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Oriol Romeu en el Día D

Oriol Romeu en el Día D

Durante años, a propósito de la posición de Leo Messi ocurrió algo curioso. Enunciarla no significaba hablar de dónde se situaba el argentino, sino el resto. Fuera extremo, falso nueve o mediapunta, La Pulga actuaba en el mismo lugar: en el perfil derecho de la zona de tres cuartos. Hablar de él en términos de extremo, falso nueve o mediapunta no lo cambiada, pero sí que señalaba, por ejemplo, si tendría un compañero a su derecha abriendo el campo de manera fija, si contaría con un socio que le sujetara a los centrales o cuántos centrocampistas se situarían detrás suyo. La teórica demarcación de Messi no versaba de él, sino sobre los demás. Algo parecido ocurre con Frenkie de Jong. Interior, mediocentro o incluso falso central, el desempeño del neerlandés se orienta a unas zonas del campo y a una relación con el juego preestablecido. Frenkie aparece en la base de la jugada, moviéndose horizontalmente para recibir abierto o descendiendo para encontrarse con el primer pase y trasladar el balón hacia arriba.

Esto ocurre porque, como Leo, sobre el campo De Jong más que una posición es un rol. Antes que interior, mediocentro o falso central, Frenkie es un mandón. Un futbolista que necesita que en los dos primeros tercios del campo pasen por sus pies el mayor número de balones posible. Ser el dueño de toda la horizontal que recorre la línea divisoria y que corta el círculo central. Este es un papel que durante varias temporadas al neerlandés le costó representar, un poco porque su fútbol no llegaba a reclamarlo, y otro poco porque el mediocampo del Barça ya tenía un dueño: Sergio Busquets. Todavía al lado del de Badia, sin embargo, últimamente los equilibrios del centro del campo azulgrana empezaron a cambiar, dando cada vez más peso a De Jong en detrimento del hoy mediocentro del Inter de Miami. Con la salida de Sergio hacia la MLS y la llegada de Oriol Romeu para ocupar su lugar, el traspaso de poderes se ha completado (Imagen arriba). Frenkie es el protagonista de todo lo que ocurre cuando su equipo tiene la pelota entre los centrales y la zona de la mediapunta, como lo fue antes en el Ajax de Erik ten Hag.

Entonces al lado del danés Lasse Schøne, hoy su nuevo escudero es Oriol Romeu, un futbolista de menos participación que Busquets y más acostumbrado a delegar en sus acompañantes el peso de la dirección. Un pivote educado en el libro de instrucciones posicional de La Masia, canónico a la hora de interpretar su espacio en el círculo central y que de este modo ejerce de ancla en la zona media culer para que su socio pueda moverse con libertad. De Jong puede moverse porque Oriol siempre está en su lugar. A pesar de que ambos hayan compartido escuela, el ex del Girona es un pivote con diferencias notables respecto al último Busquets. Sin balón la más notable es que su capacidad física es claramente superior, lo que le permite mostrarse más eficiente en los retornos, las coberturas a banda y la defensa en campo propio. Con la pelota, sin embargo, su calidad en el golpeo está por debajo de la que mostró su predecesor. Romeu posee un buen cambio de orientación y amenaza con el disparo lejano cuando el equipo se instala arriba, pero su capacidad para filtrar pases hacia la frontal del área y encontrar por dentro a sus compañeros adelantados es más mundana.

Si el Barça necesita que Oriol sea un pasador que rompa líneas con pases tensos y verticales, cabe la opción de que el de Ulldecona se quede corto ante rivales de máximo nivel llevando al Barça a una curiosa paradoja. Y es que, sin bien las pruebas de más exigencia son aquellas que pueden demandar que Xavi aumente la calidad pasadora de la base de su cuadrado, retrasando la posición de hombres como Pedri o Gündogan para que formen al lado de De Jong, estas mismas pruebas son también las que, ante la dificultad de que el Barça ejerza su control de un modo absoluto y, por lo tanto, tenga la necesidad de adaptarse a fases de descontrol o incluso de sometimiento, pueden propiciar los escenarios donde más valor tenga la capacidad defensiva de Oriol Romeu. Cuando más necesite Xavi que su mediocentro tenga la capacidad de cerrar la frontal del área propia, de vencer en los duelos, cobrar ventaja en las disputas, recuperar la posición corriendo hacia atrás o salir a banda a cortar la progresión del rival. Las pruebas en las que, los últimos años, más ha necesitado el Barça a un mediocentro como Oriol Romeu.

– Foto: PAU BARRENA/AFP via Getty Images

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