partidos cuando el equipo no encuentre la manera de abrir o desordenar a su adversario. Sergiño Dest es un lateral explosivo. El reto que desde hoy asume el Barça es el de lograr que finalmente estalle. Y que cuando eso ocurra lo haga en la dirección correcta.
– Foto: Dean Mouhtaropoulos/Getty Images
Iniesta10 1 octubre, 2020
Gracias Albert por estas explicaciones, ayudan a comprender su juego. Por mi parte, mucha ilusión con este fichaje, es el tipo de fichaje que me encanta para el Barça.