
Ferran y las tres torres
No fue hasta la llegada de Hristo Stoichkov que el Dream Team pudo levantar su primera Liga. Cuatro consecutivas encadenó desde que el búlgaro aterrizara en el Camp Nou para ponerse a las órdenes de Johan Cruyff, incorporando su gol y agresividad en ataque a un equipo que todavía no había logrado hacerse con el título de la regularidad. En el genial entramado futbolístico que había empezado a diseñar Cruyff, Stoichkov representaba una doble garantía: por un lado, la seguridad de que el volumen de juego y ocasiones que fueran capaces de crear sus compañeros terminarían en las botas de un finalizador con veneno en el golpeo; por el otro, la confianza de que también en aquellos partidos menos brillantes, en los que el juego del equipo no alcanza su nivel habitual, el Dream Team seguiría cerca del gol y, por lo tanto, de la victoria. Que también ganaría en las noches de menos inspiración. Esas que inevitablemente se esconden en el día a día de una Liga, y donde los equipos que son capaces de salir vencedores multiplican sus opciones de título. En el Barça, después de Stoichkov futbolistas como Eto’o, Villa o Luis Suárez han representado un papel similar al del búlgaro. Rebeldes del gol. Especialistas en encontrar la red cuando todavía no ha aparecido el juego.
Muchas veces, el gol no solo es un destino sino también un atajo. Las causas y las consecuencias del juego al mismo tiempo. El impacto futbolístico y emocional a partir del cual encontrarse. El bien más preciado dada su condición de principio y de fin, y el botín que persiguen los equipos cada vez que tienen la oportunidad. “Tiene la virtud de que si llegan pelotas al área puede marcar gol. Esta tranquilidad la transmite a todo el equipo, que puede tener la certeza de que marcará“, relataría más tarde Cruyff a propósito del inolvidable fichaje de Romário. Nada vale más que el gol. Seguramente por eso, uno de los síntomas más claros de la delicada situación económica que atraviesa el FC Barcelona sea la pérdida de referentes anotadores, después de que el pasado verano se despidiera de los dos máximos goleadores del equipo el curso anterior: Leo Messi y Antoine Griezmann. Sin ellos, con Ansu y el Kun Agüero fuera de los terrenos de juego durante buena del curso, y sin una solvencia defensiva que le permita rentabilizar en área propia sus pequeños triunfos en el área del rival, habría que remontarse a la temporada 2003-04 (la primera de Rijkaard y Ronaldinho) para encontrar un Barça con menos goles a favor a estas alturas del campeonato.
A pesar de nacer al fútbol de élite como delantero de banda, Ferran Torres llega al Camp Nou como un jugador con gol. Desde cualquier zona del ataque, su destacada capacidad física tanto en la arrancada como apareciendo al segundo palo, su sensibilidad en el punto de penalti, su rapidez en el gesto y su puntería lo distinguen como una amenaza sobre la portería contraria. Sin ser un anotador consumado, de los que aspiran a encabezar las listas de realizadores al final de temporada, el valenciano viene de demostrar tanto en el Manchester City como sobre todo en la selección española una buena relación con el gol. Para un Barça en el que por ahora no sobran jugadores a los que se les haga grande la portería cuando enfrentan al guardameta, su habilidad para trasladar al marcador el juego propuesto por el equipo se antoja como una de las tres aportaciones inmediatas más importantes del ya ex pupilo de Pep Guardiola. Las otras dos torres sobre las que el Barça debería esperar que Ferran levante su particular fortaleza son el desequilibrio y la amenaza al espacio.
Asegura Pep Guardiola que a la hora de afrontar la incorporación de un nuevo jugador, su principal preocupación es que el futbolista tenga la capacidad de regatear: “Yo quiero jugadores que driblen. Nada más, es la principal pregunta que hago. Quiero laterales que driblen, y centrales y mediocentros e interiores y extremos que driblen. Porque lo de control y pase se puede aprender… Ahora bien, que driblen y se vayan, esto es clave“. Habituado a desarrollarse en la demarcación de extremo, Ferran Torres es un futbolista que regatea. No se trata de un especialista que oriente todo su fútbol al arte del desborde, pero sí de un delantero con gusto por encarar al lateral que tiene delante. Capaz de salir por ambos costados y más cómodo cuando la jugada le concede el espacio necesario para sacar a relucir su potente primer paso, tanto su conducción como su cambio de ritmo son atributos valiosos cuando trata de superar a su par con tal de verticalizar la jugada en dirección a la línea de fondo, de generarse espacio para lanzar un centro medido al interior del área, de cortar en dirección a portería o de liberar a un compañero reclamando la cobertura de un segundo defensor.
Más natural saliendo hacia el banderín de córner cuando actúa en banda derecha y perfilándose para el golpeo cuando se ubica en la izquierda, Ferran aterriza en un equipo que desde que lo dirige Xavi Hernández ha dado mucha importancia a la figura del extremo. Abierto y profundo para marcar los limites del terreno de juego a lo ancho y a lo largo, y ancla para mantener estirada a la defensa rival, en el libro de instrucciones de Xavi se trata de una figura con la obligación de ser paciente fijando la posición tanto para generar espacios interiores al resto de azulgranas como para medirse en el uno contra uno aprovechando la soledad de la banda. También para dibujar movimientos al espacio desmarcándose en diagonal. Con Ansu fuera de combate, en los primeros partidos del proyecto de Xavi en varias ocasiones el Barça ha extrañado este tipo de acción a la hora de activar el mecanismo del tercer hombre, puesto que, a menudo, detrás del movimiento de apoyo del interior o el delantero centro no ha tenido lugar la aparición de un compañero llegando para ocupar el vacío y castigar el arrastre de alguno de los defensas. La sensibilidad de Ferran Torres para el desmarque, de hecho, le ha valido al internacional español también para actuar con éxito en el frente del ataque, posición que le asignó Guardiola y desde la que el valenciano constó mezclando la movilidad en la frontal del área, el veneno en la ruptura y la claridad en la definición.
Con el fichaje de Ferran Torres, por lo tanto, el Barça incorpora a un futbolista muy versátil posicionalmente en el frente de ataque, capaz de adaptarse a los tres puestos de la delantera. En la banda derecha, ocupando el puesto que recientemente Xavi le ha asignado a Ousmane Dembélé con un fútbol más externo y agresivo al espacio que el del francés; en la izquierda aportando diagonales fuera-dentro y amenaza rematadora desde el costado para suplir la ausencia de Ansu Fati o para reubicar al canterano en el centro del ataque; o, siguiendo la estela de sus últimos meses en Manchester, como delantero centro. En la posición de 9 esta temporada el Barça ha utilizado dos perfiles de delantero diferentes. El primero, representado por Memphis Depay, más basado en el fútbol de apoyos, juego de espalda y apariciones en la mediapunta para conectar con el centro del campo. El segundo, personificado recientemente por el joven Ferran Jutglà, que sin dejar de ser una opción viniendo a recibir a la espalda del mediocampo rival, se ha prodigado más en el juego sin balón ya fuera atacando la espalda de la defensa o cayendo a una de las bandas.
Un tipo de delantero centro que tradicionalmente le ha funcionado especialmente bien al Barça cuando ha tratado de potenciar a su línea de medios y en el que a Ferran Torres se le adivina un buen encaje. Con sus ojos de centrocampistas, el ex azulgrana Sergi Samper afirmaba que “a mí me gustan especialmente los delanteros que no paran de picar al espacio, porque sus desmarques me dan muchas soluciones. Si les puedes dar el balón a ellos es una ocasión de gol, pero incluso si no se lo puedes dar te generan infinidad de líneas de pase por dentro. Son muy importantes para el equipo“. Habrá que preguntarle a Gavi, Pedri, Busquets, Nico o De Jong. Pocos como Xavi para saber qué es lo que más les conviene.
– Fotos: Laurence Griffiths/Getty Images – Alex Caparros/Getty Images
Shenzhen 29 diciembre, 2021
A mí Ferran me ha gustado mucho jugando como ‘9’ con la selección, y visto el buen rendimiento de Abde y la vuelta de Ansu, no me sorprendería que Xavi apostase por Torres como delantero centro y que quien vaya a pasarlo mal con el nuevo status quo sea Memphis. Creo que ahora mismo Xavi no necesita apoyo y juego de espaldas del ‘9’, sino ruptura y espacio; al menos mientras Gavi, Nico, Pedri no añadan esas rupturas a su juego entre líneas, y FdJ continúe con su bache personal.
Pedri8 29 diciembre, 2021
A mi me ha encantado este fichaje, realmente puede jugar en las tres posiciones de ataque, además es muy complementario a Anssu Fati, con el que puede intercambiar posiciones. Y como a Shenzhen, también lo veo por delante de Menphis Depay, que retiene demasiado el balón. Creo que en cuanto estén todos disponibles, la delantera será: Anssu-Ferran-Dembelé.
Es que lo tiene todo, gol, desmarque, ruptura, encara. Uf, un fichajazo.
Victor 31 diciembre, 2021
La mención de Villa al lado de nombres como Stoichkov, Eto’o o Luis Suárez me ha desestabilizado tanto que me ha costado disfrutar del resto de este -por otro lado- fantástico artículo.
Ni por nivel, ni por rol, ni por rendimiento, ni por carisma, ni peso en el equipo ni nada de nada.
Ojalá Ferran funcione. Espero que no estemos sobre hypeando un poco el tema del gol. La gente lee que “tiene gol” y se espera que meterá 25 goles al año.
Venimos de Suárez y Messi y todo parece poco.
La gente le critica a Memphis que no tiene gol y ha metido 8 en menos de media vuelta. No creo que Ferran tenga más, ojalá me equivoque.